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Diego G. Azpiroz (Pescaderías Coruñesas): “Con Madrid Teatro vamos a devolverle a la ciudad lo mucho que nos ha dado”
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PLANES DE FUTURO

Diego G. Azpiroz (Pescaderías Coruñesas): “Con Madrid Teatro vamos a devolverle a la ciudad lo mucho que nos ha dado”

Dirige los destinos de Pescaderías Coruñesas, grupo familiar de empresas con restaurantes, catering, huerto y negocio de distribución y venta de lo mejor del mar. Su próximo proyecto elevará el corazón noble de Madrid a lo más alto

Foto: Diego García Azpiroz, director general de Pescaderías Coruñesas, un hombre reservado y con una gran capacidad de trabajo. (Cortesía)
Diego García Azpiroz, director general de Pescaderías Coruñesas, un hombre reservado y con una gran capacidad de trabajo. (Cortesía)

“Soy el que da la cara, pero Pescaderías Coruñesas somos tres: Marta, Paloma —mis hermanas— y yo”. A Diego García Azpiroz (Madrid, 1977) no le gusta el protagonismo ni salir en la foto. En esencia, es un hombre reservado, amable y con una gran capacidad de entrega. Estudia Empresariales y, con 22 años, entra en el negocio familiar. Poco después, la enfermedad de Norberto, hermano mayor a quien el padre —el mítico Evaristo— había comenzado a dar el relevo, le sitúa al frente de todo.

Hoy, los García Azpiroz ultiman su siguiente gran proyecto, Madrid Teatro, un superhotel de lujo con teatro incluido en Canalejas, la plaza más increíble y mágica del centro de la capital.

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placeholder Fotografías de Nacho Uribesalazar para Casa Decor 2021. (Cortesía)
Fotografías de Nacho Uribesalazar para Casa Decor 2021. (Cortesía)

“Con Madrid Teatro vamos a devolverle a la ciudad lo mucho que nos ha dado”, expone a modo de declaración de intenciones nuestro protagonista. En verdad —es nuestra opinión— lo mejor del hotel Four Seasons y el JW Marriott es que miran a los preciosos edificios Casa de Allende, Meneses y al Teatro Reina Victoria, los tres inmuebles que volverán a llenarse de vida con Madrid Teatro.

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placeholder Fotografías de Nacho Uribesalazar para Casa Decor 2021. (Cortesía)
Fotografías de Nacho Uribesalazar para Casa Decor 2021. (Cortesía)

Habéis comprado la esquina más bonita de Madrid, la conformada por los tres inmuebles simbólicos de la plaza de Canalejas con Carrera de San Jerónimo, de la que emergerá un hotelazo, un nuevo teatro y un gran —como no podía ser menos— restaurante. ¿Por qué este proyecto?

Canalejas, Carrera de San Jerónimo, Príncipe, Echegaray, Cervantes, Lope de Vega, Huertas… Lo que hoy conocemos como el barrio de Las Letras fue el barrio de la infancia de mi padre. Él vivía y trabajaba en la calle León. La Astorgana era la gran pescadería del barrio y mi padre era el que llevaba el género a los hoteles, a los restaurantes y a las casas particulares. En una de sus fotos de joven más especiales se ve justo detrás Casa de Allende.

Nosotros, cuando éramos críos, quedábamos con los amigos en Canalejas, justo en el portal de Casa de Allende, que era la sede de Crédit Lyonnais. Era nuestro punto de encuentro.

Con la reforma del edificio de Banco Español de Crédito para albergar el Four Seasons, quisimos abrir un restaurante en la esquina que ahora ocupa Hermès, pero no cuajó.

En 2011, en plena crisis inmobiliaria, surgió la oportunidad de comprar Casa de Allende —encargada al arquitecto Leonardo Rucabado por Tomás de Allende e inaugurada en 1920—. Compramos al precio del momento, que evidentemente no es el de ahora. Confieso que esos días me llevé un chaco porque yo pensaba que Casa de Allende y el edificio Meneses eran el mismo, pero no. (Risas). Casualmente, al poco tiempo pusieron a la venta Meneses. Estaba escrito.

Cinco o seis años después surgió la operación del teatro, que había sido de Enrique Cornejo; nosotros se lo compramos a Carlos Sobera. El teatro —que es de la misma época que Casa de Allende— dio forma a un triángulo perfecto.

placeholder Diego García Azpiroz en su restaurante Desde 1911, poseedor de una estrella Michelin y dos soles Repsol. (Cortesía)
Diego García Azpiroz en su restaurante Desde 1911, poseedor de una estrella Michelin y dos soles Repsol. (Cortesía)

En 2021, tuvimos la oportunidad de conocer por dentro Casa de Allende gracias a Casa Decor y pudimos comprobar que el inmueble está en perfectas condiciones.

