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Los caprichos de Teresa Campos: brillantes, 'manolos' y el ámbar de Felipe González
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Los caprichos de Teresa Campos: brillantes, 'manolos' y el ámbar de Felipe González

La periodista ingresaba una buena cantidad al mes por su trabajo en los medios y la publicidad. Era generosa y también se permitía muchos antojos

Foto: María Teresa Campos. (Movistar)
María Teresa Campos. (Movistar)

Teresa Campos no lo tuvo siempre fácil. Dejó Málaga, donde tenía una existencia más o menos cómoda, para probar suerte en Madrid. Su trabajo en la radio local le permitía una vida desahogada. En la casa malagueña entraban dos sueldos. El suyo y el de José María Borrego. El marido era responsable de la emisora de Marbella y con la economía común no había problemas para acabar en buenas condiciones a final de mes.

Cuando a Maritere, que era como la conocían en la radio, le ofrecieron un nuevo proyecto en la capital, no lo dudó. Lo dejó todo. Incluidas las hijas, que se quedaron con su padre. Tiempo después, Terelu y Carmen también viajaron a Madrid para estar con su madre.

Esos primeros años no fueron fáciles. Una cosa era vivir en Málaga con casa propia y otra muy diferente alquilar un piso en Madrid. En las entrevistas reconocía esa primera supervivencia cuando ya había triunfado. Sus contratos tanto en Telecinco como en Antena 3 eran de muchos ceros. Y a esas nóminas se unía lo que cobraba por publicitar productos en su día a día. Las empresas querían que fuera ella la que apareciera con un limpiador, un colchón, piezas de bisutería o apartamentos multipropiedad.

placeholder Teresa Campos, en su primera época en la radio. (Cortesía RTVE)
Teresa Campos, en su primera época en la radio. (Cortesía RTVE)

El cambio económico le sirvió para vivir muy bien, ser muy generosa con su gente y darse caprichos. Entre sus gustos más selectivos estaban las joyas, los zapatos (preferentemente de Manolo Blahnik) y los bolsos Chanel, Dior y, en menor medida, Yves Saint Laurent. Algunos de ellos los ha heredado su nieta Alejandra, que los suele lucir cuando acude a su puesto de trabajo en el programa 'Fiesta'. Una manera de homenajear a su abuela.

Hay una anécdota relacionada con los Manolo Blahnik. Viajó a Nueva York con unos amigos. Una de las cosas que quería hacer era acercarse a la tienda del famoso zapatero canario. Cuando entró, la dependienta, muy parecida a la que trataba mal a Julia Roberts en 'Pretty Woman', no le hizo ni caso. Una de las personas que acompañaban a la periodista la tomó por el brazo y le dijo: “Que sepas que en España esta señora es mucho más que vuestra Oprah Winfrey. Ya te puedes poner las pilas”. En ese momento coincidió que un matrimonio con apariencia de millonarios se volvió loco cuando reconoció a la Campos. La dependienta no sabía cómo reaccionar.

Teresa se llevó varios pares para ella, para sus hijas y para alguna amiga que se los había encargado. Tiempo después, en una fiesta, el periodista Carlos García-Calvo le presentó al zapatero prodigioso, que abría local en Madrid. Teresa Campos le contó la historia muerta de risa y Blahnik, abochornado, le aseguró que eso nunca más volvería a pasar con ninguna clienta. Lo que sucedió con la empleada nunca se supo, pero seguramente recibió un correo poco amistoso.

placeholder María Teresa Campos, presentando 'Qué tiempo tan feliz'. (CP)
María Teresa Campos, presentando 'Qué tiempo tan feliz'. (CP)

Otro de los caprichos de la comunicadora eran las joyas y los relojes que solía comprar en Suárez. En cambio para el tema pendientes, brazaletes y sortijas siempre acudía a Luis Gil. Era uno de los profesionales con más estilo y recorrido entre la gente con dinero. Sus piedras preciosas eran únicas y también el montaje. Campos tenía debilidad por los brillantes y le encargó un conjunto que Terelu lució en su boda con Alejandro Rubio en Santander. Se trataba de unos pendientes de brillantes que Campos finalmente regaló a su hija. Se hicieron amigos y Gil no la recibía en su tienda de la calle Serrano, sino en su maravilloso ático.

Para el día a día en televisión, la periodista lucía unas piezas más llamativas, más vistosas, de Carrera y Carrera. En su camerino de Telecinco guardaba las que iba a utilizar. Y se lo tomaba a risa cuando le pedíamos que abriera la caja, que era como el cofre de Aladino. Su generosidad era tanta que incluso ofrecía alguna de las piezas más lucidas a las amigas y redactoras cuando tenían una ceremonia familiar importante.

placeholder Portada de 'Diez Minutos' con la boda de Terelu Campos y Alejandro Rubio.
Portada de 'Diez Minutos' con la boda de Terelu Campos y Alejandro Rubio.

Y bromeaba con algunas de sus compras, como fue un colgante y una sortija de ámbar diseñados por Felipe González y que vendía Elena Benarroch en su tienda del barrio de Salamanca. Una de las veces que el expresidente acudió para una entrevista con ella, Campos, con sentido del humor, le dijo: “Que sepas que este anillo me ha costado más que una lata de caviar iraní”. González le prometió que le haría una pieza única solo para ella y gratis.

Teresa Campos no lo tuvo siempre fácil. Dejó Málaga, donde tenía una existencia más o menos cómoda, para probar suerte en Madrid. Su trabajo en la radio local le permitía una vida desahogada. En la casa malagueña entraban dos sueldos. El suyo y el de José María Borrego. El marido era responsable de la emisora de Marbella y con la economía común no había problemas para acabar en buenas condiciones a final de mes.

María Teresa Campos
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