Así eran los posados de Juan Carlos y Sofía: parada en Puerto Banús y sin nubes en el horizonte

Este pasado martes, Sus Majestades, don Felipe y doña Letizia, y sus hijas volvían a escenificar una puesta en escena clave para la prensa, una costumbre que forma parte del histórico veraniego de la familia real española: el tradicional posado de vacaciones. Un momento que en ocasiones pasadas llegó a contar con excelsos invitados. Constantino de Grecia y su esposa Ana María llegaron a unirse a tal fotografía con su prole un par de años, al igual que también lo hicieron Lady Di y sus pequeños Guillermo y Enrique sin la presencia de Carlos III.

Tras la participación de Casas Reales europeas, el tiempo también consiguió que a estos se fueran uniendo las infantas, Cristina y Elena, sus respectivos maridos y después sus vástagos. Las fotos de los veraneantes reales se hacían en el palacio de Marivent y marcaban el pistoletazo de salida para mostrar a los ciudadanos que los Borbón ya se habían instalado en su residencia mallorquina con el objetivo de disfrutar parte de la temporada estival.

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Hasta 1976, poco después de la proclamación como Jefe del Estado de don Juan Carlos, las vacaciones de la familia eran itinerantes. Había una parte obligatoria que debían pasar en el Pazo de Meirás con Franco y los suyos y otra en Estoril, donde los condes de Barcelona vivían su exilio. Sin embargo, doña Sofía nunca llegó a conectar con tales ubicaciones. En ambos lugares era una invitada y, por lo tanto, carecía de poder de decisión para nada que no tuviera que ver con la intendencia de sus hijos, que aún eran muy pequeños.

Cuando los Borbón Grecia comenzaron a visitar asiduamente la isla balear en el mes de julio, el príncipe Felipe tenía ocho años, la infanta Cristina once y trece la primogénita Elena. Una elección donde tuvo mucho que ver el marqués de Mondéjar, Jefe de la Casa de Su Majestad. El palacio de Marivent siempre transmitió buenas vibraciones a la Reina emérita, que poco a poco lo fue decorando a su manera. Manos a la obra, la monarca desterró los muebles oscuros por la claridad de las telas mallorquinas para los tapizados, manteniendo eso sí las baldosas originales.

Uno de los lugares preferidos de doña Sofía dentro de esta fortaleza inexpugnable es la terraza, donde desayunaba toda la familia al completo, cuando todavía se encontraban unidos. En estas fechas solo queda ella misma, su hermana, la princesa Irene, su prima, la princesa Tatiana Radziwil, y su marido, el doctor Frucheau, porque Felipe VI, su esposa y sus hijas se alojan en Son Vent, un recinto con independencia total.

Retomando el posado veraniego, las circunstancias familiares y los desencuentros entre sus miembros también se reflejaban en las imágenes. Como en la obra de Agatha Christie 'Diez negritos', fueron desapareciendo de la foto Jaime Marichalar, la infanta Cristina, Iñaki Urdangarin, los hijos respectivos y finalmente solo quedaron Sus Majestades, la princesa de Asturias y la infanta Sofía.

Desde hace unos años, la opción es salir de Marivent para recorrer lugares emblemáticos de Mallorca. Esta semana ha tocado el jardín de Alfabia, una propiedad privada que forma parte del Patrimonio Inmaterial de la Unesco desde 2011. La familia Laforteza, cuya cabeza visible es Cristina Laforteza, es la encargada de que este lugar abierto al público se mantenga en perfecto estado de revista, como se pudo apreciar en la visita real.

Mallorca ha sido siempre ese paraíso donde la familia Borbón Grecia se sentía como en su casa y donde el matrimonio real aparecía como ejemplo de unidad familiar. Es más, uno de sus primeros posados fue recogido en un reportaje de la revista ‘Protagonista’, del Grupo Zeta. En tales páginas, los Reyes, entonces Juan Carlos y Sofía, con sus tres hijos mostraban un periplo por el Mediterráneo con el titular: 'Vacaciones en el mar'.

La excursión marinera de aquel agosto de 1981 arrancaba en la bahía de Palma y de ahí se dirigían a la costa gaditana para llegar a Marbella y atracar en Puerto Banús. Esa mañana acabaron en la casa del duque de Arión, íntimo del Rey emérito, y horas más tarde su esposa y las Infantas visitaron las tiendas del puerto. Ese mismo día partieron hacia Motril, donde les esperaban los reyes Balduino y Fabiola para cenar. Al día siguiente, los excursionistas reales hicieron el camino inverso a Mallorca y finalizaron su recorrido.