Así ha sido la vuelta de la infanta Elena a la agenda de la Casa Real, dos años después
La última vez que el rey Felipe confió en su hermana mayor para un acto institucional fue en junio de 2019, rompiendo con el ostracismo real al que parece condenada
Dos años y 18 días. Es el tiempo que ha pasado desde el 11 de junio de 2019, una fecha de la que seguro que se acuerda, y mucho, la infanta Elena. Fue su último acto oficial en la agenda de la Casa Real, solo unos días después de que don Juan Carlos decidiera jubilarse del todo y no tener más vida pública. Parecía entonces que el rey Felipe depositaba una nueva confianza en su hermana mayor, a la que había apartado poco a poco de la vida institucional, hasta casi dejar de tener vínculo con la Corona. Era solo un espejismo: tras ese acto del 11 de junio, no hubo más. Han tenido que pasar dos años y una pandemia para volver a ver a la infanta Elena representando a la Casa Real. Y lo ha hecho presidiendo la entrega de premios del XXVIII edición del Concurso de Pintura Infantil y Juvenil de Patrimonio Nacional, la misma cita de aquella ocasión.
El escenario para la entrega de premios también ha sido el mismo, el palacio de El Pardo. Y si ha regresado su protagonismo en la agenda real, también lo ha hecho su esencia, estilísticamente hablando, porque para esta importante tarde no ha dejado nada al azar. La infanta Elena ha escogido un traje chaqueta en color blanco roto combinado con el marrón, en las rayas de la camiseta, los zapatos tipo mocasín de tacón ancho y el bolso. Pero quizá lo más característico del look que la hija mayor de los Reyes eméritos ha sido el semirrecogido en su pelo, que llevábamos tanto tiempo sin ver, con un elaborado peinado, sujeto en la parte superior de su nuca y con el cabello completamente liso, a diferencia de las últimas ocasiones, en las que lo ha llevado rizado.
Y ya que la infanta Elena volvía a la agenda, lo ha hecho a lo grande, ya que incluso ha tenido ocasión de pronunciar unas palabras en público, algo que teníamos prácticamente olvidado. Por supuesto, con la mascarilla reglamentaria, ha charlado con los premiados, con los responsables del certamen, ha hecho la entrega de los premios con la mejor sonrisa, quizá en un intento por ganarse el papel para la próxima edición.
Aunque el rey Felipe ya hizo toda una declaración de intenciones al asumir el trono en 2014, al apartar a las dos Infantas del núcleo duro de la Casa Real, el desarrollo de los acontecimientos ha hecho que no se cuente con ella prácticamente para nada. Queda la duda de si se la hubiera tenido en cuenta para la misma entrega de premios en 2020, si no se hubieran cancelado por la situación sanitaria. No podemos negar que el monarca ha considerado que le sobraban los motivos para alejar a su hermana de la vida institucional. Quizá el principal, que no es sino una conclusión de los diferentes gestos que ha tenido a lo largo de estos años, es que ha puesto las relaciones familiares por encima de la institución. No solo se ha convertido en el apoyo principal de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin, sino también del rey Juan Carlos. No le han importado ni las polémicas, ni los escándalos, ni los titulares que ha protagonizado su padre en los últimos años por sus líos de faldas y de billetes.
Un apoyo del que además se derivó la gran polémica protagonizada por ella misma hace unos meses, cuando nos enteramos de que, junto a la infanta Cristina, había recibido la vacuna contra el coronavirus en uno de los viajes para ver al Rey emérito. Una situación de la que tuvo que salir del paso con un comunicado, tras ver el revuelo formado: "Tanto mi hermana como yo hemos acudido a visitar a nuestro padre y con el objeto de tener un pasaporte sanitario que nos permitiera hacerlo regularmente, se nos ofreció la posibilidad de vacunarnos, a lo que accedimos. De no ser por esta circunstancia, habríamos accedido al turno de vacunación en España cuando nos hubiera correspondido". Elena confesaba a algunos íntimos entonces que no entendían la polémica, puesto que si ellas se vacunaban en otro país, dejaban libre su turno para ciudadanos españoles. Pero, desde luego, la opinión pública no se lo tomó así y no tardaron en lloverles las críticas, lo que salpicó también al monarca.
Lógicamente, su vida pública en este tiempo no ha estado limitada a la agenda de la Casa Real. La infanta Elena no ha faltado a corridas de toros, campeonatos hípicos o funerales. Sin ir más lejos, asístía este lunes al que se celebraba en memoria de Carlos Falcó. Tampoco su vida social ha estado coja precisamente, con continuos viajes a Abu Dabi para ver a su padre desde el pasado agosto, acompañada de su hermana en algunos de ellos. En todas ellas ha despertado gran interés mediático, a pesar del ostracismo al que ha estado condenada hasta este martes, cuando dos años y 18 días después, ha vuelto a la agenda de la Casa Real.
Dos años y 18 días. Es el tiempo que ha pasado desde el 11 de junio de 2019, una fecha de la que seguro que se acuerda, y mucho, la infanta Elena. Fue su último acto oficial en la agenda de la Casa Real, solo unos días después de que don Juan Carlos decidiera jubilarse del todo y no tener más vida pública. Parecía entonces que el rey Felipe depositaba una nueva confianza en su hermana mayor, a la que había apartado poco a poco de la vida institucional, hasta casi dejar de tener vínculo con la Corona. Era solo un espejismo: tras ese acto del 11 de junio, no hubo más. Han tenido que pasar dos años y una pandemia para volver a ver a la infanta Elena representando a la Casa Real. Y lo ha hecho presidiendo la entrega de premios del XXVIII edición del Concurso de Pintura Infantil y Juvenil de Patrimonio Nacional, la misma cita de aquella ocasión.