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El mal del ‘sorojchi’ que afectó a Felipe VI en Bolivia y que le indispuso igual que a Leonor
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EN UN VIAJE OFICIAL CON 23 AÑOS

El mal del ‘sorojchi’ que afectó a Felipe VI en Bolivia y que le indispuso igual que a Leonor

Parece que la heredera y su hermana no han sido las únicas que han visto afectada una aparición pública por una indisposición. Hace más de tres décadas ya le pasó al Rey

Foto: El rey Felipe, en una imagen reciente. (EFE/Ballesteros)
El rey Felipe, en una imagen reciente. (EFE/Ballesteros)

"El primer día tiene que tomárselo con mucha calma, estar casi todo el rato sentado, muy poco tiempo de pie. Y, por supuesto, no coger el menor bulto ni subir escaleras. Eso es blasfemo -le dije-, no lo haga que le puede dar algo por muy joven que sea". Avión oficial de las Fuerzas Aéreas de España, rumbo al aeropuerto de Los Altos, en La Paz (Bolivia). Inocencio Arias, el diplomático de la sempiterna pajarita y la voz de la experiencia de su abultada hoja de servicios en el exterior, aconseja al entonces Príncipe de Asturias -con tan solo 23 añitos- sobre cómo prepararse físicamente para la visita oficial de cinco días que van a realizar por diferentes ciudades de Bolivia.

"El programa estaba muy recargado”, recuerda todavía hoy Inocencio. “Por eso, cuando dicen que los Príncipes no hacen nada me río a carcajadas. Era un programa infernal que no se lo recomiendo ni a mi peor enemigo”.

placeholder El rey Felipe, en Bolivia, en el aeropuerto de La Paz. (Gtres)
El rey Felipe, en Bolivia, en el aeropuerto de La Paz. (Gtres)

La reciente indisposición de la princesa Leonor en Asturias, donde no pudo completar la visita a Cadavedo como pueblo ejemplar 2022 por culpa de una gastroenteritis sobrevenida retrotrae en el tiempo hasta 1991. Y es que 31 años atrás su padre, en parecidas circunstancias, también tuvo que hacer malabares para lidiar con los problemas que acarrea el mal de altura o 'sorojchi'. La Paz, capital boliviana, está situada a 3.600 metros sobre el nivel del mar y los efectos de la falta de oxígeno en algunas personas producen mareos, cansancio, debilidad y fuerte dolor de cabeza, entre otros síntomas.

Felipe, “pálido”

Inocencio Arias, que entonces era secretario de Estado para la Cooperación e Iberoamérica y máxima autoridad del Gobierno español en este viaje, recuerda muy bien la anécdota para describir la abnegada capacidad de servicio del entonces heredero aun en las condiciones más humanamente complicadas. El diplomático recuerda esta indisposición principesca en su libro ‘La trastienda de la diplomacia’. Y los fotógrafos y periodistas que les acompañaban entonces también recogieron en sus crónicas la "palidez" del Príncipe.

El primer síntoma de indisposición lo padeció don Felipe cuando tuvo que permanecer de pie mientras el presidente boliviano le mostraba gráficos y mapas alusivos a los proyectos económicos de Bolivia durante la entrevista de 50 minutos que ambos mantuvieron antes de la recepción. Según asistentes a esta audiencia, don Felipe se sobrepuso con relativa rapidez y la conversación prosiguió normalmente. Poco después, el Príncipe volvió a mostrarse muy pálido cuando entró con el presidente de Bolivia en la recepción.

placeholder Celebración popular frente al palacio presidencial. (EFE/Stringer)
Celebración popular frente al palacio presidencial. (EFE/Stringer)

"Llegamos al Palacio Quemado y el presidente Jaime Paz Zamora, que era un presidente muy jovial, le empezó a enseñar al Príncipe una colección de mapas que había en su despacho o en la sala adjunta y en la que se veían mapas topográficos de Bolivia desde su independencia hasta ese momento. Cómo en tal guerra le había quitado un trozo y en otra guerra, otro trozo", rememora el diplomático.

“El presidente, como buen boliviano, lo comentaba muy acalorada y muy detalladamente. Iban dando vueltas a la habitación y se iba deteniendo en cada plano. En un momento determinado, yo le dije al presidente y al príncipe que, si no les importaba, me iba a sentar. Pero Zamora siguió erre que erre y eso fue larguísimo”. La crónica de 'El País' de ese día señala que ese encuentro privado duró 50 minutos y que fue ahí donde el Príncipe comenzó a demudar su rostro.

“Salió disparado hacia un cuarto de baño”

En un principio se planificó una recepción para 80 personas que cenarían sentadas, pero la presión de diversas personalidades bolivianas que no habían sido invitadas obligó al protocolo a ir extendiendo la lista de asistentes hasta los 400 invitados. Arias recuerda que “a la recepción acudieron bastantes bolivianos y había un cierto entusiasmo por saludar al Príncipe en el besamanos. Don Felipe aguantó hasta que pasó el último y se fue corriendo a vomitar. Salió disparado hacia un cuarto de baño y vomitó. Estuvo ahí aguantando y sonriendo hasta que pasó el último".

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Joaquina Prades publicaría entonces en 'El País' que, mientras estrechaba la mano de los invitados, su cara se tornó tan blanca que los fotógrafos se pusieron en tensión porque creían que se iba a desmayar. Fue tal la multitud agolpada en esa primera visita de Felipe a Bolivia que no hubo espacio para sentar a tanto invitado. El tutor del Príncipe, el coronel José Antonio Alcina; el secretario general de la Casa del Rey, Joel Casino, y el propio Inocencio se encontraron sin sitio en la mesa presidencial en la que cenaron el heredero, Paz Zamora, sus dos hijos, el ministro de Asuntos Exteriores y los embajadores de España.

placeholder Leonor y Felipe VI, en Cadavedo. (Limited Pictures)
Leonor y Felipe VI, en Cadavedo. (Limited Pictures)

Quizá don Felipe recordase estas vivencias el pasado sábado, mientras su hija Leonor y la reina Letizia hacían esa parada obligada en el Hotel Restaurante Casa Fernando, en Cudillero, para atender a la indisposición de la heredera. Gajes de la hoja de servicios principesca que, en todo caso, no son nada que la Casa del Rey no haya vivido ya en el pasado y que son parte del aprendizaje propio del camino hacia la Corona.

"El primer día tiene que tomárselo con mucha calma, estar casi todo el rato sentado, muy poco tiempo de pie. Y, por supuesto, no coger el menor bulto ni subir escaleras. Eso es blasfemo -le dije-, no lo haga que le puede dar algo por muy joven que sea". Avión oficial de las Fuerzas Aéreas de España, rumbo al aeropuerto de Los Altos, en La Paz (Bolivia). Inocencio Arias, el diplomático de la sempiterna pajarita y la voz de la experiencia de su abultada hoja de servicios en el exterior, aconseja al entonces Príncipe de Asturias -con tan solo 23 añitos- sobre cómo prepararse físicamente para la visita oficial de cinco días que van a realizar por diferentes ciudades de Bolivia.

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