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Judy Garland y Vincente Minnelli: amor, drogas, cuernos y una niña llamada Liza
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120 años del nacimiento del director

Judy Garland y Vincente Minnelli: amor, drogas, cuernos y una niña llamada Liza

La actriz y el director fueron matrimonio y pareja profesional en títulos como 'El reloj' o 'El pirata'. Repasamos su historia de amor y los demonios internos que acabaron con ella

Foto: Judy Garland y Liza Minnelli recién nacida. (Cordon Press)
Judy Garland y Liza Minnelli recién nacida. (Cordon Press)

El 15 de junio de 1945, gran parte del personal de la Metro-Goldwyn-Mayer se fue de boda. Los que pasaban por el altar no eran unos novios cualesquiera. Aquel era el enlace de los principales responsables de la película más taquillera del estudio en esa década. Su título, 'Cita en San Luis'. El director, Vincente Minnelli (de cuyo nacimiento se cumplen 120 años este martes), y su protagonista, una radiante Judy Garland, se dieron el 'sí, quiero' en pleno éxito de uno de los musicales más ejemplares (y revolucionarios) de la historia del cine.

Retrocedamos un año en el tiempo: en 1944 a alguien se le ocurrió que sería una buena idea hacer una película musical con las historias cortas escritas por Sally Benson en 'The New Yorker'. En ellas, contaba anécdotas sobre su propia familia en el San Luis de principios del siglo XX. Aquellos relatos parecían un producto idóneo para llevar al cine, para el lucimiento del nuevo genio de la Metro, un Minnelli al que habían traído de Broadway para poner música y color al cine del estudio. En aquellos relatos la protagonista era Tootie, una traviesa niña con un perverso sentido del humor. En la versión MGM, la estrella sería una de las hermanas mayores: Esther, una adolescente enamorada del chico de al lado, del 'boy next door' al que dedica una recordada canción con ese mismo título. El papel parecía perfecto para Judy Garland, recién divorciada y más delgada y neurótica que nunca. Ante la posibilidad de interpretar a otra adolescente, la enésima en su carrera, la actriz dijo 'no'. Pese a tener 22 años, no quería volver a encarnar a ser otra jovencita enamoradiza en pantalla.

Louis B. Mayer, demiurgo del estudio y responsable de que le diesen pastillas desde que era una niña para aguantar las leoninas condiciones de rodaje, fue el que la convenció. Para ser exactos, la obligó a aceptar la película. Si no lo hacía, la podían suspender de sueldo y empleo, uno de los peores castigos de aquellos años en los que ser una estrella era un trabajo para los más duros. Obligada a estar en una producción en la que no creía, la relación entre ella y el Minnelli director no fue nada fácil. En las primeras semanas se sucedieron las tomas repetidas, los disgustos, los retrasos matutinos... Para agrado de Garland, en el rodaje había una maquilladora que supo moldear su imagen a gusto. Dorothy Ponedel era una pionera, una mujer bien posicionada en un mundo de hombres (por aquel entonces, también eran ellos los maquilladores) que quiso darle un lavado de cara, nunca mejor dicho, a su clásica estética juvenil. Cuando Judy se vio en pantalla y comprobó que el material rodado se acercaba bastante a la perfección (Minnelli era todo un maestro a la hora de idear decorados, planificar o utilizar planos secuencia en entornos tan complicados como la casa en la que se desarrolla toda la acción), su cercanía con el director se fue acrecentando. Los más allegados se dieron cuenta de aquello. Como reza el dicho, del amor al odio, o del odio al amor, hay un paso.

placeholder Judy Garland y Margaret O'Brian, en una secuencia de 'Cita en San Luis'. (CP)
Judy Garland y Margaret O'Brian, en una secuencia de 'Cita en San Luis'. (CP)

En un artículo de 'Vanity Fair' se cita a Emmanuel Levy, biógrafo de Minnelli, asegurando que la belleza física de la actriz fue un factor determinante en su enamoramiento de Minnelli. "Judy siempre quiso ser bella. Suena muy simple, pero fue uno de los motivos para su atracción. Si ves 'Cita en San Luis', ella nunca ha estado más bella de lo que Minnelli la hizo parecer, y Judy era muy muy sensible a su aspecto físico”, comentaba.

