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La visita de Einstein a España: Alfonso XIII, el grito de una castañera y un beso a una jotera
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LA GRAN ESTRELLA DE LA CIENCIA

La visita de Einstein a España: Alfonso XIII, el grito de una castañera y un beso a una jotera

El afamado físico revolucionó nuestro país con su visita, durante la cual protagonizó varias anécdotas que los medios de la época recogieron de manera detallada

Foto: Alfonso XIII y Albert Einstein (en el centro de la imagen), en la Real Academia de las Ciencias de Madrid. (Getty)
Alfonso XIII y Albert Einstein (en el centro de la imagen), en la Real Academia de las Ciencias de Madrid. (Getty)

En 1923, Albert Einstein era algo parecido a una megaestrella de la ciencia. Su impactante teoría de la relatividad y su premio Nobel, ganado un año antes, habían encumbrado al físico alemán al pódium de los hombres más brillantes del mundo. Por ello, cuando visitó España durante dos semanas, invitado por el matemático riojano Julio Rey Pastor y el ingeniero y físico catalán Esteve Terradas, su presencia en nuestro país no pasó desapercibida.

Aquel viaje se produjo entre febrero y marzo de 1923. La visita de Einstein no se diferenció mucho de la que podría haber protagonizado una estrella del rock, con un seguimiento exhaustivo de los medios (que se referían a él como Alberto) y una agenda abarrotada de actos.

Foto: El rey Alfonso XIII en 1931. (Getty/Hulton Archive)

Lo lógico, dada su fama, es que hubiese sido recibido con todos los honores y entre la expectación de una gran multitud. Lejos de eso, cuando el tren en el que Einstein y su esposa Elsa (que era su prima) viajaban llegó a la estación de Barcelona, nadie los esperaba. El motivo fue que el célebre físico se había olvidado de avisar de la hora de su llegada.

placeholder Albert Einstein. (Cordon Press)
Albert Einstein. (Cordon Press)

Al matrimonio se le había reservado una lujosa habitación en el hotel Ritz, pero al encontrarse solos y sin saber a dónde se tenían que dirigir, ambos terminaron pasando su primera noche en España en una humilde pensión que encontraron.

Solucionado el malentendido, durante los primeros días en Barcelona, Einstein impartió varias conferencias y disfrutó de algunas visitas turísticas antes de recalar en su segundo destino: Madrid. Allí fue alojado en el hotel Palace y esta vez sí que fue recibido como la gran personalidad que era por el rey Alfonso XIII, quien tal día como hoy, un 4 de marzo de hace 100 años, le entregó el título de académico de la Real Academia de las Ciencias. Resulta curioso que en una de las pocas imágenes que existen de aquel momento, aparece el alemán junto a Alfonso XIII y el resto de asistentes al acto, todos ellos con los ojos cerrados menos el científico.

placeholder Alfonso XIII y Albert Einstein (en el centro de la imagen), en la Real Academia de las Ciencias de Madrid. (Getty)
Alfonso XIII y Albert Einstein (en el centro de la imagen), en la Real Academia de las Ciencias de Madrid. (Getty)

Las crónicas de la época aseguraban que el abuelo de don Juan Carlos se mostró encantado con la visita del físico e impresionado con su sabiduría.

También en la capital, Einstein fue investido doctor 'honoris causa' por la Universidad Central de Madrid.

Las atracciones turísticas y culturales encantaron al físico. Visitó tres veces el Museo del Prado, acudió al Escorial y fue habitual, en aquellos días, verlo pasear por las calles de la ciudad, ante la admiración y el asombro de los ciudadanos que se cruzaban con él. “¡Viva el inventor del automóvil!”, asegura el historiador estadounidense Thomas Glick que le gritó una castañera cuando vio a Einstein. Aquella cómica exclamación era el reflejo de lo que, para la gran mayoría, suponía la visita del físico, como era el hecho de recibir a una celebridad de la que, sin embargo, pocos sabían o entendían de lo que hablaba.

A sus conferencias impartidas en Madrid asistieron intelectuales reconocidos de la época como Santiago Ramón y Cajal, Gregorio Marañón, José Ortega y Gasset o Ramón Gómez de la Serna. Además, algunos de ellos incluso pudieron tomar té junto al admirado físico que, incluso, se atrevió a deleitarles tocando el violín.

El viaje de Einstein acabó en Zaragoza, donde pudo celebrar su cumpleaños el 14 de marzo, el último día de su visita a España. Se alojó en el desaparecido hotel Universo de la calle Don Jaime I, el mejor de la ciudad, e impartió dos conferencias en la Facultad de Medicina y Ciencias.

placeholder Albert Einstein. (Cordon Press)
Albert Einstein. (Cordon Press)

Los diarios de la época ‘Heraldo’ y ‘El Noticiero’ dejaron constancia detallada de aquellas últimas horas del físico en nuestro país. De entre las anécdotas vividas, destacaron una en la que Einstein se mostró tan impresionado con la actuación de dos jóvenes joteras que cantaron y bailaron para él durante un almuerzo organizado en su honor que no pudo reprimir sus ganas de abrazar y besar en la frente a una de ellas.

Otro dato curioso del paso de Einstein por España que recogieron los medios fue, por ejemplo, lo que el científico cobró por sus conferencias en Barcelona y Madrid: 7.000 pesetas de la época, que equivalían a dos años de sueldo de un profesor de universidad.

En Zaragoza, una de las pizarras que utilizó para escribir en una de sus conferencias, y que incluso firmó con su nombre, fue conservada por los organizadores. Sin embargo, hoy se desconoce su paradero.

En 1923, Albert Einstein era algo parecido a una megaestrella de la ciencia. Su impactante teoría de la relatividad y su premio Nobel, ganado un año antes, habían encumbrado al físico alemán al pódium de los hombres más brillantes del mundo. Por ello, cuando visitó España durante dos semanas, invitado por el matemático riojano Julio Rey Pastor y el ingeniero y físico catalán Esteve Terradas, su presencia en nuestro país no pasó desapercibida.

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