Carlos Sobera, el nuevo celestino empresarial: "Si volviera a separarme, seguiría creyendo en el amor"
A través de una iniciativa de SEUR, el presentador se embarca para emparejar a dueños de pequeñas y medianas empresas
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En mitad de la guerra televisiva entre Pablo Motos y David Broncano, el espacio de ‘First Dates’ continúa su éxito en un segundo plano. Carlos Sobera ya se ha convertido en el gran experto de amor después de ocho años en antena. Ahora, su solvente experiencia se amplía al dirigir la nueva iniciativa de SEUR, ‘The Love Business’, para emparejar a propietarios de pequeñas y medianas empresas. Vanitatis ha hablado con el presentador para conocer más sobre esta nueva aventura y su experiencia tras más de 20 años de relación.
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PREGUNTA. Has sido escogido como experto en el amor para llevar la nueva iniciativa de SEUR. Aunque ya lo eras, ahora has ejercerás como celestino empresarial. ¿Cómo recibiste la noticia?
RESPUESTA. Muy bien, yo encantado de la iniciativa. Es un puntazo esto de unir empresas y personas que, por razón de su trabajo, tienen dificultad para encontrar el amor. Me ha parecido un hallazgo que está muy en la línea de lo que es y representa y, por lo tanto, estoy encantado de estar aquí en representación del amor.
P. Según el estudio realizado por One Poll, un 56% de pequeños empresarios no consolidaban sus relaciones por exigencias laborales. ¿Hay un problema actualmente con la compatibilidad de tener una vida social y llevar un negocio?
R. La famosa conciliación que se utiliza para hablar de las familias es igual de actual o problemática cuando hablamos de amor. El problema que tienen todas las personas que son autónomas o que tienen empresas es que es su propio negocio, tienen que dedicarle todo el tiempo del mundo y esto les absorbe de tal manera que pierden de vista muchas cosas. El que tiene familia, la puede perder de vista; el que tiene pareja, será con ella; el que se está enamorando, lo deja de lado. Es nefasto porque te deja sin tiempo para el amor, y todo eso se termina pagando. Entonces, esta iniciativa me parece que está muy bien pensada, muy bien concebida y no solo como hallazgo comercial, sino también social.
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P. Además, otro de los problemas que argumentaban era que cancelaban constantemente sus planes. ¿Improvisamos menos actualmente con el frenético ritmo laboral?
R. Estamos muy engullidos por el día a día. Desde la pandemia del COVID, poco a poco está empezando a cambiar la mentalidad y parece que la gente está comenzando a dedicarse más tiempo a sí misma. Se ve en la época de vacaciones, donde todo el mundo se marcha aunque esté justo de dinero porque necesita vivir. Se han dado cuenta de que es verdad, nos morimos, y si no reaccionamos, nos vamos de aquí sin probar nada, pero es cierto que el día a día nos absorbe completamente. Quienes tienen preocupaciones laborales terminan tan atrapados en su propio destino que, incluso cuando están con su pareja, son incapaces de disfrutar y solo piensan en sus responsabilidades. Eso termina devorando la relación.
P. ¿Es importante que empresas como SEUR se desvinculen de su principal cometido y apuesten por iniciativas relacionadas con el amor en estos tiempos?
R. Para mí sí, y te voy a decir por qué. Creo que las empresas no solamente tienen que tener una actividad comercial, sino también una actividad social. Al final, detrás de todo trabajo siempre hay una finalidad: ayudar a personas. Y esto se puede hacer de muchas maneras. Esta es una hermosa manera de hacerlo, distinta, con una dimensión social, afectiva y emocional. No se trata solo de un trabajo aséptico de entrega de paquetes. Me parece un complemento ideal para una empresa porque la coloca en un lugar diferente para el cliente.
P. A nivel personal, ¿la carga de trabajo te ha obligado alguna vez a descuidar tus relaciones personales?
R. Sí, me ha obligado directamente a prescindir de momentos familiares. Me he ido de vacaciones una semana y me han llamado para que volviera porque había que hacer algo, y he tenido que volver. Todos hacemos sacrificios. Ahora, en términos generales, creo que he gestionado bastante bien la situación, procurando que mi trabajo no afecte demasiado a mi vida familiar y personal. ¿Lo he conseguido? A veces sí, a veces no.