El edificio está perfecto, realmente sorprende lo bien que está. El estudio que va a llevar a cabo el proyecto es RCCyP, responsable de la rehabilitación de muchos edificios simbólicos de Madrid, sobre todo de Gran Vía, y lo firma la arquitecta Sara Martín Madruga. El estudio nos comenta que esta obra es la que menos problemas le va a plantear. Tiene tres patios de luces decorados como si fueran la fachada misma, con balconadas y vidrieras preciosas. Es un edificio con una riqueza impresionante.

Para nosotros lo más importante es la integración de los dos edificios con el teatro, porque queremos darle a la ciudad un proyecto realmente muy singular. En toda Europa, en la mejor zona de la ciudad, no hay un hotel con un teatro clásico de estas características. El Reina Vitoria, a principios del siglo XX, fue el teatro más moderno de su época: la cubierta se abría, la platea se podía subir o bajar, estaba lleno de ingenios nunca antes vistos. Era brutal. Para nosotros es la pieza clave de todo este proyecto que va a gestionar UMusic Hotels, división propiedad de Universal Music. La idea es empezar la obra ahora, en 2025, para, si todo va bien, abrir en 2027. El hotel va a tener 69 habitaciones y el gran restaurante que no pudimos abrir en la esquina del antiguo Banco Español de Crédito.

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En estos días habéis editado, junto a Planeta Gastro, ‘Agallas’, un precioso libro con la historia de Pescaderías Coruñesas, que es tanto como decir la historia de tu abuelo, de tu padre, de tu madre y de sus cuatro hijos. ¿Qué te enseñó tu padre?

Mi padre era una persona muy trabajadora y muy inteligente, tenía una inmensa inteligencia emocional. Desde los 9 años estuvo trabajando y peleando. Nos enseñó la importancia del trabajo bien hecho, pero, sobre todo, la importancia de la palabra dada. Eso y a ser buenos en los negocios. (Risas).

Era un líder nato, tenía mucha mano izquierda y siempre nos repetía su refrán favorito: “Más moscas se cogen con miel que con hiel”. Empatizaba con todo el mundo al instante, pero sobre todo era una persona humilde y buena; sabía de dónde venía y a dónde quería llegar.

Tanto él como mi madre nos enseñaron desde muy pequeños que aquí estamos todos para servir. De una manera u otra, todos servimos a alguien o a algo. Servir no es algo indigno. Nosotros estamos al servicio de nuestros clientes.

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placeholder Fotografías de Nacho Uribesalazar para Casa Decor 2021. (Cortesía)
Fotografías de Nacho Uribesalazar para Casa Decor 2021. (Cortesía)

Y de vuestra madre, ¿qué aprendisteis?

Ella nos transmitió unos valores familiares muy fuertes. Hay que pelear y pelear por la familia, pelear por estar juntos, pelear para no dejar de quererse nunca.

¿Cómo fue la historia de amor entre Evaristo y Juliana?

La suya fue una historia muy curiosa. Mi padre vendía en exclusiva las Angulas Aguinaga, sociedad anónima resultante de la unión de todos los anguleros de la zona. Mi madre pertenecía a una de esas familias y trabaja recepcionando pedidos. Se conocieron por teléfono, por un fijo que no siempre funcionaba bien y que comunicaba mucho. Hasta que un buen día mi madre y el abuelo Azpiroz vienen a Mercamadrid a hacer negocios. Se conocieron en persona, porque hablando llevaban muchos meses, y en menos de un año se casaron en San Sebastián, en el Hotel María Cristina. Para la mayoría de los García, aquella boda supuso su primer viaje en avión. Hablamos de 1971.

placeholder Fachada de Pescaderías Coruñesas en el número 6 de la madrileña calle Recoletos en 1956. (Cortesía)
Fachada de Pescaderías Coruñesas en el número 6 de la madrileña calle Recoletos en 1956. (Cortesía)

La prematura muerte de Norberto, el hermano mayor, te sitúa al frente del negocio. ¿Pasaste miedo?

Mi hermano y yo trabajábamos codo a codo, teníamos dos caracteres muy diferentes, pero nos compenetrábamos realmente bien. Su muerte me puso al frente, pero el negocio siempre ha sido de los cuatro, los cuatro lo trabajamos. Paloma abrió Filandón, Marta también lleva los restaurantes. Estamos todos en todo, apoyándonos siempre.

