Si te tiñes en casa, esto es todo lo que le puedes estar haciendo a tu pelo
El precio y el tiempo que nos ahorramos decolorándonos el pelo en casa es casi tan tentador como los resultados que los cosméticos prometen en su packaging noventero, pero ¿es saludable?
Cuando das con tu coloración perfecta y memorizas el número exacto de tu tinte, además de ahorrarte unos valiosísimos segundos en la compra mensual, también te conviertes al instante en una fiel defensora del tinte casero -que no hecho en casa-. Tú decides cuándo y dónde, y puedes matificar tu tono o incluso ocultar tus canas en cuestión de minutos.
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Pero abaratar costes y reducir los tiempos no son hábitos que adquirir si te tiñes en casa porque el resultado, lejos de conseguir un acabado profesional, puede arrojar una coloración irregular o incluso quemar el cabello.
Pensar antes de actuar
En plena renovación de la coloración en aceite, recurriendo a técnicas más naturales y menos invasivas para el cabello, los tintes especialmente desarrollados para su uso doméstico también pueden estar elaborados con este tipo de técnicas. Y es que precisamente en la elección del tinte adecuado es donde cometemos el primer fallo.
Si conseguir explicarle al peluquero cuál es el color con el que hemos soñado puede ser una tarea complicada, convertirnos en Matisse para dar con el color ideal a la hora de comprar el tinte, equivale a una clase de matemáticas avanzadas.
El truco está en la mesura. Nunca optes por los tonos muy intensos y ten en cuenta la advertencia del packaging del tinte, donde se indica el acabado que se logra según el color de nuestro pelo. No te vamos a mentir, dar con el rubio de Jennifer Aniston es básicamente imposible, lo mismo que conseguir transformar una melena azabache en una rubia platino. Comienza incluyendo color poco a poco, tinte a tinte y recuerda que los componentes de los tintes caseros no pueden lograr la misma intensidad que los profesionales.
Y de la mano de la intensidad del tinte que compremos suelen estar su precio y calidad. No abarates costes y busca marcas que te aporten seguridad, así como tintes que no dañen el cabello y tengan un plus de hidratación para que el pelo no se reseque. Los tintes de farmacia también son una opción segura.
¿Cómo está mi cabello?
Además de la calidad del tinte, la salud, tipo y estado de nuestro cabello determinarán el mayor o menor éxito de la coloración. Otro de los fallos más habituales es teñir un cabello que está dañado o extremadamente seco. Los tintes son muy agresivos, lo que agravará el daño en los cabellos porosos, terminando en puntas abiertas y rotura.
Vale, el pelo tiene que estar sano e hidratado, para lo que una correcta rutina de cuidado capilar, el saneamiento regular o los tratamientos intensivos son grandes aliados. Pero tampoco hay que olvidarse del estado del cabello justo antes de aplicar el tinte. Para que el color penetre en el cabello y la intensidad sea mayor, el pelo no debe estar completamente limpio, es decir, no es recomendable aplicar un tinte justo después de lavar el pelo, es preferible lavarlo el día anterior a la coloración.
Manos a la obra
Después de haber elegido el tinte y tener el pelo acondicionado, es conveniente tener a mano las herramientas necesarias para proteger y teñir. Aunque la mayoría de los tintes incluyen un bol para hacer las mezclas, una brocha y unos guantes, nunca está de más recordarlo. Los tintes suelen estar compuestos por productos muy fuertes, capaces de teñir la piel, así que para evitarlo, además de seccionar el cabello y utilizar las clásicas pinzas del pelo de toda la vida para sujetar el mejunje, debes recordar poner límites al color.
Para no manchar la zona más próxima al nacimiento del cabello, es decir, la frente, la nuca o las patillas, puedes pasar un poco de vaselina para así evitar que el tinte se salga de sus limitaciones y se adhiera a la piel. Los guantes de plástico también cumplen la función de protegernos del tinte, así que, aunque te resulte complicado trabajar con ellos, haz tuyo aquel mítico eslogan de 'póntelo, pónselo' y no corras riesgos. Todo el mundo ha visto los dedos decolorados de un peluquero... Además, algunos tintes pueden generar reacciones alérgicas sobre la piel.
Otro truco salvavidas, o mejor dicho salvaropa, es teñirse el pelo llevando solo una camiseta vieja. Por más cuidado que le pongas, te vas a manchar, es un hecho, así que prevenir es la única solución. También puedes hacerlo quedándote en ropa interior, pero siempre hazlo con aquella que esté más usada y te dé menos pena estropear. Teñirse el pelo con la ropa habitual y perderla para siempre es uno de los errores más habituales.
Una cuestión de tiempo
El último error, pero NO por ello menos importante, es el tiempo de espera. Jugar a la química y creer que el mejunje que aplicamos sobre nuestro cabello funciona igual que un guiso de madre que 'te va pidiendo' una cosa u otra puede convertir tu coloración en un desastre pasado de tiempo y que haya quemado tu cabello o directamente actuar como un baño de color tan sutil que en un par de lavados desaparecerá. Respeta los tiempos indicados en el envase del tinte y no juegues a ser peluquera, tómate las instrucciones como el prospecto de un medicamento o de un cosmético.
Todo está dicho, prepara el pelo lavándolo el día anterior, no sacrifiques tu mejor ropa, cómprate un buen tinte de un color natural, protege tu piel y conviértete en tu estilista de última hora.
Cuando das con tu coloración perfecta y memorizas el número exacto de tu tinte, además de ahorrarte unos valiosísimos segundos en la compra mensual, también te conviertes al instante en una fiel defensora del tinte casero -que no hecho en casa-. Tú decides cuándo y dónde, y puedes matificar tu tono o incluso ocultar tus canas en cuestión de minutos.