Mijas, el pueblo de la Costa del Sol que mejor sale en las fotos (¡tiembla, Marbella!)
No todo iba a ser milla de oro, beach clubs y vips relajándose en clínicas de lujo recién atracado el yate en el puerto (Banús). Lo de Mijas (pueblo) es otra cosa. Blanco y con geranios
No sabemos qué es lo que nos gusta más de este pueblo costasoleño. Su blancura, en clara competencia con Frigiliana, allá en el oriente (en la Axarquía), compartiendo terriorio malagueño, ambas igual de laberínticas. Su proximidad al mar, que casi se puede tocar -no hablamos, claro, de Mijas Playa-. Sus trazas de vergel, todito rodeado de verde, haciéndolo descaradamente exótico. O, cómo no, el haber dado a los burros, hoy en peligro de extinción, otra oportunidad: la de reconvertirse, como en la griega Santorini, en taxis. Esto o el que salga tan bien en las fotos. Tiene todos los rincones con encanto que quieras y más. Y muchas muchas flores. Desde luego no podía ser más istagrameable. Y, claro, no podía faltar entre nuestros candidatos al pueblo más bonito de España para la encuesta que publicaremos en diciembre, como Combarro, Trujillo o Ribadesella. Querrás presumir de destino ya.
1. Blanco y con muchas flores
He aquí otro de esos pueblos que nos despiertan la más feliz de nuestras sonrisas. Por lo blanco, por lo laberíntico, por lo florido, por lo alto y por sus miradores. Y por supuesto, por los ya mencionados amigos de Sancho Panza, que estos sí que son burros. Haciéndoles la competencia, los tuk-tuk, vehículos eléctricos que te llevarán a dar una vuelta. Apúntatelo en tu lista: Casares, Vejer de la Frontera, Caleta de Palafrugell, Cadaqués... y Mijas.
2. Un conjunto histórico-artístico
Para colmo, el pueblo está declarado como tal. Y es que tuvo muralla, de la que aún quedan los restos, donde están unos impresionantes jardines, diseñados para que tengan flores todo el año, con un mirador que ojito con él: no tendrás otras vistas iguales de la Costa de Sol. Le da aún más brío un Centro de Arte Contemporáneo con obras de Picasso, en particular su cerámica, Dalí y Miró; una plaza de toros que construyeron los propios vecinos y tiene forma ovalada; una ermita excavada en el siglo XVI, la de la Virgen de la Peña; la del Calvario, de principios del XVIII y en la sierra de Mijas, y la iglesia construida sobre una antigua mezquita que aprovecha su torre mudéjar como campanario.
3. Pueblo, playas y campos de golf
Si bien es cierto que las calles empinadas encaladas con mimo, las macetas de colores que acostumbran a llevar geranios, los miradores sobre el mar y el monte te parecerán lo más y te harán sentir que ha merecido la pena el viaje, Mijas tiene además playas –la animadísima La Cala, el Cabo Rocoso, ideal para el submarinismo y el windsurf, la solicitada Calahonda o El Faro, con muchas calitas de arena fina– y unos campos de golf que hacen predilecto este rincón de la Costa del Sol.
4. Tres en una
Al hilo de lo que decíamos arriba, Mijas es Mijas Pueblo, que está en la ladera de la sierra de Mijas y que es el centro histórico del municipio; Las Lagunas, en Mijas Costa, integrado en Fuengirola, y La Cala, a pie de mar a lo largo de 12 kilómetros. La rodean Benalmádena, los dos Alhaurín, Coín, Marbella y Ojén. Todo suena a corazón y papel cuché. Pero hasta el boom turistico, que aquí ocurrió en los tempranos cincuenta, Mijas vivió, como tantas, de la agricultura y la pesca. Lo encontramos a 428 metros sobre el mar y a un tiro de piedra de él. No le faltan a esta costa las torres vigía, que ya se sabe cómo se las gastaban los piratas; ahí está la de Calaburras.
5. El reino de los resorts
Llegando a la Costa del Sol, los hoteles se vuelven resorts. La Cala, de estilo andaluz, promete una jornada inolvidable de golf, un almuerzo ídem en la Terraza de la Casa Club, un placentero baño después de un masaje de aromaterapia y cosas así, alejados del mundanal ruido marbellí y con vistas al paraje natural (desde 125 euros). El TRH Mijas, por su parte, está dentro del casco urbano de Mijas y con vistas al mar (desde 108 euros).
6. Un restaurante típico. En el que resulta que la cocina no es andaluza sino vasca, pero que tiene todo el espíritu del lugar. Las especialidades de El Mirlo Blanco son los chipirones en su tinta, la merluza a la vasca, el txangurro y el bacalao a la vizcaína, pero, eso sí, en un rinconcito muy a tono con el pueblo y con terraza al exterior: macetitas y demás. También te servirán gazpacho andaluz.
¿Tienes un dispositivo móvil iOS o Android? Descarga la APP de Vanitatis en tu teléfono o tablet y no te pierdas nuestros consejos sobre moda, belleza y estilo de vida. Para iOS, pincha aquí, y para Android, aquí.
No sabemos qué es lo que nos gusta más de este pueblo costasoleño. Su blancura, en clara competencia con Frigiliana, allá en el oriente (en la Axarquía), compartiendo terriorio malagueño, ambas igual de laberínticas. Su proximidad al mar, que casi se puede tocar -no hablamos, claro, de Mijas Playa-. Sus trazas de vergel, todito rodeado de verde, haciéndolo descaradamente exótico. O, cómo no, el haber dado a los burros, hoy en peligro de extinción, otra oportunidad: la de reconvertirse, como en la griega Santorini, en taxis. Esto o el que salga tan bien en las fotos. Tiene todos los rincones con encanto que quieras y más. Y muchas muchas flores. Desde luego no podía ser más istagrameable. Y, claro, no podía faltar entre nuestros candidatos al pueblo más bonito de España para la encuesta que publicaremos en diciembre, como Combarro, Trujillo o Ribadesella. Querrás presumir de destino ya.
- Frigiliana: por qué tienes que visitar nuestro pueblo más griego, en mitad de la Axarquía Ángeles Castillo
- Mojácar: visita este pueblo de Almería (con playa) y presume luego en Instagram Ángeles Castillo
- Frigiliana, Trujillo, Cadaqués... Ayúdanos a elegir el pueblo más bonito de España Ángeles Castillo