¿Miedo? No, nunca; supongo que cuando eres joven eres más consciente, pero no recuerdo haber tenido ningún miedo. Había que tirar para adelante, no quedaba otra, así que: a por ello. También es cierto que ahora, cuando miro atrás, no sé cómo me atreví a tomar algunas decisiones.

¿Cómo es tu día a día?

Me levanto a las cinco y media. Lo prefiero porque a esas horas no hay tráfico y en el despacho son las más productivas, porque nadie te requiere, nadie llama. En Pescaderías Coruñesas somos poco más de 500 empleados. Me encanta la tranquilidad de esas primeras horas; luego ya no paro quieto en todo el día.

“De lo que más orgulloso estoy es que, durante la pandemia, garantizamos a los empleados que su sueldo se mantendría intacto —aun con todos los restaurantes cerrados—. Les dijimos que la empresa iba a estar ahí y cumplimos”, Diego García Azpiroz

Los hermanos trajisteis la modernidad a la empresa.

Introdujimos la venta online, que al principio era algo muy residual, pero llegó pandemia y nos pilló con varios años de venta online a nuestras espaldas. De repente, todos los días parecían Navidad. Ahora las ventas no son como durante la pandemia, pero, exponencialmente, son muy superiores a las que teníamos antes.

De lo que más orgulloso estoy es que garantizamos a los empleados que su sueldo se mantendría intacto —aun con todos los restaurantes cerrados—. Les dijimos que la empresa iba a estar ahí y cumplimos.

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Del libro 'Agallas'. (Planeta Gastro)

En 1966, tu padre compró su primer restaurante, La Trainera, en la calle Lagasca. Después fueron viniendo El Pescador, O’Pazo, Filandón y el glorioso Desde 1911. ¿Por qué se metió en el mundo de la restauración con lo bien que le iba con la distribución y venta de pescado y marisco?

Yo lo veo como un paso natural. Mi padre iba con su cesta al hombro por Madrid llevando a las cocinas de los mejores hoteles y restaurantes el pescado. Ahora ya no se hace, pero antes los pescaderos limpiaban el género en las cocinas de los hoteles y los restaurantes. Mi padre compartía muchísimo tiempo con los cocineros y solía comer con ellos el menú del personal, le invitaban porque todos le querían. No era rico, pero comía todos los días en el Ritz, el Palace, el Lhardy o en Jockey. (Risas). Tener restaurantes era su ilusión y la hizo realidad.

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placeholder Restaurante Desde 1911, la joya de la corona de Pescaderías Coruñesas. (Cortesía)
Restaurante Desde 1911, la joya de la corona de Pescaderías Coruñesas. (Cortesía)

Hablemos de vuestra aventura más romántica. ¿Por qué compráis Lhardy en 2021?

Efectivamente, fue una compra muy emocional. Lhardy estaba en una situación económica muy difícil. Al margen de ser sus proveedores durante toda la vida, nosotros conocíamos a la familia desde siempre. Si Lhardy ha llegado intacto hasta nuestros días, ha sido gracias al buen hacer de Milagros Novo, que se merece todo nuestro reconocimiento. Lo que ella consiguió —mantener intacto un negocio de 1839— es dificilísimo.

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Lhardy: ayer, hoy y siempre. (Cortesía)

Mi padre ya no vivía cuando compramos Lhardy, pero, no me cabe la más mínima duda, le habría hecho una ilusión enorme verlo; aquel chico humilde que llegó de Combarro, del pueblo, el mismo que le llevaba el pescado a Lhardy, acaba comprando el negocio a través de sus hijos. La firma fue muy complicada, había dieciséis herederos. Entramos en el notario a las diez de la mañana y salimos a las siete de la tarde.

Me gusta imaginar a mi padre, con 9 años, entrando por primera vez en Lhardy, tuvo que quedar deslumbrado. Nuestro compromiso es que Lhardy nunca deje de brillar, por Madrid y por Milagros. Ella, casi todos los jueves, nos visita y su cara es la felicidad misma. Si tenemos un éxito nos escribe al instante. Está muy orgullosa de su esfuerzo y del nuestro.

“Soy el que da la cara, pero Pescaderías Coruñesas somos tres: Marta, Paloma —mis hermanas— y yo”. A Diego García Azpiroz (Madrid, 1977) no le gusta el protagonismo ni salir en la foto. En esencia, es un hombre reservado, amable y con una gran capacidad de entrega. Estudia Empresariales y, con 22 años, entra en el negocio familiar. Poco después, la enfermedad de Norberto, hermano mayor a quien el padre —el mítico Evaristo— había comenzado a dar el relevo, le sitúa al frente de todo.

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