Las pruebas que demuestran que las perlas son la estrella en el joyero de Kate Middleton
Desde que comenzó su relación con Guillermo, Kate ya mostró su predilección por las perlas, un amor que ahora está ya más que afianzado
A lo largo de los años que lleva formando parte de la familia real británica -el 29 de abril celebra su décimo aniversario de bodas-, Kate Middleton ha ido descubriendo qué le sienta bien y con qué se siente más favorecida. Si hablamos de estilismos, Kate suele ser fiel a sus diseñadores de cabecera y no hay duda de que el abrigo-vestido es una de sus prendas fetiche, la que mejores resultados le proporciona. También parece tenerlo muy claro a la hora de abrir el joyero y escoger qué se pone.
Esto no siempre es tarea sencilla, puesto que a sus joyas personales se suman las de la familia, que en ocasiones le son prestadas para que pueda lucirlas en momentos especiales. Eso sí, no hay duda de que la duquesa de Cambridge siente predilección por las perlas. Tanto en sus versiones más sencillas como en las más elaboradas, esta joya siempre resulta elegante, discreta y adecuada, y Kate lo sabe.
De hecho, esta fue su elección para una de sus últimas apariciones, una ocasión especial, aunque no alegre: el funeral del duque de Edimburgo. Kate lució una gargantilla de perlas japonesas de cuatro hileras, de la colección personal de la reina Isabel II, quien ya se las había prestado con anterioridad para la cena de su 70 aniversario de bodas con el príncipe Felipe en 2017.
Doble homenaje, puesto que esta misma pieza la lució también su suegra, Diana de Gales, con los mismos pendientes de diamantes de perlas de Baréin que llevó la duquesa, también de la colección de la reina. Esta no es la única vez que hemos visto a Kate con las mismas joyas que la madre de su marido, ambas mujeres parecen compartir amor por las perlas y, de hecho, no es raro ver a Kate con la tiara Lover’s Knot.
Diana pudo lucir esta tiara en numerosas ocasiones, aunque tuvo que devolverla a la familia real una vez que su divorcio del príncipe Carlos fue efectivo, dato que confirma la importancia que la familia da a las tiaras y los conflictos que provocan. Ahora se ha convertido en una de las preferidas de Kate Middleton, que no duda en combinarla con otras joyas. Por ejemplo, para una cena en honor a los reyes de Holanda en 2018, la lució junto con el collar de la reina Alejandra, también con las perlas como protagonistas.
En los Bafta de 2019 pudimos ver a Kate Middleton radiante, luciendo un vestido blanco con un hombro descubierto de Alexander McQueen y con unos espectaculares pendientes de diamantes y perlas que pertenecieron a la madre de Guillermo. Diana de Gales los lució en varias ocasiones en la década de los 90.
Kate no solo escoge las perlas para momentos clave, cenas importantes o fiestas de gala, lo cierto es que su amor por estas joyas parece sincero, puesto que hemos podido ver cómo presumía de ellas en numerosas ocasiones, con versiones más discretas. Así, hemos podido verle un brazalete de perlas diseñado en 1988 por Nigel Milne y que también perteneció a su suegra, o unos pendientes de perlas en forma de flor, como los que se puso para el Beating Retreat de 2019 junto con un look de abrigo vestido.
Desde los pendientes más discretos, como los que llevó durante su visita oficial a Nueva Zelanda en 2014, una discreta perla en su versión más juvenil y desenfadada, a su versión XXL, como la que lució con collar a juego durante su viaje a Polonia y Alemania de 2017. Kate Middleton parece haber encontrado en las perlas a sus mejores aliadas para dejarse ver siempre guapa y elegante.
A lo largo de los años que lleva formando parte de la familia real británica -el 29 de abril celebra su décimo aniversario de bodas-, Kate Middleton ha ido descubriendo qué le sienta bien y con qué se siente más favorecida. Si hablamos de estilismos, Kate suele ser fiel a sus diseñadores de cabecera y no hay duda de que el abrigo-vestido es una de sus prendas fetiche, la que mejores resultados le proporciona. También parece tenerlo muy claro a la hora de abrir el joyero y escoger qué se pone.