La nueva vida de Inés Arrimadas tras la separación definitiva de Xavier Cima: en Jerez, nuevo trabajo y dedicada a su familia

No hace ni dos meses que se lo comunicaron a sus íntimos, los mismos que sabían que la pareja se mudó a Jerez para intentar salvar su matrimonio. No ha podido ser. Inés Arrimadas y Xavier Cima se han separado seis años después de su boda, tal y como ha podido saber Vanitatis.

La expolítica vive con sus dos hijos en su ciudad natal, a la que se mudó con Cima la pasada primavera, tras vivir una crisis vital y sentimental que finalmente no han podido superar. Su exmarido sigue también en Jerez, donde compagina su trabajo como consultor en su empresa Year One Partners con la crianza de sus hijos.

“Se llevan muy bien, no ha sido nada traumático porque ha sido largo y muy meditado -señalan fuentes del entorno de la pareja-. Sufrieron una crisis fuerte cuando Ciudadanos empezó su particular hundimiento, y aunque han intentado salvar los muebles y se mudaron con mucha ilusión, no lo han conseguido. Eso sí, hacen planes juntos, van los dos al parque con los niños como buenos amigos, en su estilo, sin estridencias ni malos rollos”.

Larga crisis

La carrera de Arrimadas en política ha sido intensa y deslumbrante, y como suele suceder en estos casos, ha durado poco. Demasiada velocidad en un mundo en el que duran quienes aguantan sin ser vistos. “El que se mueva no sale en la foto”, que decía Alfonso Guerra. Y esos movimientos de Arrimadas han tenido consecuencias en su carrera profesional y en su vida personal. Malos momentos que llevaron a varios medios a anunciar su separación el pasado julio, cuando ellos estaban en pleno intento de reconstrucción.

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El exmatrimonio ha sufrido la crisis política de la joven abogada y se ha resentido del vacío que vive en la actualidad. Porque además de perder a su marido, Arrimadas ha estado una temporada sin trabajo, entregada a la crianza de sus hijos. “Nadie duda de que ofertas no le faltan”, declaraban a Vanitatis sus amigos cuando se les preguntó por la mudanza. “Lo que quiere ahora Inés es dedicarse a los suyos, a sus hijos, su marido, su familia, y debería dedicarse a sí misma también”, añadían. Sin embargo, Vanitatis ha podido confirmar que en enero de 2024 empezará a trabajar "en una conocida empresa".

La vida en Jerez transcurre muy plácida, con esa buena relación que Arrimadas mantiene con su ya exmarido, con los padres cerca y los dos pequeños felices. Además, la expresidenta de Ciudadanos cuenta con grandes amigos en la zona. Uno de ellos, el exdiputado del partido naranja por Málaga Guillermo Díaz, se ha convertido en uno de los grandes apoyos de la jerezana, aseguran fuentes de su entorno.

Carrera meteórica

Esta abogada de profesión metida a política por profundas convicciones, empezó su carrera en el Parlament de Catalunya, donde despuntó rápidamente por su inteligencia y su oratoria. Estaba en boca de todos, tanto de sus compañeros diputados como de los periodistas parlamentarios, quienes señalaban a la jerezana como el nuevo azote del independentismo catalán.

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En ese proceso de florecimiento conoció al que ha sido su marido durante seis años, su pareja durante casi 10: Xavier Cima, convergente natural de Ripoll, un pequeño pueblo del Pirineo catalán en el que inició su carrera política como concejal. Sus comienzos como pareja coincidieron con los inicios furibundos del 'procés', y Cima, un tipo apegado a la paz y la tradición, rompió con Convergencia desilusionado por el camino radical que había tomado su partido de toda la vida. La influencia de Arrimadas en su decisión tuvo mucho peso y llegó a defender los postulados de su pareja en la tribuna del Parlament.

Tras dejar la política, Cima se centró en los negocios privados de consultoría y creó varias empresas con algunos amigos exdiputados también. Tuvo tal éxito que pronto lo ficharon en una agencia, Kreab, que le obligó a mudarse a Madrid. De nuevo, la política intervenía en sus vidas. Porque su mujer tenía planeado dar el salto a la capital de la mano de Albert Rivera, entonces el niño de oro de la política española.

El 7 de agosto se acabó

Lo decíamos, las carreras fulgurantes suelen estamparse contra la realidad, y eso le sucedió a Rivera, quien dejó Ciudadanos tras unos resultados pésimos en las elecciones, y Arrimadas fue su recambio. Por poco tiempo, claro. El partido estaba tocado de muerte y no se presentó siquiera a los comicios del 23 de julio, así que tras la cita electoral, la jerezana se quedó sin acta de diputada. Semanas antes había anunciado que abandonaba la política, pero fue el 7 de agosto, señalan desde su entorno inmediato, cuando los nuevos representantes recogían sus actas, el día que marcó la agenda de Arrimadas como el primero desde hacía mucho en el que podía inscribirse en el paro.

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Así sigue, informan a Vanitatis las mismas fuentes. Sus hijos son su centro. Recordemos además que, tal como ella misma ha contado en varias ocasiones, llegar a quedarse embarazada no fue un proceso sencillo. Arrimadas y Cima se casaron en 2016 y el primer hijo no llegó hasta 2020, en plena pandemia. Fueron cuatro años de espera, de muchos intentos, que desesperaron al matrimonio. Cuando se anunció su primer embarazo, en octubre de 2019, ella se pronunciaba: “Es un poco pronto, pero es cierto. Soy muy feliz, me ha costado mucho. Pero estoy feliz, se me nota en la cara yo creo”.

Álex y Marc, sus puntales

Álex nacía en mayo de 2020, en pleno confinamiento, y cambiaba, como siempre, la vida de sus padres. En charlas con Vanitatis, la expolítica reconocía lo difícil que era la crianza entre el trabajo y la falta de ayuda familiar que tenían en Madrid: los padres de Inés viven en Jerez, y la madre de Xavier, en Ripoll. En marzo 2022 nacía Marc, su segundo hijo, y las cosas se complicaban. Sobre todo en Ciudadanos, donde la caída parecía inevitable, las guerras internas se sucedían y Arrimadas aguantaba el tipo en casa y en el Congreso.

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Hasta que la pasada primavera, ambos anunciaban su mudanza: “Cualquiera que tenga hijos en una ciudad lejos de los abuelos sabe lo difícil que se vuelve conciliar cuando ellos no están cerca. En nuestro caso, ni en Barcelona ni en Madrid hemos tenido nunca a nuestros familiares cercanos y, con dos niños tan pequeños, hemos decidido mudarnos a Jerez para poder tener cerca a la familia”. Entonces, ya fueron muchos quienes apuntaron a Vanitatis que el cambio de ciudad no se debía solo a estar cerca de la familia, sino que era una mudanza para mantener a la familia Cima Arrimadas unida. Como decíamos, finalmente no ha podido ser.