La atracción del director por ella también se deja ver en la puesta en escena. Son muchas las secuencias en las que Judy aparece enmarcada en una ventana, algo que la propia Liza Minnelli, superestrella e hija de ambos, comentaba en un documental sobre 'Cita en San Luis'. El amor se consolidó cuando la actriz y el director volvieron a coincidir en 'El reloj', la sencilla historia de una chica que se enamora y se casa con un soldado de permiso en Nueva York a lo largo de 24 horas. Aquella fue, realmente, su primera película adulta. También la que hizo fuerte un amor que vino de perlas al estudio. Los ejecutivos empezaban a sentir que no podían controlar a una chica errática, con demasiada querencia por los fármacos y cada vez más rebelde ante imposiciones como la dieta estricta que impedía que engordase más allá de lo convenido. Al fin y al cabo, Judy Garland había sido una mercancía para su propia madre siendo casi un bebé, con un talento que fue explotado sin miramientos por todo aquel que se cruzó en su camino. De ahí las pastillas, las jornadas interminables de trabajo o aquel horrible apodo del propio Mayer, que la llamaba 'mi pequeña jorobada' sin tener en cuenta sus inseguridades y complejos.

placeholder Judy Garland, caracterizada como Dorothy en 'El mago de Oz'. (CP)
Judy Garland, caracterizada como Dorothy en 'El mago de Oz'. (CP)

Tras la boda de ambos, celebrada en Beverly Hills una vez concluido el rodaje de 'El reloj', nació Liza, su primera y única hija, el 12 de marzo del 46. Al flamante matrimonio todo parecía irle sobre ruedas: ella había prometido alejarse de las pastillas y él le proporcionó algunos de los mayores éxitos de su carrera profesional. Este Pigmalión y su Galatea eran adorados por el estudio y formaban un binomio de grandes éxitos. Pero la depresión posparto irrumpió en la vida de la actriz y todo el caos de su vida anterior volvió para quedarse. El rodaje de 'El pirata', también dirigida por Minnelli, fue especialmente complicado en ese sentido. Judy pensaba que su marido estaba favoreciendo a Gene Kelly, coprotagonista del film, y los celos y las depresiones la consumían.

El punto álgido del desastre fue cuando la actriz pilló a su marido con otro hombre en la cama. En Hollywood siempre se sospechó acerca de la homosexualidad de Minnelli. Algunos columnistas achacaban los rumores a que, como hombre refinado y de buen gusto, reunía cualidades que entonces se atribuían a los gais: sensiblilidad, esteticismo y cierto amaneramiento. Sin embargo, la mayoría de biógrafos de actriz y director coinciden en señalar que aquella escena tuvo lugar en la casa del matrimonio. También que, acto seguido, Judy Garland trató de suicidarse cortándose las venas. La abundancia de pastillas y las crisis psicóticas, además de ese intento de quitarse la vida, la llevaron derecha a un centro psiquiátrico. La estrella había tocado fondo. El día que la pequeña Liza, que ni siquiera había cumplido dos años, la visitó en el centro junto a Minnelli fue, según sus propias palabras, uno de los más horribles de su vida.

placeholder Vincente Minnelli y Judy Garland, en el plató de 'Cita en San Luis'. (CP)
Vincente Minnelli y Judy Garland, en el plató de 'Cita en San Luis'. (CP)

Tras ser dada de alta, meses después de que 'El pirata' fuese uno de los grandes fracasos de la década para la Metro, Judy Garland y Vincente Minnelli anunciaron su divorcio de manera conjunta. El comunicado llegó a los medios el 31 de marzo de 1949 y era algo que muchos veían venir. También el despido de la propia actriz del estudio que la había hecho grande. La Metro, harta de sus continuas neurosis y de los retrasos que provocaban sus miedos, la despidió en 1950. El punto de inflexión fue 'Annie Get Your Gun', que acabó protagonizando Betty Hutton.

Judy volvería a triunfar en otro estudio, la Warner, con la segunda versión de 'Ha nacido una estrella', en 1954. También tendría más maridos, más escenarios y más lloros hasta su temprana muerte por sobredosis de barbitúricos en 1969. Minnelli ganaría el Oscar por 'Gigi' y añadiría títulos notables a su carrera (de 'Un americano en París' a 'El loco del pelo rojo' pasando por 'Los cuatro jinetes del Apocalipsis'). En las entrevistas, él siempre la recordaría como un ser trágico y delicado con un talento que nunca supo gestionar. O más bien que no le dejaron gestionar. Para el recuerdo, quedan títulos como esa 'Cita en San Luis' que hizo que se enamorasen; la película perfecta para cualquier tarde de invierno o Navidad, el cuento dorado de una familia feliz en un mundo feliz que nunca existió. Gracias, Judy. Gracias, señor Minnelli.

El 15 de junio de 1945, gran parte del personal de la Metro-Goldwyn-Mayer se fue de boda. Los que pasaban por el altar no eran unos novios cualesquiera. Aquel era el enlace de los principales responsables de la película más taquillera del estudio en esa década. Su título, 'Cita en San Luis'. El director, Vincente Minnelli (de cuyo nacimiento se cumplen 120 años este martes), y su protagonista, una radiante Judy Garland, se dieron el 'sí, quiero' en pleno éxito de uno de los musicales más ejemplares (y revolucionarios) de la historia del cine.

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