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La nueva vida blindada de Pablo Iglesias: familia, amigos y silencio desde Galapagar
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POLÍTICA

La nueva vida blindada de Pablo Iglesias: familia, amigos y silencio desde Galapagar

Desde el martes 4 de mayo, el exlíder de Podemos no se ha pronunciado ni siquiera en Twitter. Podría cobrar una cuantiosa indemnización y dedicarse un tiempo a su familia

Foto: Pablo Iglesias. (Reuters)
Pablo Iglesias. (Reuters)

Y de pronto se hizo el silencio. Tras semanas de larga y bronca campaña electoral, Pablo Iglesias se ha ido, para siempre, dice, y se ha callado. Desde el 4 de mayo, día de las elecciones, no ha aparecido. Ni siquiera en su adorado Twitter, donde nos ha dado tardes de gloria.

Ese día, el martes electoral, tuiteó ocho veces, todas retuits menos un tuit personal en el que agradecía a los ciudadanos su participación en la jornada. Llevaba tiempo Iglesias rumiando su salida, cansado en parte de que su vida privada fuera objeto de deseo de prensa y tertulianos.

Ahora, con el anuncio de su retirada, el exlíder de Podemos se refugia en su familia y amigos. Allí en Galapagar, en su ‘conflictiva’ casa, cuya compra tuvo que someter incluso a votación de su partido ante las críticas, pasa estos días de reflexión.

Han sido años de ser el centro mediático. Tanto que su casa se había convertido en lugar de 'peregrinación' de sus detractores, que aparecían como gota malaya a diario a decirles ‘de todo’ a las puertas de la vivienda. Su mujer, la ministra Irene Montero, ha llegado a cambiar sus rutinas para evitar encontrarse con protestas y ha dejado de dormir bien, afectándole incluso al trabajo, ha dicho, por el “miedo” que sentían.

Denuncia

La cuestión no es broma: la pareja presentó una denuncia formal en los juzgados para intentar frenar el “hostigamiento” al que, según dijeron, estaban siendo sometidos. Sus hijos, pequeños, veían cómo día sí día también insultaban a sus padres por la calle e incluso muchos amigos de la pareja decidieron dejar de ir a la casa por temor a encontrarse con alguno de estos ‘manifestantes’.

Hace ya tiempo que Iglesias tenía en mente su retirada de la política. Lo dijo incluso antes de ser vicepresidente. En una entrevista en 'La Razón', en noviembre de 2019, declaró que quería entrar en el Gobierno y después dejar la política activa.

placeholder Pablo Iglesias, con uno de sus perros. (Twitter)
Pablo Iglesias, con uno de sus perros. (Twitter)

Lo que tendrá es tiempo para decidir, porque cuando un miembro del Gobierno deja de serlo porque es cesado o porque ha dimitido tiene derecho a cobrar una indemnización, algo a lo que, por ahora, Iglesias no ha renunciado. Según la Ley de Presupuestos Generales del Estado de 1981, en su caso tiene derecho a una indemnización temporal del 80% de su sueldo como vicepresidente segundo. Y es un monto que cobraría el mismo tiempo que haya ejercido su cargo, hasta un máximo de dos años.

Volver al pasado

Son muchas las especulaciones que han aparecido sobre su futuro laboral. Podría volver al periodismo, algo que se le daba muy bien antes de ser candidato de Podemos y que le convirtió en asiduo en La Sexta. Tenía también su programa de entrevistas en La Tuerka, un canal independiente en streaming. Sin olvidar, además, su empleo como profesor interino a tiempo parcial en la Complutense, su universidad.

placeholder Pablo Iglesias, en La Tuerka.
Pablo Iglesias, en La Tuerka.

En su currículum oficial aparecen numerosas colaboraciones de Iglesias en medios y talleres: ha dado clases en diferentes asignaturas; ha sido director y docente en un amplio número de cursos y diplomas de cine y política; ha escrito artículos en medios como 'Kaosenlared', 'Diagonal' y 'Rebelión'; y ha participado en grupos de investigación de Ciencias Políticas.

A todo ello podría volver, o dar un paso hacia adelante y crear algún proyecto, como se ha dicho, con Jaume Roures, presidente y fundador de Mediapro. El tiempo lo dirá, ahora mismo él no habla, no cuenta, y su entorno lo ha blindado, conscientes de que cualquier movimiento será objeto de debate. De nuevo.

Mientras, Pablo Iglesias se refugia en silencio en Galapagar, en esa casa con jardín y piscina que podrá disfrutar más que nunca, junto a su mujer y sus tres hijos. Alejado del ruido que ha ensordecido el debate político estas últimas y largas semanas.

Y de pronto se hizo el silencio. Tras semanas de larga y bronca campaña electoral, Pablo Iglesias se ha ido, para siempre, dice, y se ha callado. Desde el 4 de mayo, día de las elecciones, no ha aparecido. Ni siquiera en su adorado Twitter, donde nos ha dado tardes de gloria.

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