P. Con la edad, ¿has aprendido a descargar más del trabajo para priorizar tu vida familiar?
R. Sí, la experiencia es buena consejera. Si empiezas a prescindir de tus amistades, de tus fines de semana con tu pareja o de tus tardes libres, terminas provocando crisis personales. Con el tiempo, te das cuenta de qué, o le pones un límite a esa realidad, o esa realidad te devora.
P. ¿Cómo afrontaste el divorcio de tu primera mujer para seguir creyendo en el amor?
R. Nunca he asociado la finalización de una relación ni con el fracaso ni con la falta de fe en el amor, porque está por encima de todo. Tengas una o mil rupturas, siempre llega alguien a tu vida que te la puede llenar. Aunque me volviera a separar o se separasen de mí, seguiría creyendo en el amor, llegue antes o después.
P. Conociste a Patricia trabajando en una gala de Mister España. ¿Cómo fue conocer a tu pareja en el trabajo?
R. En nuestra profesión, y también entre los periodistas, somos muy endogámicos porque pasamos tanto tiempo en un universo determinado que terminamos relacionándonos entre nosotros. En aquella gala, Patricia era la directora de producción y yo el presentador. Físicamente, creo que ella me esquivaba. Sin embargo, dos años después, en una gala para Antena 3 llamada ‘Gracias a ti’, ya no tuvo más remedio que conocerme. Y ahí nos enamoramos.
P. Cuando la conociste, ella ya era madre. ¿Cómo encajó su maternidad en la relación?
R. En general, creo que lo acepta muy bien todo el mundo. Hay muchas parejas en las que uno de los dos tiene hijos y lo primero que dicen es que la familia es sagrada. Yo lo acepté maravillosamente y cuando conocí a Arianna, todavía más. Hemos convivido muchos años y maravillosamente.
P. ¿Qué tres características son significativas para que el amor prospere?
R. Primero, la absoluta generosidad. Si uno de los dos en la pareja es excesivamente egoísta, con casi toda seguridad la relación no va a funcionar. Segundo, no ser tóxico ni controlador; es decir, respeto mutuo. Y tercero, la empatía, la preocupación por el otro.
P. Durante tantos años de relación, ¿qué has cambiado para que prospere?
R. La relación ha progresado como lo hacen todas. Se ha enriquecido, pero al final siempre hay una parte de admiración, respeto y amor. Si una de esas tres cosas faltara, la relación no funcionaría.
P. Y eso que trabajáis juntos…
R. Sí, y tiene cosas buenas y malas.
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P. ¿Alguna vez habéis necesitado decir “no te quiero ver durante tres o cuatro días”?
R. No exactamente, pero alguna vez Patricia me ha pedido que deje de hablar de trabajo durante un vuelo largo. Es lo que le pasa a los adultos, que a veces no saben desconectar.
P. Hay una canción que dice "Estar soltero está de moda". ¿Qué opinas?
R. No creo que sea cierto. Los jóvenes se quejan de que nadie quiere compromiso, pero tiene que ver con la edad. Cuando eres muy joven, te da miedo el compromiso y quieres conocer a mucha gente de manera rápida y superficial. Pero eso cansa y al final todos buscan un compañero de vida.
P. Y más cuando vas cumpliendo años y todo el mundo a tu alrededor se casa y tiene hijos.
R. Exacto. Y cuando llegas a cierta edad, entra en juego el miedo a la soledad. A partir de los 75 u 80 años, eso pesa mucho más.
En mitad de la guerra televisiva entre Pablo Motos y David Broncano, el espacio de ‘First Dates’ continúa su éxito en un segundo plano. Carlos Sobera ya se ha convertido en el gran experto de amor después de ocho años en antena. Ahora, su solvente experiencia se amplía al dirigir la nueva iniciativa de SEUR, ‘The Love Business’, para emparejar a propietarios de pequeñas y medianas empresas. Vanitatis ha hablado con el presentador para conocer más sobre esta nueva aventura y su experiencia tras más de 20 años de relación.