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50 años del enlace de Martínez-Bordiú y Alfonso de Borbón: una boda de conveniencia
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ANIVERSARIO

50 años del enlace de Martínez-Bordiú y Alfonso de Borbón: una boda de conveniencia

Tuvo lugar en la capilla de El Pardo y la unión beneficiaba a ambos: a ella porque salía del yugo paterno y a él porque de esta manera se postulaba a candidato como futuro rey

Foto: La boda de Alfonso de Borbón y Carmen Martínez-Bordiú, en 1972. (Cordon Press)
La boda de Alfonso de Borbón y Carmen Martínez-Bordiú, en 1972. (Cordon Press)

El 8 de marzo de 1972 se casaban en la capilla de El Pardo Carmen Martínez-Bordiú y Alfonso de Borbón Dampierre. El novio era nieto de Alfonso XIII, hijo del infante don Jaime, aspirante al trono de Francia y, aparentemente, también candidato al de España por su boda con la ‘nietísima’. Así se la llamaba a la novia por ser la preferida de su abuela Carmen Polo.

En aquellos años y después, cuando llegó la anulación, el supuesto acuerdo entre el marqués de Villaverde, la abuela Polo y el propio duque fue uno de los puntos que se presentaron en el Tribunal de la Rota. En 1969 ya Franco había designado como sucesor a don Juan Carlos, primo del duque de Cádiz, pero el noviazgo de la bella Carmencita podía alterar la línea sucesoria. Según un artículo de la Ley de Sucesión, Franco se había otorgado el derecho de cambiar al heredero si tal medida le parecía conveniente.

Las órdenes de la Señora

De aquellos momentos hay anécdotas que marcaban ese deseo que era aplaudido y coreado por la corte que rodeaba a la Señora, que era en realidad quien decidía los asuntos domésticos en El Pardo. Carmen Polo exigió a sus amigas que cuando se cruzaran con la nieta debían saludarla con una genuflexión, y al servicio le pidió que se dirigiera a ella como alteza. En este sentido hubo una polémica por parte de los monárquicos que apoyaban a don Juan Carlos al utilizar Alfonso de Borbón, que en aquel momento ejercía de embajador en Estocolmo, el título de príncipe y alteza real.

placeholder Carmen Polo, junto a su hija, Carmen Franco. (Dmax)
Carmen Polo, junto a su hija, Carmen Franco. (Dmax)

Por parte del marqués de Villaverde, hay múltiples anécdotas para marcar ese posible cambio de titularidad en la jefatura del Estado. En cierta ocasión, pidió en una recepción un whisky para el príncipe en presencia de don Juan Carlos y, al servírselo al hoy Rey emérito, el padre de Carmen regañó al camarero. “He dicho al príncipe”, comentó, y tomando el vaso se lo entregó a Alfonso de Borbón. A Carmen, aquella relación también le cambió radicalmente la vida: de tener que escaparse de casa para estar con sus amigos y mentir para pasar tiempo con algunos de los que fueron sus novios (Jaime Rivera, Fernando de Baviera) a no haber horario para salir con el 'embajador' Alfonso de Borbón.

Así lo contaba la propia Carmen a quien esto firma en sus memorias ‘Carmen Martínez-Bordiú. A mi manera' (Ediciones B): “Todo eran facilidades. Mi padre, de pronto, dejó de cuestionar mi vida, mis amigos y de amenazar con castigos tremendos como eran los internados. Todo cambió, y entraba y salía cuando quería sin dar explicaciones. No existía horario nocturno de a las diez en casa”.

Las fiestas, las cenas y los almuerzos organizados por Alfonso para festejar a su novia se sucedían: “¡Yo era la mujer más ilusionada y enamorada del mundo, aunque nos hubiéramos visto muy poco”.

