Enrique Ponce se retira: el mundo del toro habla de su inesperado adiós
Su adiós a los ruedos ha cogido a todos sin capote, ha resultado tan inesperado como cuando Curro Romero, después de torear un festival, dijo que lo dejaba a las 22:20 h de un 22 de octubre de 2000
Era menudo: delgado y diminuto. Apenas llegaba a los burladeros, tenía que asomarse por las troneras si quería ver al otro lado de las tablas. Pero sus condiciones eran extraordinarias. Así lo supo ver Juan Ruiz Palomares, el hombre que confió en él desde sus comienzos y que ha estado a su lado cada vez que el maestro lo quiso; o sea, siempre. Porque lo de Victoriano Valencia vino después, cuando Enrique empezó su noviazgo con su hija, Paloma Cuevas, una relación que ha durado 24 años y que ha dado dos hijas al matrimonio, hoy en fase de divorcio.
El adiós a los ruedos de Enrique Ponce ha cogido a todos sin capote, ha resultado tan inesperado como cuando Curro Romero, después de torear un festival en La Algaba, dijo de repente en RN: “Que me quito del toreo, Fernando, que lo acabo de decidir”. Eran las 22:20 h del domingo 22 de octubre del año 2000. La noticia se la daba a Fernando Fernández Román, entonces director del programa de toros de RNE.
En esta ocasión, Ponce ha anunciado su adiós de una manera bien diferente: enviando una nota de prensa a los medios, un comunicado escueto y de agradecimiento. Sin más. Lo ha hecho después de cortar trofeos en Castellón y León, este pasado fin de semana. El martes 29 de junio estaba anunciado en el coso de Burgos, junto a Roca Rey y Emilio de Justo. El cartel anunciante del festejo quedará para coleccionistas, no hay duda.
Gracias afición ! pic.twitter.com/qWT8ssKieK
— Enrique Ponce (@EPonceOficial) June 28, 2021
La decisión, muy inesperada para el mundo del toro -compañeros y profesionales-, parece ser meditada y consecuente con el momento personal que el veterano diestro está viviendo desde la pasada temporada, desde que se hizo pública su relación con Ana Soria, la joven estudiante de Derecho con la que convive desde hace meses en Almería, ciudad natal de ella.
En sus más de 30 años como matador de toros, el valenciano ha protagonizado tardes de gran relevancia, tardes épicas, como aquella memorable en la que ha sido su plaza talismán -Bilbao-, con los toros de Victorino Martín, una divisa con la que el valenciano se ha llegado a anunciar en casi medio centenar de paseíllos.
Hablan los profesionales
Victorino Martín, admirador del diestro de Chiva, a quien considera un torero de corte clásico y con la ortodoxia que mandan los cánones en sus maneras, no descarta que Enrique vuelva a vestir el traje de luces algún día, “aunque sea solo para despedirse, quizá una sola tarde”, comenta el ganadero. Para él, “insustituible no hay nadie, pero el lugar de Ponce es difícil de ocupar. Hay toreros muy interesantes: Roca Rey, que ya está consolidado, o el mismo Emilio de Justo”, matiza Victorino.
Por su parte, Toño Matilla ha sido el último empresario en contratarlo, justo el pasado fin de semana: el sábado, en la plaza de Castellón; en la de León, el domingo. “Me he quedado helado. Cuando anoche oí la noticia, dije ‘no puede ser’. Enrique estuvo fenomenal, nada hacía sospechar la decisión que, pienso, ya debía tener tomada”, comenta un Matilla todavía incrédulo. Se da la circunstancia de que las dos últimas orejas que ha cortado Ponce han sido a un toro, precisamente, de la ganadería de Matilla, divisa que anuncia como García Jiménez.
El empresario salmantino, hombre discreto hasta decir basta y gran conocedor del mundo del toro y de su gente, siempre ha mantenido una relación cordial y de amistad con el diestro valenciano: “Ojalá hubiera muchos como Ponce. Enrique ha sido muy consecuente con sus circunstancias. Era, es, un perfil único. Le vamos a echar de menos. Espero que cuando él así lo quiera, vuelva”.
