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Silvia de Suecia, la reina con sangre española que hizo esperar a Carlos Gustavo y con afán de 'wedding planner'
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80º CUMPLEAÑOS

Silvia de Suecia, la reina con sangre española que hizo esperar a Carlos Gustavo y con afán de 'wedding planner'

Con motivo de sus 80 años, que cumple este sábado, hacemos un repaso a las luces y sombras de su vida junto al rey sueco

Foto: La reina Silvia, en un retrato oficial. (Casa Real de Suecia/Linda Broström)
La reina Silvia, en un retrato oficial. (Casa Real de Suecia/Linda Broström)

El 23 de diciembre de 1943 nacía en Alemania Silvia Renate Sommerlath, más conocida en la actualidad como Silvia de Suecia. Este sábado, con motivo de su 80º cumpleaños, hacemos un repaso a la vida de esta reina con sangre española, con afán de 'wedding planner' y que hizo esperar a Carlos Gustavo nada más y nada menos que cuatro años.

Silvia era la hija más pequeña de los cuatro que tuvo el matrimonio formado por Carl Walther Sommerlath, empresario, y Alicia Soares de Toledo, una mujer brasileña de ascendencia española. Una mezcla que hizo que la actual reina sueca se interesara por los idiomas, manejando en la actualidad hasta seis. Además del alemán paterno y el portugués materno, la esposa de Carlos Gustavo habla sueco, español, inglés y francés.

Esa fluidez para los idiomas hizo que trabajara durante unos años para el consulado de Buenos Aires en Alemania y, más importante, que formara parte del comité organizador de los Juegos Olímpicos de Múnich 1972, una cita gracias a la que conocería a su marido, entonces príncipe heredero al trono sueco.

placeholder Silvia, de niña con su padre, Carl Walther Sommerlath. (Cordon Press)
Silvia, de niña con su padre, Carl Walther Sommerlath. (Cordon Press)

Y aunque en muchas ocasiones se ha descrito su trabajo en estas Olimpiadas como de acompañante de altos cargos y celebridades, no fue exactamente así. En una entrevista concedida recientemente por su cumpleaños para la periodista Julia Melchior, la misma que realizó un documental sobre la reina Letizia para la televisión alemana, se explica bien en qué consistía.

Y es que, tras ser contratada por el Comité Olímpico Nacional en 1970, fue asistente personal de su presidente. Desde ese puesto, fue designada una de las azafatas principales, con la responsabilidad de la planificación y preparación del personal en el periodo previo a los Juegos Olímpicos de 1972, además de la planificación operativa durante la propia cita.

Como decíamos, fue precisamente en Múnich donde conoció al príncipe Carlos Gustavo, heredero al trono de Suecia. No tardaron en comenzar su relación, aunque de una forma más que discreta. De hecho, no anunciaron su compromiso hasta 1976. Y el motivo de que pasara tanto tiempo fue, precisamente, su trabajo. Silvia Sommerlath se había comprometido a planificar los Juegos de Invierno de Innsbruck de ese mismo año y, consciente de que una vez anunciado el compromiso tendría que dejar su profesión, como tantas otras parejas de príncipes y reyes, quiso terminar lo que había empezado.

Carlos Gustavo aceptó y no le importó esperar todo ese tiempo, que también le sirvió a Silvia para asimilar y prepararse para lo que le esperaba en su nuevo país. Fueron menos de cuatro años, pero en ellos hubo muchos cambios. Desde la muerte de la princesa Sybila, madre de Carlos Gustavo, a la más importante, la de su abuelo, Gustavo Adolfo. Una muerte que lo convertía, automáticamente, en el rey de Suecia.

placeholder Carlos Gustavo y Silvia, el día de su boda. (Cordon Press)
Carlos Gustavo y Silvia, el día de su boda. (Cordon Press)

Precisamente por eso y por la juventud con la que Carlos Gustavo tuvo que asumir el trono, se da una circunstancia en Silvia de Suecia que no se ha dado en ninguna otra reina consorte de la actualidad. Y es que el 'sí, quiero' que pronunció en el altar al aceptar casarse también la convertía automáticamente en reina consorte.

En su cabeza, y como manda el protocolo y la tradición real, una de las tiaras más conocidas del histórico joyero de la familia real sueca, considerado uno de los más valiosos del Gotha. Hablamos de la tiara de los Camafeos, una de las más representativas de la dinastía Bernadotte y sin duda la más original gracias a su diseño único. Tal y como su nombre indica, está formada por camafeos y perlas naturales. Pasó a formar parte de la Corona sueca tras ser encargada por Josefina, mujer de Napoleón, y fue la que también lució Victoria, la actual heredera al trono, el día de su boda.

