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Las royals japonesas rompen una tradición de más de 60 años en una fiesta con explosión de color y despliegue de kimonos
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EN EL PALACIO DE AKASAKA

Las royals japonesas rompen una tradición de más de 60 años en una fiesta con explosión de color y despliegue de kimonos

La familia imperial ha cumplido con su tradicional fiesta en los jardines de Akasaka, con algunas modificaciones que muestran la ligera apertura del Trono del Crisantemo

Foto: La familia imperial, en la fiesta de los jardines de Akasaka. (Reuters)
La familia imperial, en la fiesta de los jardines de Akasaka. (Reuters)

Son pequeños pasos, pero muestran que la rigidez de la Casa Imperial japonesa va siendo algo más flexible. El último gesto, la fiesta que ha roto con una tradición de más de 60 años. La cita, además de suponer toda una explosión de color y despliegue de kimonos de las royals japonesas, también ha cambiado ligeramente su formato con el único objetivo de conseguir más cercanía con el pueblo.

Nos tenemos que ir a Tokyo, donde se sitúa el palacio de Aksaka, una de las dos residencias oficiales del Gobierno de Japón y la propiedad imperial que actualmente sirve como vivienda a los emperadores eméritos, Akihito y Michiko. Allí, con su ausencia al no afrontar ya actividades públicas, se ha celebrado la tradicional fiesta del jardín, que se organizaba por primera vez en 1963.

Al comenzar, los miembros de la familia imperial llegan a los jardines, momento en el que tiene lugar ese desfile de kimonos, con llamativos colores y que forman una imagen muy característica del Trono del Crisantemo, ya que hay ocasiones en las que las royals niponas utilizan las vestimentas más típicas de Japón, obedeciendo al protocolo. Así, al llevar los hombres de la familia chaqué, crea un curioso contraste.

placeholder Los miembros de la familia imperial, en la fiesta de los jardines de Akasaka. (Reuters)
Los miembros de la familia imperial, en la fiesta de los jardines de Akasaka. (Reuters)

La princesa Aiko optaba por un azul cielo con bordados en dorado, mientras que tanto la emperatriz Masako como su cuñada, la princesa Kiko, hacían del vainilla su gran aliado. Y a los pies de todas las royals japonesas, sin excepción, ese calzado típico del país, llamado geta, que consta de unas suelas de madera rígidas con dos tiras que forman una V enganchada a los dedos.

Pero es en cómo se lleva a cabo la fiesta el modo en el que, tras más de 60 años, se ha roto con la tradición. Hay 1400 invitados y es difícil contentar a todos, pero la Familia Imperial, con Naruhito y Masako a la cabeza, han cambiado las normas para, al menos, intentarlo.

Antes, el grupo de royals iba prácticamente pegado y hacían un único recorrido todos. Pero ese detalle es, precisamente, el que ha cambiado. En la fiesta de los jardines de Akasaka que tuvo lugar este martes, se decidió que la familia imperial se dividiría en tres grupos para así abarcar el mayor número de invitados, ya que el hecho de que todos hicieran el mismo trayecto generaba largas colas y mucho tiempo de espera.

placeholder La princesa Aiko, en la fiesta de los jardines. (Reuters)
La princesa Aiko, en la fiesta de los jardines. (Reuters)

Ahora, ese nuevo sistema permite que más asistentes tengan la posibilidad de intercambiar saludos y conversación con los royals. Así, los actuales emperadores hicieron el camino original, mientras que los príncipes herederos realizaron una ruta alternativa, dejando zonas de césped más espaciosas para los miembros de la casa más jóvenes, entre ellos, la princesa Aiko, hija de los emperadores, y su prima Kako, hija de los herederos.

Entre los invitados se encontraban varias celebridades japonesas, como el artista de manga Tetsuya Chiba, la bailarina Yoko Morishita o el golfista Isao Aoki, quien pudo hablar con las dos jóvenes e invitarlas a un partido de golf. Todo ello amenizado con musical tradicional japonesa interpretada por la orquesta del propio palacio y acompañado de un almuerzo con el cordero como plato estrella.

Por supuesto, hubo grandes ausencias, como la del príncipe Hisahito, quien no pudo asistir al encontrarse inmerso en sus estudios universitarios. Él es una figura clave en la continuación de la Casa Imperial y en él están puestos todos los ojos para que, en un futuro, dé otro heredero que pueda perpetuar la dinastía, ya que ahora mismo las cosas están bastante complicadas al no formar parte las mujeres de la línea de sucesión.

placeholder La princesa Kako, en la fiesta de los jardines de Akasaka. (Reuters)
La princesa Kako, en la fiesta de los jardines de Akasaka. (Reuters)

Cierto es que a nuestros ojos occidentales este pequeño gesto de cambiar el sistema de la fiesta puede parecer no muy radical, pero sí supone una pequeña apertura, ya que no persigue otra cosa que la cercanía con sus invitados, algo bastante novedoso.

Hay que tener en cuenta que se trata del trono más antiguo del mundo y que sigue respetando algunas de las tradiciones milenarias. Aunque hay cosas que no cambian, como la Ley Sálica que impide ocuparlo a las mujeres, sí se están viendo ciertas aperturas.

A esta tradición de más de 60 años rota hay que sumarle, por ejemplo, la apertura del Instagram de la Casa Imperial, o el hecho de que la princesa Aiko esté trabajando en la Cruz Roja. Cierto es que a sus tiene que mantener ciertas costumbres y normas si no quiere perder su estatus real, pero al no ser princesa heredera, tiene pequeñas libertades que también dan muestra de esa ligera flexibilidad del Trono del Crisantemo.

Son pequeños pasos, pero muestran que la rigidez de la Casa Imperial japonesa va siendo algo más flexible. El último gesto, la fiesta que ha roto con una tradición de más de 60 años. La cita, además de suponer toda una explosión de color y despliegue de kimonos de las royals japonesas, también ha cambiado ligeramente su formato con el único objetivo de conseguir más cercanía con el pueblo.

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