Toño Matilla sabe que la temporada es la que es, que la actual situación de pandemia no ayuda a la celebración de festejos y que los toreros tienen bastante limitadas sus actuaciones. Los números y récords forman parte de épocas pasadas: “Desconozco cuántas tardes tenía contratadas EP, pero fueran las que fueran, vuelvo a decir que se le va a echar de menos. Enrique siempre ha sido muy buen compañero y buen amigo. Solo nos queda respetar su decisión”.
José Miguel Arroyo, Joselito, fue el padrino de alternativa de Enrique Ponce, el 19 de marzo de 1990, en la plaza de Valencia. Los dos fueron rivales en los ruedos, pero siempre se respetaron. Joselito se retiró en 2003 después de haber conseguido todo como figura del toreo. Hoy, además de apoderado de Alejandro Talavante, se dedica al campo, a dirigir sus fincas entre Extremadura y Talavera. Desde esta última reconoce que los méritos de Ponce como matador de toros han sido muchos. “Pero, en mi opinión, Enrique no está en ese momento en el que te entregas al cien por cien al toro. Cuando tienes la mente en otro sitio es cuando un toro te puede llevar p'alante y hacerte mucho daño, no solo físico, sino también emocional. Y ese daño te aseguro que te deja muy marcado, es un daño difícil de superar. Si ha tomado ahora esta decisión, me alegro por él, porque lo veo fuera desde hace ya un tiempo. Aunque pienso que volverá”.
Pablo Lozano, empresario, ganadero y apoderado, califica al torero de Chiva como un diestro “que ha cubierto y sobrepasado todos los límites en cuanto a perdurabilidad. En ese sentido, creo que es irrepetible. Ninguna figura es sustituida por otra, Ponce tampoco. Su historia está escrita y es diferente a la de los demás. Ha estado más de 30 años entre los primeros, mandando en la Fiesta. Su torero, también su personalidad, es sencillamente impresionante”, manifiesta Lozano.
Si bien se dice que los vacíos no se llenan hasta que no se producen, para el empresario madrileño, sin embargo, será “el tiempo, afortunadamente”, el que ayude a llenar el vacío dejado por EP: “Nuevos toreros podrán ocupar ese hueco y el de otros que de manera natural se vayan marchando. Así ha sido siempre. Además, he de decir que los aficionados siempre han tenido en Ponce un fiel referente en cuanto a capacidad. Ha sido un torero extraordinario en el más amplio sentido del término”.
Lozano no encuentra la razón que ha llevado a Ponce a tomar la decisión de retirarse de los ruedos, de manera indefinida, por el momento. “Le vi el otro día en Castellón, estuve hablando con él y para nada noté que estuviera melancólico o con el ánimo mal. Por eso me he llevado una sorpresa mayúscula”.
El apoderado y empresario Luis Álvarez fue el taurino que lo anunció en las Fallas de 1990, para su doctorado. “Tuve que hacerme empresario del coso valenciano, para poder poner dos tardes a Enrique en aquel ciclo”, recuerda Álvarez. “Creo que está pasando un bache personal importante, por la separación de Paloma. Para mí ha hecho mal, porque pienso que no se debería haber retirado. Pese a los años, él está en un gran momento, taurinamente hablando”.
Para Luis Álvarez, quien considera a Enrique Ponce un “torero sensacional”, el vacío que va a dejar lo van a ocupar diestros como "Morante de la Puebla, Roca Rey, Manzanares o el Juli, que está en plena madurez como matador de toros. Y no quiero dejar de decir que la trayectoria de Enrique, tanto de novillero como de matador, ha sido impecable”, subraya para Vanitatis el empresario taurino.
Era menudo: delgado y diminuto. Apenas llegaba a los burladeros, tenía que asomarse por las troneras si quería ver al otro lado de las tablas. Pero sus condiciones eran extraordinarias. Así lo supo ver Juan Ruiz Palomares, el hombre que confió en él desde sus comienzos y que ha estado a su lado cada vez que el maestro lo quiso; o sea, siempre. Porque lo de Victoriano Valencia vino después, cuando Enrique empezó su noviazgo con su hija, Paloma Cuevas, una relación que ha durado 24 años y que ha dado dos hijas al matrimonio, hoy en fase de divorcio.