El sabio consejo del papa Francisco sobre el papel de la mujer: "La mujer tiene un modo de ver las cosas distinta a la del hombre"

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A lo largo de su pontificado, el papa Francisco se caracterizó por transmitir mensajes cargados de sentido común, humanidad y una profunda conexión con la vida real. En una de sus intervenciones más recordadas, dejó una reflexión sobre el papel de la mujer que, tras su fallecimiento, resuena con más fuerza que nunca.

“El mundo no puede ir adelante si no hay complementariedad y si no hay reciprocidad entre el hombre y la mujer”, afirmó Francisco en un discurso marcado por la naturalidad y la cercanía, del documental 'El Papa Francisco: un hombre de palabra', que compartían en la cuenta de TikTok de @movistarplus. Para ilustrarlo, compartió una experiencia personal: en varias reuniones sobre asuntos importantes, había notado una diferencia sustancial entre las aportaciones realizadas por hombres y mujeres.

“La mujer tiene un modo de ver las cosas distinta a la del hombre”, aseguraba en su mensaje en el vídeo. Y añadía que, en esas consultas, el aporte de las mujeres resultaba “impresionantemente rico” y fundamental para alcanzar soluciones más completas y equilibradas.

Para el papa Francisco, el aporte de las mujeres no era solo complementario, sino indispensable. “Un mundo sin la conducción, el consejo y la visión de una mujer no puede ir adelante”, recalcó. Según su visión, la colaboración entre hombres y mujeres no era un asunto opcional, sino la base necesaria para construir sociedades verdaderamente humanas, justas y solidarias.

Su mensaje, alejado de los formalismos, insistía en reconocer que cada mirada aporta matices únicos, y que la plena participación de las mujeres en todos los ámbitos no era solo un derecho, sino una necesidad vital para el progreso colectivo.

Más allá de estas palabras, el papa Francisco se ha caracterizado siempre por su defensa de un mundo más inclusivo, sensible a las voces de quienes tradicionalmente han sido silenciados o marginados. A lo largo de su pontificado, insistió en la importancia de dar protagonismo no solo a las mujeres, sino también a los más vulnerables: los pobres, los migrantes, los ancianos, las personas excluidas de la sociedad.

Hoy, sus palabras siguen resonando como un recordatorio esencial: avanzar hacia un futuro mejor exige valorar todas las perspectivas, especialmente aquellas que durante siglos fueron invisibilizadas. Porque, como él mismo advirtió, sin la mirada de la mujer, el mundo simplemente no puede avanzar.