Sus primeros pasos en la corte no fueron fáciles. Procedente de una familia plebeya, y siendo ella misma una activa trabajadora, no dudó en pedir un despacho y una máquina de escribir en cuanto llegó a palacio. Tenía las ideas muy claras sobre lo que podía ayudar a hacer desde su papel institucional. Unas causas, como la lucha contra el abuso infantil o la demencia -el motivo por el que falleció su madre y una preocupación compartida con la reina Sofía-, que han permanecido en su agenda hasta nuestros días.

placeholder Silvia y Carlos Gustavo de Suecia, en un posado familiar junto a sus dos hijos mayores. (Cordon Press)
Silvia y Carlos Gustavo de Suecia, en un posado familiar junto a sus dos hijos mayores. (Cordon Press)

Los cambios que hizo fueron lentos porque no pretendía ofender a miembros veteranos del personal de palacio, pero fueron seguros. Ella fue la primera reina que contrató a mujeres para determinados puestos, como la oficina de prensa. Una de ellas llegó a ser portavoz de la Casa Real y posteriormente mariscal de la corte, puestos hasta entonces reservados para hombres.

Además, ese espíritu planificador y de organización lo saca a relucir para grandes eventos familiares, que además, en el caso de la familia Bernadotte, son también citas de Estado. Y es que Silvia de Suecia ha formado parte activa de la organización de las bodas de sus tres hijos, Victoria, Carlos Felipe y Magdalena, además de los bautizos de sus ocho nietos, con los que la veíamos recientemente inaugurando la Navidad en palacio. Toda una 'wedding planner' que supervisó cada detalle de los tres enlaces.

Luces y sombras de la reina Silvia de Suecia

Pero, como en las mejores familias, en la vida de Silvia de Suecia también hay muchas sombras, especialmente en lo tocante a su relación con Carlos Gustavo, un hombre polémico y que no ha estado exento de protagonizar algunos escándalos. La suya fue una boda de las denominadas 'cuento de hadas'. Junto con Sonia de Noruega, fue una de las que marcó el camino para que el Gotha abriera sus puertas a plebeyas y plebeyos, algo habitual hoy en día, pero no tanto entonces.

Y, como en todo cuento, hubo un planteamiento y un nudo, aunque el desenlace está por verse si ha llegado o no. Porque Silvia ha tenido que lidiar con los escándalos protagonizados por su marido, un monarca bastante polémico y al que, muchas veces, decir lo que pensaba le ha traído algún que otro problema. Sin irnos demasiado lejos, no fueron muy bien acogidas sus declaraciones sobre la abolición de la ley sálica, por la que su hijo Carlos Felipe dejó de ser el heredero en favor de Victoria, la primogénita.

placeholder Carlos XVI Gustavo y Silvia de Suecia, en una imagen de archivo. (Getty)
Carlos XVI Gustavo y Silvia de Suecia, en una imagen de archivo. (Getty)

Aunque no ha sido lo más grave. Quizá el trago más duro para Silvia fue tener que sortear la sombra de la infidelidad, que ha acompañado a la pareja durante décadas. Especialmente negra fue la época en la que desde un libro se acusaba al monarca de frecuentar un club de striptease, asegurando entonces que había pruebas gráficas de sus andanzas que habían intentado comprarse por un amigo suyo, relacionado además con círculos mafiosos.

Con todos estos ingredientes, Carlos Gustavo no tuvo más remedio que salir a justificarse en la televisión pública, pidiendo perdón por la responsabilidad que pudiera tener por esa controvertida amistad, pero dando explicaciones ambiguas sobre estas juergas nocturnas, que habían tenido lugar en el extranjero, concretamente en Atlanta y Eslovaquia.

Por si esto fuera poco, también en el mismo libro salió a la luz una relación extramatrimonial que había mantenido durante años con una actriz y cantante. Nunca hubo muchas más explicaciones, pero desde entonces Silvia ha sido incluida en el club de esas reinas, consortes o no, que han aguantado infidelidades a cambio de mantener la imagen pública de la institución más o menos intacta.

Y aunque los que la conocen hablan de ella como una persona divertida, espontánea y cercana en las distancias cortas, las vicisitudes de su matrimonio y las polémicas de su marido han hecho mella en la popularidad de la Casa Real, por mucho que ella se haya esforzado en que permanezca inalterable. Y es que en una de las últimas encuestas hechas públicas, más de un 60% de los encuestados cree que Carlos Gustavo debería abdicar en favor de su hija, por mucho que él prefiera que le sucediera Carlos Felipe.

El pasado nazi de su padre y los trastornos de alimentación de su hija mayor, que se trataron desde palacio con total transparencia para los medios de comunicación pese a la preocupación lógica de sus padres, han sido también dos de esas sombras con las que Silvia de Suecia, de vocación 'wedding planner', ha tenido que vivir durante su -como consorte, claro está- reinado.

El 23 de diciembre de 1943 nacía en Alemania Silvia Renate Sommerlath, más conocida en la actualidad como Silvia de Suecia. Este sábado, con motivo de su 80º cumpleaños, hacemos un repaso a la vida de esta reina con sangre española, con afán de 'wedding planner' y que hizo esperar a Carlos Gustavo nada más y nada menos que cuatro años.

Silvia de Suecia