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Así fue la idílica historia de amor de Ramiro Oliveros y Concha Márquez Piquer
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Así fue la idílica historia de amor de Ramiro Oliveros y Concha Márquez Piquer

Fueron la pareja perfecta aunque al inicio de su relación no se daba como duradera. Estuvieron cuarenta años juntos

Foto: Concha Márquez Piquer y Ramiro Oliveros posan junto a Sara Montiel. (CP)
Concha Márquez Piquer y Ramiro Oliveros posan junto a Sara Montiel. (CP)

Ramiro Oliveros ha muerto a los 82 años en el domicilio de Pozuelo de Alarcón donde vivía con su hija Iris, que fue quien comunicó la noticia. Este sábado, será el entierro en el cementerio de San Isidro, donde también se encuentran los restos mortales del amor de su vida, Concha Márquez Piquer.

La desolación era la imagen viva de Ramiro Oliveros cuando falleció su mujer hace un año y medio. Como aseguraban sus amigos, “no tenía ilusión por vivir a pesar del gran amor que sentía por su hija Iris”. Llegó a decir que si no hubiera sido por ella, se habría ido en el mismo momento en que falleció su mujer.

Foto: Coral Romero, junto a sus compañeros del grupo Avenida Pasión. (Cortesía)

La salud tampoco le acompañó en estos últimos meses y en octubre sufrió un infarto del que salió de milagro. “No es mi hora pero ya está tardando”, decía con ese sentido del humor que, aunque perdido, lo volvía a reencontrar en momentos muy determinados. Esa manera de ser y su ironía le sirvieron para conquistar a la hija de la Piquer. Una tarea que no fue fácil, como contaba en los tiempos de vino y rosas cuando recordaba esa primera etapa en la que la cantante no se fiaba un pelo del galán de galanes.

placeholder Ramiro Oliveros y Concha Márquez Piquer, en una foto de archivo. (Europa Press)
Ramiro Oliveros y Concha Márquez Piquer, en una foto de archivo. (Europa Press)

Muchas veces lo contaban cuando acudían a los Premios Mayte, unos galardones que reunían al mundo del teatro, donde, en varias ocasiones, Concha se rebelaba porque en esa edición no se lo habían dado a su marido, que decía que formaba parte de una lista previa y, por lo tanto, su nombre sonaba como ganador. En realidad no aparecía, como más tarde se supo. A Concha le daba igual lo que contara el jurado a la prensa y decía que era “una manera de justificarse cuando lo han hecho mal”.

Si la artista mostraba un fuerte carácter en público, Ramiro Oliveros era todo lo contrario. Tranquilo, sosegado y poco dado a los conflictos. “Bastante tenemos en la vida como para complicárnosla más”, explicaba delante de su mujer, que no estaba muy conforme con que fuera tan complaciente ante algunos desmanes de la profesión.

Sucedió también en la cena de los Mayte, que durante años era el lugar de encuentro de actores, actrices y mundo intelectual. Oliveros y Concha Márquez eran fijos. Una de las veces, Ramiro tuvo que intervenir para calmar los ánimos de una Nati Mistral que se enfureció por la misma razón de la queja pública de Márquez Piquer: la de algunos reconocimientos con “padrino”. Al año siguiente del encontronazo con el jurado, Mistral recibió fuera de categoría el premio a la trayectoria profesional. Concha volvió a reivindicar la profesionalidad de su marido. Ramiro se tomaba con humor esas salidas de leona encendida.

placeholder Ramiro Oliveros y Concha Márquez Piquer, en una foto de archivo. (Europa Press)
Ramiro Oliveros y Concha Márquez Piquer, en una foto de archivo. (Europa Press)

Acudían hechos dos pinceles. Ella engalanada con las mejores joyas de la noche, que competían con las de Sara Montiel, y unos visones que la convertían estéticamente en una estrella del Hollywood de los años cincuenta. Ramiro Oliveros era el perfecto dandy con su esmoquin hecho a medida.

De esas noches de salidas nocturnas hay una que se repetía como anécdota cuando se le entrevistaba. La historia era la siguiente. La pareja salía de la discoteca Long Play, en la plaza de Vázquez de Mella, ahora Pedro Zerolo. No había taxis y llovía a mares. Ramiro Oliveros paró una camioneta de reparto y pidió al conductor que les llevara a su casa, que en aquellos tiempos estaba en el paseo de la Castellana: “Fue el recorrido más caro de mi vida porque lo único que tenía era un billete de mil pesetas”.

Fueron la pareja perfecta aunque al inicio de su relación no se daba como duradera. Estuvieron cuarenta años juntos y no podían vivir el uno sin el otro. Aunque los dos tenían referencias mutuas, solo habían coincidido en alguna fiesta del cine pero no se habían dirigido la palabra. “A mí me gustaba de siempre. La encontraba una mujer bellísima y diferente a las demás. Yo ya había estado casado dos veces y, la verdad, no tenía intención de emparejarme hasta que hablé con ella”.

placeholder Ramiro Oliveros y Concha Márquez Piquer, en una foto de archivo. (Europa Press)
Ramiro Oliveros y Concha Márquez Piquer, en una foto de archivo. (Europa Press)

Se encontraron en una fiesta que organizaba el Casino de Santander con motivo de un aniversario. Para dar mayor cobertura, invitaron a personajes del mundo social, cultural y artístico. Por fin, el destino hizo que se encontraran cara a cara y, como en las películas de amor y lujo, la pasión hizo el resto. Desde esa fecha, ya no se separaron. Incluso llegaron a pactar que no trabajarían a la vez. Cuando uno de ellos tuviera un contrato, el otro descansaría para poder acompañarse en las giras, rodajes o actuaciones. Estuvieron juntos cuarenta años y compartían lo que más les gustaba hacer, que era viajar. Y recorrían el mundo como viajeros más que como turistas.

Uno de los desplazamientos fijos era en Navidad. Desde que falleció la hija, Coral, en accidente de tráfico, Concha decidió que nunca más celebraría la Nochebuena y Navidad en España. Una de las veces eligieron el sudeste asiático. Querían celebrar el Año Nuevo y el cumpleaños de Ramiro Oliveros en Phuket. “Soy muy intuitiva y por alguna razón que no sé explicar, retrasamos la llegada. Fue el gran tsunami que arrasó esa zona”, contaba en presencia de su marido, que confirmaba esas ráfagas que le llegaban a su mujer y que en ese caso les salvó la vida.

La pareja ya está por fin otra vez junta. El actor ha muerto un año y medio después de que se fuera su amor.

Decía que él ya había cumplido con su exigencia vital, que había sido un afortunado por haberse dedicado a lo que le gustaba y había tenido lo mejor que se puede tener en la vida, que era “una pareja con la que compartir todo”.

Ramiro Oliveros ha muerto a los 82 años en el domicilio de Pozuelo de Alarcón donde vivía con su hija Iris, que fue quien comunicó la noticia. Este sábado, será el entierro en el cementerio de San Isidro, donde también se encuentran los restos mortales del amor de su vida, Concha Márquez Piquer.

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