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La casa Bosé-Dominguín que se ha vendido: una escopeta, fuentes de pasta y amores clandestinos
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UN CHALÉ HISTÓRICO

La casa Bosé-Dominguín que se ha vendido: una escopeta, fuentes de pasta y amores clandestinos

El chalé de Somosaguas que acaba de comprar el futbolista Courtois es guardián de numerosas vivencias de la familia

Foto: Lucía Bosé y Luis Miguel Dominguín. (Cordon Press)
Lucía Bosé y Luis Miguel Dominguín. (Cordon Press)

Miguel Bosé llevaba tiempo queriendo vender su chalé de Somosaguas. Ahora, por fin, lo ha conseguido y no le ha temblado el pulso a la hora de firmar el contrato de compraventa con el futbolista Courtois. La revista 'Semana' explicaba el miércoles pasado que la transacción se hizo el 25 de octubre del 2022. Se trata de una de las mejores fincas de la urbanización en Pozuelo con más de 10.000 metros de parcela y un edificio de mil metros que fue remodelado cuando el cantante compró la casa a su madre. Era la 'joya de la corona' que sirvió de aval cuando Bosé tuvo su contencioso con Hacienda.

Luis Miguel Dominguín decidió que no le gustaba vivir en la capital, que quería una vivienda con espacios amplios en plena naturaleza. En 1958 el torero compró el terreno y mandó edificar el chalé. Fueron los primeros en instalarse en una zona que en aquellos años no era habitual. No había colegios cerca ni medios de transporte, más allá de un autobús que pasaba dos veces al día y que servía para que se desplazara el servicio de la casa, que no estaba en régimen interno. Esa línea se convirtió en uno de los lugares donde las empleadas contaban las aventuras de sus señores.

placeholder Luis Miguel Dominguín y Lucía Bosé, con sus hijos Miguel y Lucía en 1962. (Cordon Press)
Luis Miguel Dominguín y Lucía Bosé, con sus hijos Miguel y Lucía en 1962. (Cordon Press)

"A mí me llamaban en broma 'la marquesa de Somosaguas' porque fui de las primeras. Lo habitual era que las familias vivieran en el barrio de Salamanca o en El Viso y que aquí tuvieran la segunda vivienda”, contaba Lucía Bosé en aquellos años en los que su casa era de puertas abiertas cuando ya era un artista internacional.

La casa familiar donde creció Miguel junto a sus padres y hermanas fue para todos ellos el puerto donde atracar. Lucía, Miguel y Paola volaban por el mundo y regresaban al nido, que en realidad nunca estuvo vacío. Y así lo contaba la jefa del clan, Lucía, en una entrevista en la revista 'Protagonista' en 1989. "Por aquí ha pasado todo tipo de gente, ¡hasta astronautas! Hemos tenido perros, gatos, burros, un mono, un pony, hámsteres, loros y un huerto donde teníamos que regalar los tomates al vecindario porque salían al mismo tiempo”, contaba la que fue hasta su muerte la 'mamma' italiana.

En Somosaguas no había sitio fijo en la cocina o en la terraza. Hasta los periodistas que se acercaban a la casa para entrevistar a cualquiera de los miembros del clan tenían su plato. Mientras fue la reina y señora recibía a los amigos propios y ajenos a la hora de comer o cenar. Y daba igual que fueran ocho que ochenta. En lo que tardaba en hacer los espaguetis, los invitados se encargaban de poner los platos en una mesa de madera pintada de blanco donde cabían fácilmente doce personas. La pasta se servía en una fuente grande de loza y si había más comensales en dos. La madre y Miguel (si estaba en casa) marcaban la pauta: “Aquí no se espera a nadie porque hay que tomarlos al dente”. La receta no variaba: pasta con tomate y albahaca del huerto.

placeholder Lucía Bosé y Luis Miguel Dominguín, en 1966. (Cordon Press)
Lucía Bosé y Luis Miguel Dominguín, en 1966. (Cordon Press)

Un día, Miguel invitó a compañeros del Liceo Francés. Eran doscientos y la casa resistió las locuras de los adolescentes. La única que ponía orden era la tata, que ya estaba acostumbrada a que la casa de sus señores no tuviera nada que ver con el resto de hogares. Pasaba de todo desde que Luis Miguel Dominguín se liara allí mismo con una invitada, como contaba el hijo en sus memorias, 'El Capitán Trueno', la señora de la casa llevara a sus amantes o el descubrimiento de su sexualidad en el chalet de Somosaguas.

