La boda boho-chic de Paola: vestido de novia con capa, accesorios joya y 'deco' vintage
Nos adentramos en el enlace otoñal de Paola y Alberto para servirte en bandeja la inspiración nupcial que necesitas
Paola y Alberto son una de esas tantas parejas a las que la pandemia afectó de lleno. Fijaron la primera fecha de su enlace para noviembre de 2020, pero debido a la situación sanitaria, no les quedó más remedio que posponerlo. Un aplazamiento que no afectó a su estable y longeva relación, ni mucho menos a las ganas de festejar una boda a lo grande, como habían soñado.
Finalmente, el 19 de noviembre de 2022, Paola y Alberto se dieron el 'sí, quiero' en Madrid. Una espera que, en palabras de la novia, mereció la pena: "Nos lo pasamos superbién y disfrutamos mucho del gran día". La suya es una historia que viene de largo. Ella, experta en comunicación y marketing, y él, arquitecto, llevaban juntos nueve años antes de convertirse en marido y mujer.
La pedida de mano fue en Mallorca, en septiembre de 2019: "En el faro de Formentor mientras veíamos el atardecer". Paola y Alberto tenían planeado casarse en otoño del año siguiente, pero, con el coronavirus campando a sus anchas por el mundo, su boda no llegaría hasta dos años después, en 2022.
La ceremonia religiosa tuvo lugar en la parroquia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, un templo ubicado en el barrio de Chamberí en Madrid. El castillo de Batres, en la localidad de Batres, a unos cuarenta y cinco minutos de la capital, fue el sitio elegido por la pareja para el banquete y la celebración posterior.
La experta en marketing llegó a la iglesia en un coche antiguo, un Rolls-Royce de color negro. A su lado, viajaba su padre. "El momento de la entrada a la iglesia fue uno de los instantes que guardo con más emoción en mi memoria", confiesa la novia.
El buen tiempo acompañó a que Paola y su padre protagonizasen una entrada triunfal. Además de desvelar su original look nupcial, otros detalles, como los pendientes, el ramo y las sandalias, impactaron a su llegada al templo.
De aire boho-chic, como la temática general de la boda, Paola derrochó personalidad a raudales. "Antes de la pedida y de saber que me casaba, tenía claro el diseño. Me inspiré en un anuncio de Nina Ricci de hace varios años, en el que la actriz iba vestida con un vestido rojo con capa y capucha emulando a Caperucita Roja. Esa idea, unida a un desfile de Dolce & Gabbana en el que los detalles dorados fueron protagonistas, me sirvieron de fuente de inspiración", detalla Paola.
Un outfit que del imaginario de la novia saltó a los talleres de Atelier 98, el estudio nupcial que convirtió en realidad el sueño de estilo de la experta en marketing: "El proceso de creación fue muy sencillo, ya que le transmití desde el principio a la diseñadora de Atelier 98 que quería un look de tres piezas".
Tal y como tantas veces había imaginado, Paola lució en su boda un body con hombreras, una falda larga con cinturón incorporado y botones dorados, y una capa con capucha, todo en blanco, a excepción de la botonadura. En cuanto a la tela, la novia escogió un tejido en crepé de neopreno. "También tuve claro que quería que fuese algo sencillo, para así poder otorgarle un mayor papel a los elementos diferenciadores del look como la capucha de la capa, las hombreras y los toques dorados", cuenta.
Los complementos merecen una mención especial. Como ramo, portó una composición floral que fusionaba tonos empolvados con otros más potentes como granates, una creación bohemia de Botanyco.
La diseñadora Carmen Sánchez de Ventura fue la artífice de los inusuales pendientes que llevó Paola. Fabricados con flor de arroz en tono natural, destacaban por su tamaño, dimensión XL. Unas sandalias con plataforma revestidas de una piel aterciopelada en rosa nude de Mim Shoes y un clutch tipo joya de estilo arquitectónico de Acus, pusieron el broche de oro al estilismo de Paola.
Un singular conjunto de prendas que, unido a esa cuidada selección de accesorios, otorgaron a la novia un look tan auténtico como personal. "Creo que encajaba perfectamente con la localización de la boda: un castillo", argumenta.
Ya en el castillo de Batres, todo siguió un hilo conductor otoñal: el seating plan, el rincón de bienvenida, la decoración en las mesas... Paola y Alberto lograron impregnar de esa esencia boho-chic cada rincón de la celebración.
"Es un estilo muy personal que reflejamos a través de la pampa, las flores secas y otros elementos otoñales. El toque vintage también ha estado presente. Como por ejemplo, en el photocall, en el que jugamos con accesorios vintage, telas entrelazadas para el seating plan o dándole ese toque de clandestinidad a la fiesta con las máscaras doradas", explica Paola.
"Para la comida y la fiesta, modifique el look. Me quité la capa y me cambié el body por otro, pero con escote y de estética ablusada. En el cabello, añadí una diadema vertical dorada". Apuntando al maquillaje y al peinado, Paola confió en Pablo Robledo.
"Habíamos imaginado nuestra boda tal cual sucedió". Un día inolvidable del que la experta en comunicación ahora puede hablar con experiencia. ¿Un consejo para futuras novias? "Que sean ellas mismas. Es muy importante transmitir y reflejar la personalidad en la decoración, en el ambiente, en el look y en cada uno de los detalles", concluye.
Paola y Alberto son una de esas tantas parejas a las que la pandemia afectó de lleno. Fijaron la primera fecha de su enlace para noviembre de 2020, pero debido a la situación sanitaria, no les quedó más remedio que posponerlo. Un aplazamiento que no afectó a su estable y longeva relación, ni mucho menos a las ganas de festejar una boda a lo grande, como habían soñado.
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