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25 años de la boda de Cuevas y Ponce: hablamos con los invitados que la vivieron
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FUE UN ACONTECIMIENTO ÚNICO

25 años de la boda de Cuevas y Ponce: hablamos con los invitados que la vivieron

Nombres conocidos de nuestro país vivieron desde dentro la boda más mediática de 1996 que unió a Paloma y Enrique. Ahora nos desvelan detalles y recuerdos de aquel momento

Foto: Enrique Ponce y Paloma Cuevas. (Getty)
Enrique Ponce y Paloma Cuevas. (Getty)

Nadie podía imaginarse que este año Paloma Cuevas y Enrique Ponce vivirían su aniversario de boda por caminos completamente separados.

Este domingo 25 de octubre, hace 25 años que el torero y la licenciada en Empresariales se dieron el ‘sí, quiero’ en la catedral de Valencia, la tierra natal de Ponce, en una boda que fue considerada el enlace del año.

Aunque Paloma o Enrique volvieran hoy a contraer matrimonio con nuevas parejas (se ha hablado de planes de boda del torero con su novia, Ana Soria), sería difícil que ninguna de ellas pudiera superar o igualarse a aquella celebrada en 1996, no solo por el hecho de que cada boda es única, sino porque la de ellos fue irrepetible por varios motivos.

Foto: Paloma Cuevas y Enrique Ponce. (Getty)

Ambos se encontraban en su momento más dorado. Él era uno de los toreros más aclamados en un momento en el que el mundo taurino no era tan criticado como hoy. Ella era la bella hija de uno de los empresarios taurinos más importantes, Victoriano Valencia. Jóvenes, guapos, ricos, exitosos. Era un amor idílico y primerizo que acaparó toda la atención. Sus relaciones con las altas esferas de la sociedad también. Así, el enlace tuvo todos los ingredientes para ser memorable.

placeholder Enrique Ponce y su esposa Paloma Cuevas, en una imagen de archivo. (EFE)
Enrique Ponce y su esposa Paloma Cuevas, en una imagen de archivo. (EFE)

La pureza del enlace, perfecto para encajar en los protocolos y rituales de la Iglesia católica, y la importancia de los nombres en el mismo, lograron que el mismísimo Papa felicitara a los novios. Tras terminar la ceremonia, el cura leyó un telegrama de felicitación que este les había enviado y entregó a la pareja un regalo del Vaticano.

Entre los más de 1.000 invitados que acudieron, muchos rostros famosos desfilaron como si de una alfombra roja de una gran gala se tratase. El cantante Francisco, que llenó de música la catedral con el ‘Ave María’, Terelu Campos, Eugenia Martínez de Irujo, Rappel, Marujita Díaz, Norma Duval, Massiel, José Manuel Soto, así como rostros del mundo taurino como Fran Rivera, Óscar Higares, Rafi Camino, Espartaco o Finito de Córdoba, fueron algunos de ellos.

Desde Vanitatis hemos podido hablar con algunos de ellos, que recuerdan el enlace con mucho cariño y como lo que fue: un gran acontecimiento social.

La pareja perfecta

Para el torero Óscar Higares, “fue la boda del año porque se trataba de una gran figura del toreo que se casaba con la hija de otro torero muy importante en su época. Era una pareja de guapos. Paloma Cuevas, guapísima, elegantísima, con un estatus social importante y fue una boda en la que estuvieron invitadas todas las personalidades de todos los ámbitos de la época: toreros, deportistas, políticos, artistas... Reunió a toda la clase social alta y a artistas del momento”.

Terelu Campos también coincide con Higares: “La boda fue maravillosa. Todo el mundo conocido en toda España estaba allí. Era una pareja tan bonita…”.

