Isabel Preysler y Tamara Falcó, de una ruptura sorpresa a una reconciliación inesperada

La vida sentimental del clan Preysler podría ser el guion de una telenovela, sobre todo si apuntamos a los acontecimientos vividos recientemente. Dos semanas en pleno rendimiento informativo (y siempre vía exclusiva) que así, a modo de resumen rápido, nos dejan una ruptura sorpresa y una reconciliación inesperada. A un lado, Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa poniendo punto y final a su relación, y al otro lado, Tamara Falcó e Iñigo Onieva perdonándose e iniciando el segundo capítulo de su historia de amor. Lo dicho, un culebrón con todos los giros e ingredientes necesarios.

Ante tal marejada, no nos ha quedado más remedio que pararnos, desgranar la situación y sacar conclusiones. Protagonistas absolutas de la crónica social de las últimas semanas, analizamos en qué punto se encuentran las vidas personales de madre e hija y cómo, de la noche a la mañana, una ha cambiado su estado a soltera y otra ha recuperado el título de novia del año.

Isabel Preysler: separación y nueva soltera de oro

No cabe duda que la socialité sigue siendo la 'reina de corazones', un trono que ostenta desde que, allá por 1971, se casara con Julio Iglesias y que a día de hoy mantiene intacto a golpe de exclusiva. Como la que dio el pasado 28 de diciembre a punto de concluir el año en la revista '¡Hola!' contando, para el asombro del gran público, que ella y el escritor peruano ya no estaban juntos. "Mario y yo hemos decidido poner fin a nuestra relación definitivamente", una afirmación contundente que daba carpetazo a ocho años de noviazgo y a una hipotética boda que nunca llegó.

Según la citada publicación, en esta sorprendente separación, no existían terceras personas y sí celos infundados por parte de Vargas Llosa. Esta es la versión que Isabel Preysler expuso en las páginas interiores y que fue el detonante final que aceleró su ruptura con el premio Nobel.

Un bombazo que irrumpió con fuerza en los medios de comunicación unos días antes de Nochevieja y que cambió por completo las agendas navideñas de ambos interesados. Mientras Preysler se recluía en su mansión de Puerta de Hierro, Vargas Llosa cogía un avión rumbo París para pasar estas fechas en casa de su hijo Álvaro.

A su vuelta a la capital, varios periodistas le asediaron en el portal de su nuevo domicilio y además de confirmar lo dicho por su expareja, el escritor no tuvo reparos en negar que los motivos de la ruptura fueran los explicados en '¡Hola!'. A la pregunta directa y sin rodeos de una reportera ("¿Confirma los motivos de la ruptura que son debido a sus celos?"), el peruano contestaba de forma rotunda: "No, no, no. Los motivos de la ruptura no existen, no es verdad, no son ciertos", contradiciendo por ende la versión que la socialité había dado la semana anterior en la revista.

Desde Vanitatis revelamos que la ruptura de la pareja no ocurrió en las últimas semanas y que su historia estaba rota desde verano. A diferencia de otras temporadas estivales, cuando aún había enamoramiento y en las que Preysler y Vargas Llosa eran fotografiados de restaurante en restaurante, en las playas de Marbella o visitando las casas de sus amigos, el pasado verano, ni rastro. Prácticamente no hubo fotos.

Al tiempo que las palabras del escritor a pie de calle copaban cientos de titulares, el clan Preysler estaba gestando otra doble exclusiva en su revista de cabecera: la reconciliación de Tamara Falcó e Iñigo Onieva, y la primera aparición pública de la matriarca después del anuncio de su separación. Una cita ineludible, el bautizo de su nieto Mateo, el segundo hijo de Ana Boyer y Fernando Verdasco, que transcurrió el 26 de diciembre, cuando aún no había trascendido la noticia de la ruptura de la pareja. "A mi madre la veo bien, la veo tranquila. Creo que, al final, ellos tienen que intentar ser lo más felices posibles y si separarse es lo mejor para ellos ahora, pues es lo que tenían que hacer", son las declaraciones de Ana Boyer al respecto.

Mientras el foco mediático de las últimas jornadas se centraba en su madre, Tamara Falcó, que guardaba silencio y se mantenía a la sombra, estaba ejecutando una perfecta maniobra de distracción para materializar su propia reconciliación con el empresario madrileño.

Tamara Falcó, Iñigo Onieva y el milagro de la Navidad

Sin tiempo para reponernos de la sonada ruptura entre Preysler y Vargas Llosa y con un incesante goteo de nuevos datos sobre cuándo, cómo y dónde se produjo la separación, varios medios de comunicación aseguraban que la marquesa de Griñón había retomado su relación con Onieva.

