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Tamara Gorro y otros casos de falsa felicidad en redes: la verdad que esconde Instagram
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Tamara Gorro y otros casos de falsa felicidad en redes: la verdad que esconde Instagram

Parejas en crisis, depresión, ansiedad... La aparente vida perfecta de muchos influencers y famosos esconde una realidad muy distinta

Foto: Tamara Gorro, en Instagram.
Tamara Gorro, en Instagram.

No existe la vida perfecta. No existen las parejas perfectas. La felicidad es un estado al que todos aspiramos siempre con la sensación de que nunca llegamos a alcanzarla plenamente.

A pesar de ello, Instagram, Facebook y otras redes sociales se han convertido en un escaparate de aparentes vidas ideales, un catálogo de belleza, glamour, ostentación y alegría creado para vender una vida envidiable y deseable para todo aquel que lo observe.

Esta tendencia se eleva a la enésima potencia cuando el catálogo es creado por destacados influencers, personas que reciben fuertes ingresos económicos por mostrar sus aparentes perfectas existencias.

Foto: Tamara Gorro y Ezequiel Garay se separan. (Instagram @ezequielgaray24)

Un caso claro ha sido, durante años, el de Tamara Gorro. Con dos millones de seguidores, la reconocida influencer cuenta con lo que ella llama su propia “familia virtual”, una legión de seguidores con los que comparte toda su vida. Sus fans han sido testigos de su boda, sus intentos de embarazo, sus partos, sus inquietudes y su feliz vida en pareja y en familia.

Las muestras de amor con su marido, el futbolista Ezequiel Garay, han sido una constante hasta hace muy poco. Los momentos de absoluta complicidad entre ellos o de la pareja con sus dos hijos, también. Por eso, el anuncio que Tamara Gorro ha hecho nada más comenzar este 2022, a través de su cuenta de Instagram, donde ha comunicado que ella y Ezequiel se separan, ha sido una gran sorpresa.

Tamara Gorro llevaba tiempo advirtiendo que no se encontraba bien. Ha sufrido una depresión. No sabemos si la misma ha afectado a su matrimonio o si han sido los problemas de pareja el detonante de los problemas de salud mental que arrastra.

El caso es que su vida personal no era tan feliz como mostraba a través de vídeos e imágenes. Ahora, son muchos los usuarios de redes sociales que se preguntan hasta qué punto ejercen ciertos famosos la hipocresía en estos canales para proyectar una imagen falsa de ellos o de sus vidas con un claro interés económico.

El caso de Tamara Gorro no es el único. Otros influencers destacados que mostraban vidas idílicas en Instagram también acabaron divorciados. El caso de Pelayo Díaz es uno de ellos. El de Dulceida, otro de los rostros más conocidos en las redes sociales. Disfrutando de unas idílicas vacaciones en Ibiza junto a su marido, Andy Mcdougall, se mostraba el primero hace apenas 6 meses. Abrazados y muy cómplices, nada podía hacer pensar que tres meses después ambos anunciarían su separación.

Lo mismo ocurrió con Dulceida. La afamada influencer protagonizó una mediática boda con su pareja, Alba Paul, en 2016. Su vida en común, sus imágenes comiéndose a besos y los profundos mensajes de amor de la una hacia la otra han sido una constante en sus respectivos muros de Instagram. Nada podía hacer pensar, a tenor del escaparate que mostraban, que en octubre anunciarían su separación.

Hay perfiles menos mediáticos, famosos que no utilizan tanto sus redes sociales para mostrar su vida. Es el caso, por ejemplo, de Christian Gálvez y Almudena Cid. Pero incluso ellos han caído en la tentación de mostrar una aparente felicidad que escondía problemas. El presentador y la exgimnasta tienen perfiles de Instagram en los que no se prodigan mucho. A pesar de ello, ambos publicaron una foto en el mes de agosto pasado, con motivo de su aniversario de boda. Cumplían 11 años de casados y se mostraban felices y cariñosos. En televisión siempre han proyectado una imagen de pareja sólida. Pocos meses después de su aniversario, sin embargo, saltaba la sorprendente noticia de su separación.

Relaciones que no eran tan idílicas como nos hacían ver, es una constante en las redes sociales. Más grave resultan los casos que esconden problemas de salud mental bajo la pátina de la aparente vida perfecta.

Tamara Gorro ya confesó hace tiempo su depresión. Otras influencers que contaban, como ella, con una legión de seguidores y que constantemente mostraban su belleza física y una vida de lujo, acabaron peor. Son varios los casos de suicidios.

Uno de los más recientes es el de Kristina Dukic, una de las influencers más conocidas en Serbia. Tenía 21 años y una aparente vida perfecta. Se quitó la vida este pasado mes de diciembre tras confesar que llevaba años sufriendo bulling, siendo acosada e insultada en redes sociales. No lo soportó.

Meses antes, Dazharia Shaffer, más conocida en la esfera virtual como Bxbygirlldee, se suicidaba con tan solo 18 años. Dazharia había amasado más de un millón de seguidores en la app de vídeos TikTok. Tras la tragedia, su padre confesó que nunca había sospechado de los problemas de salud mental de su hija. "Siempre estaba muy contenta y se alegraba mucho cada vez que yo volvía a casa”, dijo.

En nuestro país, muy sonado fue el caso de Celia Fuentes, una influencer que incluso hizo sus pinitos en televisión. Se quitó la vida con 21 años. Lo hizo a las pocas horas de haber compartido una imagen en Instagram en ropa interior de la firma de Calvin Klein. "Ojalá estuviera bien, pero lo mío es todo fachada", es el último mensaje que envió a una de sus amigas.

No existe la vida perfecta. No existen las parejas perfectas. La felicidad es un estado al que todos aspiramos siempre con la sensación de que nunca llegamos a alcanzarla plenamente.

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