Rappel, gran amigo de la familia, no solo vivió la boda de Paloma Cuevas, sino también la de los padres de esta. Para él, el enlace entre Ponce y Paloma “fue una boda irrepetible porque fue un triunfo del amor. Fue una pareja que se casó muy muy enamorada. Para Paloma fue su primer amor y su único amor. Ya no ha tenido otro hombre en su vida. Se enamoró locamente de él y ha estado ciegamente enamorada de él toda la vida. La complicidad entre los dos en la boda, cómo se miraban, él tan pendiente de ella, los dos guapos, jóvenes… Formaban la perfección”.

placeholder Terelu Campos. (Getty)
Terelu Campos. (Getty)

El vidente cuenta cómo él fue una de las primeras personas en enterarse del noviazgo entre Cuevas y Ponce y cómo las cartas ya se lo habían descubierto tiempo atrás: “Mi madre era muy amiga de la abuelita de Paloma Cuevas. Una señora deliciosa. Cuando Paloma estaba estudiando en Boston, su abuela vino a mi casa y me pidió que le echara una manita de cartas para ver cómo veía a su nieta. En aquel momento yo le dije que Paloma se casaría con un torero guapísimo, joven y que sería en ese momento el torero más famoso. Que Paloma y este torero se enamorarían fuera de España. Llegó Navidad y los padres de Paloma se trasladaron a Colombia. Paloma se fue con ellos y es allí donde surgió el flechazo con Enrique Ponce. Ella me llamó y me dijo: “¡Has acertado. Tengo novio. Guapísimo y torero!”.

Óscar Higares recuerda el enlace “con muchísimo cariño. Fue una boda maravillosa, muy bien organizada, en la que siempre que nos juntamos los amigos lo pasamos muy bien. La verdad es que fue una boda muy bonita”.

Terelu Campos relata que la expectación en la calle fue exagerada: “Cuando llegamos a la catedral era increíble lo que allí había. La gente se había tirado a la calle a ver a los novios y los invitados. Yo llevaba una pulsera de brillantes que me había prestado la joyería Suárez y estaba aterrorizada por la cantidad de gente que me daba la mano. Pensaba: “En una de estas me quitan la pulsera”. La boda fue preciosa y la celebración fue una pasada”.

Este clamor popular también es traído a la memoria por Rappel, quien asegura que “las calles aledañas a la catedral de Valencia estaban llenas de gente”.

Terelu detalla cómo se vivió desde dentro la celebración y cuenta una anécdota con uno de los testigos de la boda, el torero José Mari Manzanares: “Fue una pasada.Todos nos hartamos de bailar. Llegamos al hotel a la 7 de la mañana y nos pusimos a desayunar. Fue una boda muy divertida. Me recuerdo bailando con Massiel. Recordando, me llama la atención hoy que yo fui de negro a aquella boda. Entonces no estaba mal visto. Yo me había separado unos meses antes de mi primer marido. Alguien en la radio, en el programa de Luis del Olmo, dijo que yo estaba liada con José María Manzanares. Yo ni lo conocía personalmente. No lo había visto en mi vida. Cuando llegué a la boda, al coger el ascensor, me lo encontré con su hija. Hubo un momento de tensión, no nos saludamos. Lo gracioso es que en el hotel nos tocó habitación con habitación. Cuando llegué al hotel después de la boda, él abrió la puerta y me dijo: ”¡Hombre! ¡Por fin nos conocemos!. ¡Nos han liado, pero por fin nos conocemos!”. Fue ahí cuando, por primera vez, conocí realmente a Manzanares”.

Rappel recuerda una boda “preciosa” en la que “toda Valencia estuvo volcada con los novios porque los dos caían muy bien”.

placeholder Rappel, en 'Ven a cenar conmigo: Gourmet Edition'. (Mediaset)
Rappel, en 'Ven a cenar conmigo: Gourmet Edition'. (Mediaset)

El vidente solo tiene palabras de cariño y halago para Cuevas: “Paloma era una niña guapísima (lo sigue siendo) y adorable, porque ella es un ser entrañable. Yo la quiero mucho y hablo con pasión de ella. Es guapa, culta, sencilla, muy humana, muy familiar…”.

Rappel no puede evitar hablar con mucha nostalgia de aquel momento, sobre todo cuando lo compara con el que ahora vive el matrimonio: “Para mí la separación ha sido un chasco. No me lo podía imaginar. Yo lo siento mucho por los dos porque ambos han formado un equilibrio perfecto y han estado muy enamorados. Sé que se respetan y se valoran mucho”.

Nadie podía imaginarse que este año Paloma Cuevas y Enrique Ponce vivirían su aniversario de boda por caminos completamente separados.

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