Lo que en un primer momento parecían meros rumores, acabó por confirmarse de manera oficial con la portada de la revista '¡Hola!'. Bajo el título "Historia del perdón y segunda oportunidad a su noviazgo", la pareja compartía la decisión mutua de seguir adelante con su relación. Esto sí que es un giro de guion que muy pocos se olían.

Para entender cómo la diseñadora de moda y el empresario han llegado hasta aquí, debemos retroceder en el tiempo. El 22 de septiembre de 2022 ambos anunciaron a través de sus redes sociales su compromiso matrimonial. En un alarde de romanticismo, Falcó escribió estas palabras: "Soy muy feliz, en eso se resume. Antes de conocerte me sentía completa y contenta, pero fue cruzarnos y que mi vida diera un giro a mejor, totalmente inesperado. ¡Qué locura! Pero como diría una sabia mujer: es una locura de amor…". El post de aquella inolvidable petición de mano (anillo incluido), así como la instantánea que lo acompañaba, nos transmitían que por fin la hija de Isabel Preysler había encontrado la estabilidad sentimental e iba a casarse con el hombre de su vida.

Lejos de ese idílico cuento de hadas, al día siguiente se filtra un video de Iñigo Onieva en un festival de música bailando junto a otra mujer con una actitud que nada tenía que ver con la de un hombre enamorado y, por entonces, comprometido. Él lo negó todo e incluso dijo que las imágenes eran de antes de conocer a la chef, y ella, en un principio, le creyó.

La noche de aquel horrible 23 de septiembre, Onieva confiesa la verdad y Tamara decide dejarle, devolverle el anillo de compromiso y regresar a casa de su madre. En lo digital, la diseñadora borra todo rastro de su relación y compromiso matrimonial en las redes sociales y, por supuesto, deja de seguir a su exnovio. Horas más tarde, la ruptura es un hecho y salta a la palestra: Tamara e Iñigo ya no son novios.

La chef decide proseguir con su vida y mantener todos los actos profesionales marcados en su agenda, y el 27 de diciembre aparece en una presentación dando la cara. "Aún estoy en shock. Para estar con una persona que no comparte mis valores, mejor que haya sido así. Mejor que sea ahora y no más adelante. Entiendo el amor de una manera distinta y quiero que me traten con respeto. Decidí apostar por mi exnovio, aposté por él y lo llevé hasta que realmente vi que era verdad", confesó ante el abrumador asedio de periodistas que la rodearon.

Los días pasaron y la persecución de la prensa a Iñigo Onieva y su familia aumentó. La presión es tal que el empresario decide hablar. "Pediré perdón a Tamara las veces que haga falta. Si ya es duro haberla perdido, toda esta repercusión mediática lo complica más. No tengo nada que celebrar. Lo único que quiero es volver a mis compromisos profesionales, con mi familia".

Desde ese momento, más o menos a medidos del mes de octubre, cada uno iría por su lado. Los intentos de reconquista, acercamientos y miles de disculpas por parte de Onieva no causaron ningún efecto sobre Tamara y su entorno veía imposible una reconciliación. Incluso se especuló con una posible nueva relación: Hugo Arévalo entra en escena.

"No hay mucho que contar. Hemos salido un par de veces, pero nada más. Y lo que sí puedo decir es que es un hombre 10". Esto es lo que la marquesa de Griñón explicó a Vanitatis sin confirmar, ni desmentir, que entre el emprendedor y ella había algo más que una amistad. Ahora entendemos por qué: Iñigo y ella ya habían vuelto a retomar el contacto.

La primera quedada secreta tuvo lugar a finales de noviembre. Las semanas avanzaban y ya inmersos en la Navidad, según cuenta '¡Hola!', Tamara le propuso ir juntos a la Misa del Gallo la noche del 24 de diciembre. Posteriormente, la última noche del año, Iñigo llegó en moto a la casa de Preysler para tomar las uvas, celebrar la llegada del Año Nuevo con la familia de Tamara y oficializar, de esta manera, que habían vuelto, unas pruebas gráficas que recoge en las páginas interiores la revista. He aquí 'el milagro navideño'.

La marquesa de Griñón, que ya ha confirmado a 'Diez Minutos' que ha dado una segunda oportunidad a su ex ("es verdad, hemos vuelto"), también asegura que "está bien", añadiendo que "ella tampoco se ha escondido en ningún momento. Lo ha visto todo el mundo, que sigue igual de fuerte que en el primer momento en el que empezaron a pasar todas estas cosas, y la veo tranquila y en paz".