Pendientes de quita y pon de una valiosa tiara y vestido de gala: Máxima de Holanda, en su última aparición

La reina Máxima de Holanda sigue en su cruzada por la moda sostenible, y dentro de su apretada agenda de actos oficiales ha optado por recuperar en tres eventos consecutivos varios vestidos de su amplio y siempre vistoso ropero. Primero, para una visita a una escuela de primaria en Róterdam tiró de un estilismo colorido conformado por prendas de fondo de armario y después, para un simposio en la Nueva Iglesia de La Haya, rescató un outfit que ya llevó hace dos décadas en el bautizo de la princesa Ingrid Alexandra de Noruega.

Pero la 'pièce de résistance' se la guardaba para su última aparición del día, cuando acudía en compañía de su marido, el rey Guillermo Alejandro, a la celebración de una cena de gala en Ámsterdam que servía como recepción a los representantes de varias organizaciones internacionales con sede en los Países Bajos.​

El monarca pronunció un breve discurso durante la velada, a la que acudieron varios ministros y que se centró en el papel de su país como anfitrión de hasta cuarenta de estas instituciones, entre las que figuran la Agencia Europea de Medicamentos, la Corte Internacional de Justicia, la Corte Penal Internacional, la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas o el Banco Europeo de Inversiones (BEI).

Para la elegante cena, Máxima decidió recuperar uno de sus vestidos más icónicos, el que lucía en 2019 para el Día del Príncipe. El Prinsjesdag es el evento más importante de la agenda de los Orange, y para jugar sobre seguro, en esa ocasión la Reina apostó por uno de sus diseñadores fetiche: Jan Taminiau. En él confió también para que la hiciera brillar en 2013, en la coronación de su esposo.

Se trata de un diseño en color burdeos realizado en crepé de lana formado por un vestido palabra de honor de corte sirena y una pelerina, o capa corta, repleta de aplicaciones joya por encima de los hombros y de forma irregular, que deja al descubierto la zona del pecho. En 2019, Máxima acompañó el vestido con unos guantes a juego y con una bonita boina de Philip Treacy.

Pero más llamativos aún han sido los pendientes de diamantes XXL con los que Máxima completaba su look. Las distintivas joyas proceden de la tiara Stuart, una de las piezas más originales y valiosas, no solo del joyero de los Orange, sino de toda la realeza europea. Una de las particularidades de esta diadema es que es desmontable, por lo que puede presentar diferentes aspectos según la pieza que se ponga o se quite.

En este caso, la argentina ha apostado por extraer de la tiara, que lució por primera vez en mayo de 2018, durante una cena de gala ofrecida por los grandes duques de Luxemburgo a los reyes de Holanda, cuatro diamantes que han compuesto los pendientes que ha lucido en la cena celebrada en Ámsterdam.

La última vez que la habíamos visto optar por este curioso recurso estilístico fue hace tan solo unos días en París, donde junto a Brigitte Macron apostaba por un exclusivo diseño de Iris Van Herpen con transparencias para visitar al Museo de las Artes Decorativas.

Si en su último evento depositó su confianza en Jan Taminiau, en este caso se decidía por el producto nacional holandés de esta diseñadora, que ya fue la encargada de firmar el vestido que Máxima utilizó en su 50 cumpleaños.