La infanta Cristina e Iñaki Urdangarin se divorciaron en diciembre en Barcelona

Ya podemos hablar en pasado. La infanta Cristina e Iñaki Urdangarin ya no son un matrimonio. Los exduques de Palma firmaron a finales de diciembre, en una notaría de Barcelona, los papeles de su divorcio. La expareja había acordado en septiembre todos los puntos que debían firmar para su separación definitiva. Solo faltaba la rúbirca y comunicarlo, y así ha sido.

Juntos acudieron, como marca la ley, a una notaría de Barcelona, tal como pactaron, pese a que en principio pensaron en hacerlo en Ginebra. La revista '¡Hola!' ha sido la encargada de comunicar la firma definitiva, algo que la expareja también acordó en su momento: comunicarían su divorcio una vez estuviera firmado.

Ambos pensaron mandar un comunicado a la prensa y empezaron a prepararlo con un abogado de confianza de la pareja. Pero finalmente han preferido informar a un solo medio de confianza: la revista '¡Hola!'. Aunque, tal como avanzó Vanitatis a mediados de diciembre, la firma tuvo lugar en el último mes de 2023, tal y como habían acordado los exduques.

Vive con Ainhoa

Dentro de esa firma, se prevé también ese abandono del ámbito público de Iñaki Urdangarin, que quiere quedarse en un segundo plano y desaparecer del mapa mediático. Lo ha dicho a los suyos, cansado de que su vida se analice al milímetro. Con su pareja, Ainhoa Armentia, está feliz y ha encontrado una paz que necesitaba tras su paso por prisión. Y si Urdangarin ya ha movido ficha para vivir con su pareja es porque el divorcio ya estaba firmado. Lo que no sabemos por ahora es si doña Cristina lleva todavía la alianza o si finalmente se la ha quitado, lo que parece más lógico.

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Quien prontó prescindirá también de algo es Urdangarin: en breve le retirarán la escolta. Los pasos, tal como hemos informado aquí varias veces, son sencillos. Una vez el divorcio se hace público, la infanta Cristina ya lo habrá comunicado a su hermano, el rey Felipe. Esta información debe llegar al Ministerio de Interior, que será el encargado de retirar la seguridad al exmarido de la Infanta. Pueden pasar de 15 días a uno o dos meses. Y el tiempo coincide, casualmente, con el final de la condena de Urdangarin.

Manutención de los hijos

La firma del divorcio, en la que estuvieron acompañados por un abogado de confianza de la expareja, tuvo lugar en una notaría barcelonesa en diciembre. Y el acuerdo recoge todo lo que se informó en Vanitatis. Así pues, la custodia de los hijos dejaba de ser un problema, porque son los cuatro mayores de edad desde que Irene, la pequeña de los hermanos, cumpliera 18 años en junio. Como la manutención de los cuatro corre a cargo de la infanta Cristina, todos tuvieron que ir a firmar ante el mismo notario, aunque no en las mismas fechas que sus padres. Porque mientras sean dependientes económicamente, la Infanta, siempre con la ayuda de Juan Carlos I, costeará los gastos de sus hijos.

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Otro de los puntos es el piso de Bidart, cuya propiedad ha sido motivo de los últimos desencuentros y que es un asunto complejo por cómo está escriturado. La Infanta, además, apoyará a Iñaki Urdangarin económicamente para que no tenga que vivir a expensas de la pensión que recibe de poco más de 400 euros como expreso y para que no tenga que sufrir penurias económicas. Con todo, como ya informó Vanitatis, se trata de una ayuda que no superará en ninguno de los casos los 3.000 euros mensuales.

Sin capitulaciones

Cabe recordar que, aunque parece inédito por tratarse de una hija de reyes en el momento de su boda, no firmaron capitulaciones matrimoniales. Fuentes directas, tanto de la Infanta como de Urdangarin, así lo aseguran a Vanitatis de manera reiterada: ella no quiso porque consideraba que era una humillación para el que iba a ser su marido. En aquel momento, hace ya 26 años, la Casa Real aceptó porque en Cataluña todos los matrimonios se rigen por el derecho civil catalán, que prevé la separación de bienes por ley. Así que si ambos tuvieran bienes, no deberían repartírselos.

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Pero doña Cristina ha aceptado que la vida de su exmarido no se vea afectada por la separación y compensará económicamente a Urdangarin para que su economía no sufra. No se trata de cantidades demasiado abultadas, como decíamos, pese a las grandes cifras de las que se ha ido informando, pero sí de ayudas para que la vida del exduque pueda ser parecida a la que lleva su exmujer. Sobre todo cuando está con sus hijos.