El verano más triste de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin cumple cinco años

Parece que fue hace un mundo, pero fue solo hace cinco años. Aquel fue el verano más duro de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin como matrimonio. Ella estaba en la más inmensa soledad, acompañada sólo por la familia de su marido, y él pasaba con su primer verano en prisión lejos de todos y de todo.

¿Quién les iba decir a quienes parecían la pareja ideal que cinco años después estarían en pleno proceso de divorcio?

Las cifras económicas que se han puesto sobre la mesa han tensado la cuerda y ninguno de los dos acepta las peticiones del otro. Además, no comparten ya ni ciudad: Urdangarin vive en Vitoria, en casa de su madre, y la infanta Cristina vive en Ginebra con su hija, Irene, y nadie más.

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Antes de pasar el verano en las playas vascas, como siempre había hecho con su marido, doña Cristina se escapó a Estados Unidos con sus hijos Juan, Miguel e Irene. Juntos visitaron los Grandes Lagos, un recorrido de unos 10 días por las tierras en las que vive Cristina Urdangarin Flood. La hermana más desconocida de Iñaki salió del anonimato ese verano, cuando se supo que la Infanta andaba por Minnesota con la familia Urdangarin.

5 años y 10 meses

Era el primer verano que la familia pasaba sin el padre, ingresado para cumplir la condena de 5 años y 10 meses que le impuso el Tribunal Supremo por el caso Nóos. Eran sus primeras semanas carcelarias y el exduque las pasó encerrado en su loft, como definió Nacho Gay la celda del penado más famoso de España en ‘Relato de un naufragio’ (La Esfera, 2022).

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Este ‘non-fiction’ describe al detalle cómo fueron los años de Urdangarin en prisión: “Recibió a todas y cada una de sus visitas -por cuestiones de seguridad, qué duda cabe- en su pequeño apartamento de soltero en medio del agreste campo abulense, una especie de casa rural sin mucha solera, pero que hizo también las veces de sala de visitas, de enfermería, de juzgado de guardia… Aquello era como el café Gijón, no dejaba de entrar y salir gente, más o menos culta, para charlar con Iñaki sobre cualquier cosa”.

De Minnesota a Bidart

Aquel verano, tras viajar a EEUU, la infanta Cristina se fue a Bidart, en el País Vasco francés, con toda la familia Urdangarin. Los hermanos de Iñaki y su madre, Claire Liebaert, se habían convertido, desde que empezó el proceso judicial del Caso Nóos, en el gran apoyo de la pareja. Cuando Urdangarin entró en prisión, siguieron siendo un puntal en la vida de la hermana de Felipe VI. Cabe recordar, siempre es importante mirar atrás, que en aquellos tiempos el rey ya era don Felipe. Y es importante porque todo cambió para la familia.

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Fue precisamente él quien creó aquel famoso cordón sanitario que alejó a la Infanta y a todos los suyos de la familia real. Tanto fue así que la lucha entre hermanos salió en los papeles: él anunciaba que le retiraba el ducado de Palma a su hermana, mientras ella le contestaba que había sido decisión propia haber renunciado a poseer ese título por la situación judicial de su marido. Nunca sabremos quién fue el primero en tirar la piedra, pero sí sabemos que han estado años sin hablarse.

"¡Ya era hora!"

Así lo aseguraba también a Vanitatis un familiar de la infanta Cristina, persona que suele pasar las Navidades en Zarzuela. “Hacía años que no la veía”, declara en una charla con Vanitatis, “y este año por primera vez he podido estar con ella. ¡Ya tocaba! Hemos sido felices de volverla a tener con nosotros. La separación de Urdangarin ha devuelto a la infanta Cristina a su familia real, la familia Borbón, aunque eso mismo la alejado de la familia con la que contó durante todos los años más duros de su vida.

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Sí, la familia Urdangarin: con ellos la relación está profundamente dañada porque la infanta Cristina no acepta las condiciones económicas que su todavía marido le impone para divorciarse. Esta tensión entre la expareja ha provocado ese cisma familiar. Además, los hermanos de Iñaki culpan ahora a la Infanta de toda la situación en la que se encuentra ahora el exdeportista; antes culpaban a la familia real, en concreto al rey Juan Carlos I. Ahora, ya separados, la señalan a ella. Lo comentan a sus íntimos, quienes intentan, a veces, convencerles de que doña Cristina no es la culpable.

Así lo aseguran a Vanitatis fuentes de la familia Urdagarin, en concreto de Ana Urdangarin, la hermana mayor de Iñaki. "Se ha pasado al republicanismo y parece hasta anarquista", comentan entre risas, "está muy enfadada con Cristina, y eso que eran íntimas amigas, pero la culpa de todas las desgracias de su hermano". Como ejemplo, ponen la ausencia de todos los Urdangarin en la graducación de Irene en Ginebra, algo impensable hace tan solo un año.

Con todo, como informamos en Vanitatis hace unos días, la Infanta mantiene relación con sus sobrinos y en su última visita a Barcelona incluso cenó en casa de uno de ellos acompañada de Pablo, su segundo hijo.

"Comportamiento de su esposa"

Algo que ya se apuntaba de alguna manera en el citado libro de Gay, en el que se habla de las impresiones que el capellán de Brieva tenía de la famosa pareja, a la que trataba con asiduidad. “Eso sí, el capellán nunca dudó de Iñaki, lo hizo más de Cristina, porque las conversaciones que mantuvo con su amigo dejaban deslizar un sentimiento de decepción de Urdangarin como marido por el comportamiento de su esposa en los últimos años, al contrario de lo que piensan casi todos los mortales: que ella ha sido siempre la víctima y él el verdugo”.

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Unas dudas, las del cura, que se han convertido en verdades absolutas en la familia Urdangarin, dolida por cómo el hermano pequeño tiene que superar un trance tan complejo sin la ayuda de quienes, según ellos, lo llevaron hasta allí.