Así es el escritor Eduardo Mendoza: de sus dos hijos a sus tres grandes amores

El escritor visita ‘El hormiguero’ por primera vez para presentar su última novela, ‘Tres enigmas para la organización’. Con numerosas publicaciones que abarcan ensayo, teatro y novela, conocemos su faceta más personal. Nacido el 11 de enero de 1943 en Barcelona, Eduardo Mendoza Garriga no solo es un escritor de lo más polifacético y premiado, reconocido internacionalmente.

Este hijo de un fiscal y un ama de casa, se licenció en Derecho en 1965, para trasladarse a Londres, donde estudió con una beca. Ejerció la abogacía durante una década, hasta que diera su primer giro profesional, convirtiéndose en intérprete de Naciones Unidas desde 1973 hasta 1982. Durante esa etapa residió en Nueva York siendo traductor. Fue a su vuelta a Barcelona cuando comenzó a escribir, llegando a tener 20 libros publicados hasta el momento.

En cuanto a sus grandes amores, su primera mujer fue Helena Ramos, de la que se conocen pocos datos, más allá de que fue quien le enseñó el anuncio para trabajar en Naciones Unidas. Una relación que acabó con el paso de los años.

El segundo amor del escritor fue la arquitecta Anna Soler, con quien tuvo dos hijos, Ferrán y Alexandre. Un amor que también llegó a su fin, separándose ambos. Su tercer y gran amor fue Rosa Novell, una actriz con la que comenzó una relación cuando ambos ya eran reconocidos por su trabajo.

Estuvieron juntos desde la década de los noventa hasta el año en el que falleció la intérprete, 2015, a causa de un cáncer de pulmón. A su lado, Eduardo recibió el Premio Planeta en 2010. Ella le definió como “bondadoso, inteligentísimo, con un gran sentido del humor… y más guapo aún que hace treinta años”, según recoge ‘El Español’.

Antes de fallecer, la actriz aseguraba que “es el hombre de mi vida, el mejor y lo mejor que me ha pasado. Es mi hombre, no hay otro”, como publica ‘Lecturas’. En el funeral de Rosa Novell, el escritor aseguraba que había “sido un viaje de aprendizaje donde Rosa mostró sus mejores caras”. Una mujer a la que describía con un “carácter vehemente” que fue encontrando “la tranquilidad, la paciencia y la dulzura”.