La casa estaba siempre llena. Un chalé único donde Lucía y Miguel contaban que, si las paredes hablaran, daría para guiones de cine con intrigas, amores, desamores, odios y peleas. En la época en la que Miguel y sus hermanas aún no habían salido de la casa, se organizaban las fiestas más exclusivas tanto con personajes nacionales de la corte franquista como internacionales de ideología de izquierdas. Corría el champán como si fuera agua. Lola Flores, Claudia Cardinale, Deborah Kerr, el marqués de Villaverde y, por supuesto, el mundo taurino del dueño de la casa.

En unos de los salones, con grandes ventanales al jardín, había una figura de dos metros del torero a la que los invitados hacían la reverencia. En las paredes, una colección de cuadros que Miguel mantuvo hasta que remodeló totalmente la casa. En las entrevistas, la propia Lucía explicaba en aquellos años: "Empecé a coleccionarlos cuando tenía 18 años. Hay de muchos sitios, pero sobre todo italianos y españoles. Son mi tesoro".

placeholder Lucía Bosé y sus hijos, tras el nacimiento de Paola, 1960. (Cordon Press)
Lucía Bosé y sus hijos, tras el nacimiento de Paola, 1960. (Cordon Press)

Cuando Miguel Bosé compró el chalé las fiestas también formaban parte del histórico de Somosaguas. Por allí pasaban actores y actrices que estaban de moda, aprendices de la farándula, cantantes, diseñadores, periodistas o músicos en noche locas que podían acabar a mediodía para volver a empezar con invitados diferentes.

Hubo también momentos muy difíciles que se vivieron en el domicilio familiar. No había divorcio en España y la separación de Luis Miguel Dominguín y Lucía Bosé fue muy dura. El torero no admitía que su mujer quisiera separarse y la echó de la casa. Durante un mes, tuvo que dormir en el coche aparcado en la puerta de la vivienda. El torero le había prohibido la entrada en el chalé y eran los niños y la tata quienes le llevaban el desayuno. Por fin el matrimonio llegó a un acuerdo. Mejor dicho, la madre no tuvo más remedio que aceptar mantener las formas a pesar de las infidelidades públicas del marido. Con el tiempo consiguió echarlo y fue cuando el torero se revolvió. Amenazó con quitarle los hijos y quedarse con su custodia. Él tenía el poder y las influencias, y Lucía no tenía más que las de perder.

La escena siguiente fue la de la leona enjaulada. La matriarca no se asustó y, ante la insistencia del padre de mantener sus pretensiones y no salir del domicilio conyugal, tomó una de las escopetas de caza y se fue a por él. Ahí se acabaron las amenazas. Una de las testigos de aquella escena fue la tata Reme, que se encargó de tranquilizar a su señora. Lucía, Miguel y Paola se quedaron con su madre.

Miguel Bosé llevaba tiempo queriendo vender su chalé de Somosaguas. Ahora, por fin, lo ha conseguido y no le ha temblado el pulso a la hora de firmar el contrato de compraventa con el futbolista Courtois. La revista 'Semana' explicaba el miércoles pasado que la transacción se hizo el 25 de octubre del 2022. Se trata de una de las mejores fincas de la urbanización en Pozuelo con más de 10.000 metros de parcela y un edificio de mil metros que fue remodelado cuando el cantante compró la casa a su madre. Era la 'joya de la corona' que sirvió de aval cuando Bosé tuvo su contencioso con Hacienda.

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