De agradable a irresponsable

En aquellos días previos a la boda hubo unas declaraciones de Alfonso de Borbón asegurando que había encontrado al amor de su vida: “Me caso por amor. María del Carmen es la mujer con la que me gusta estar, conversar. Es vitalista, agradable, excepcional. Reúne todo lo que para mí debe tener una mujer para ser feliz con ella”. Cuando las tornas cambiaron y Carmen se fue a París para vivir con Jean-Marie Rossi, el duque y padre de sus dos hijos sustituyó estos adjetivos en el proceso de anulación por los de “insufrible, caprichosa, de vida alegre, inmadura para el matrimonio, maniática, frívola, irresponsable. Ha tenido que recibir una buena formación religiosa, eso no lo dudo, pero no se ha reflejado prácticamente en su vida”.

Foto: Jean Marie Rossi, en la boda de su hija Cynthia. (Gtres)

La boda de la nietísima formaba parte de una estrategia que no cambió el destino de España, pero sí la vida de Carmen, que se casaba recién cumplida la mayoría de edad, que en aquel momento era a los 21 años. Para muchos fue un enlace apañado e incluso así lo dejaba caer el propio hermano, José Cristóbal, tiempo después: “Fue una boda de conveniencia. Es posible que algún miembro de la familia lo viera como una manera de perpetuarse en el poder”.

placeholder Alfonso de Borbón y Carmen Martínez-Bordiú, en su boda. (Getty)
Alfonso de Borbón y Carmen Martínez-Bordiú, en su boda. (Getty)

Aunque las crónicas de la boda no hicieron mención de los líos de familia, los hubo y de órdago. Don Jaime, padre del novio, estaba divorciado de Emanuela Dampierre, madrina del enlace, y quiso que su segunda esposa, la cantante Carlota Tiedemann, fuera invitada. Oposición radical por parte de Alfonso de Borbón y de la propia Emanuela, que llegó a decir: “Si esa golfa se le ocurre aparecer, yo no voy”. Por la otra parte, Carmen Franco y el marqués de Villaverde hacía mucho tiempo que solo eran matrimonio de cara a la galería. Franco se refería a él como “ese señor que se ha casado con mi hija”.

Invitados vip

Se quiso ensalzar a los invitados internacionales y reales cuando la realidad fue de un perfil bajo. El Pardo había cursado invitaciones a todas las jefaturas de Estado y casas reales. En plena dictadura no muchos estaban por la labor de apoyar una boda con un padrino que no aceptaba la democracia. Los príncipes de Mónaco, Cristina y Désirée de Suecia, Geraldine de Albania y los hijos del dictador Stroessner formaban parte de la representación extranjera. También asistió la viuda del Aga Khan, que tuvo que pedir auxilio a Carmen Franco. Su peluquero particular se había ido de tascas la noche anterior por el Madrid de los Austrias y no conseguían localizarlo. Muchos años después, Ernesto de Hannover vivió una situación parecida y Carolina de Mónaco tuvo que entrar sola en la catedral de la Almudena, donde se celebraba la boda del Príncipe de Asturias y la periodista Letizia Ortiz.

La novia, María del Carmen Martínez-Bordiú, hizo su entrada triunfal vestida por Balenciaga y del brazo del jefe del Estado, Franco, que lucía para la ocasión el uniforme más vistoso, y con los alabarderos del regimiento guardando los flancos, llegó al altar. A las siete menos cuarto del 8 de marzo de 1972, el cardenal arzobispo de Madrid, Vicente Enrique y Tarancón, los unía ante Dios y ante los hombres para toda la vida. La 'vida' duró seis años.

El 8 de marzo de 1972 se casaban en la capilla de El Pardo Carmen Martínez-Bordiú y Alfonso de Borbón Dampierre. El novio era nieto de Alfonso XIII, hijo del infante don Jaime, aspirante al trono de Francia y, aparentemente, también candidato al de España por su boda con la ‘nietísima’. Así se la llamaba a la novia por ser la preferida de su abuela Carmen Polo.

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