Qué hacer con tu vestido de novia tras celebrar tu boda
Una vez finalizada la ceremonia y fiesta de boda, te presentamos algunas opciones para que escojas qué te apetece hacer con tu vestido de novia
El día de la boda es un momento único que se espera con ilusión y algunos nervios. Todo está pensado y organizado para que ese día las sorpresas sean mínimas y todo suceda según el plan establecido, los novios se den el “sí, quiero”, la ceremonia sea emotiva, el lugar de la celebración mágico, la comida deliciosa y el baile divertido. Sin embargo, una vez pasado el gran día, nos surgen algunas dudas, por ejemplo, ¿qué hacemos con el vestido de novia?
No es una tarea sencilla elegir el vestido de novia perfecto, en ocasiones requiere mucho tiempo y esfuerzo por nuestra parte y lo más habitual es que el resultado final sea un vestido que nos apasiona y del que hemos acabado completamente enamoradas. Como no siempre tenemos claro qué podemos hacer con él, te proponemos algunas ideas para que escojas la que te resulte más atractiva o te ayude a inspirarte y encontrar tu propio camino.
Lo más habitual es querer guardarlo para siempre, este vestido forma parte de los recuerdos forjados en uno de los días más bonitos de nuestra vida. Tras llevarlo a la tintorería, para que nos ayuden a librarnos del las inevitables manchas que hayan podido surgir a lo largo de la fiesta, podemos guardarlo en una caja, hay algunas especiales para vestidos de novia que nos ayudarán a que el paso del tiempo no lo estropee. Eso sí, recuerda sacarlo de vez en cuando para que se airee y para que no queden marcados los pliegues de tenerlo doblado.
Si no eres una persona especialmente emotiva o no te sobra el espacio para tenerlo siempre en tu armario, otra opción por la que puedes optar es venderlo. No todo el mundo puede permitirse un vestido nuevo y el tuyo, de segunda mano, puede hacer muy feliz a alguna novia que pensaba que no podría tener el vestido de sus sueños. Si además eres altruista, también puedes donarlo a alguna ONG, así ayudarás a quien más lo necesita.
Una de las opciones que más fuerza está tomando en los últimos tiempos es volver a ponernos el vestido para unas fotografías divertidas, como las sesiones ‘Trash the dress’. En ellas, sin miedo a que no esté en perfectas condiciones para el enlace porque este ya ha pasado, los novios protagonizas divertidas sesiones metiéndose en el mar, con llamativos polvos holi o caminando por el bosque, la intención es pasárselo bien, sin importar los desperfectos que los trajes puedan sufrir en el proceso.
No es raro seleccionar algún detalle concreto, un aspecto del que hemos quedado prendadas y emplearlo para crear una pieza única y diferente, por ejemplo, parte del encaje puede usarse para crear un cuadro, una obra de arte que forme parte de tu hogar además de tu corazón, o usar la tela para futuras ceremonias que sean importantes para la familia, como para crear el faldón que ponerle a tus hijos para el día del bautizo.
Quienes quieran volverlo a utilizar pueden modificarlo, por ejemplo separando la falda del top y creando así dos piezas diferenciadas que podrás llevar aparte, restando un poco del aire nupcial que el vestido tenía en origen. Una vez separado incluso puede teñirse de algún color o acortar la falda, logrando así una prenda completamente nueva, pero con la que todavía tengas el vínculo creado en la ceremonia.
Todas las opciones son buenas, quedártelo y mantenerlo guardado (por supuesto siempre limpio y con cuidado), quedarte solo con una parte, modificarlo para utilizarlo o desprenderte de él, ya sea porque te apetece hacer algo diferente o porque quieres que alguien más pueda disfrutarlo. Solo tienes que tomar la decisión que más se adapte a tu forma de ser.
El día de la boda es un momento único que se espera con ilusión y algunos nervios. Todo está pensado y organizado para que ese día las sorpresas sean mínimas y todo suceda según el plan establecido, los novios se den el “sí, quiero”, la ceremonia sea emotiva, el lugar de la celebración mágico, la comida deliciosa y el baile divertido. Sin embargo, una vez pasado el gran día, nos surgen algunas dudas, por ejemplo, ¿qué hacemos con el vestido de novia?
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