Cuando el pelo de Cristiano Ronaldo conoció a Georgina: historia de un cambio de look
Ídolo de masas y futbolista épico, Cristiano Ronaldo siempre había sido fiel al mismo corte de pelo… Hasta que Georgina Rodríguez llegó a su vida para 'modernizar' su imagen
Siempre se ha considerado un hombre coqueto y prueba de ello son sus cejas depiladas, el fijador en su cabello y su piel siempre hidratada, con especial cuidado para controlar los brotes de acné adulto. Por tanto, podríamos considerar a Cristiano Ronaldo como un hombre influyente en el terreno de la belleza.
[LEER MÁS. De Nadal a Cristiano: ellos también aprovechan la cuarentena y cambian de look]
Cuando en 2009 Cristiano Ronaldo dos Santos Aveiro, aka CR7, fichó por el Real Madrid, no solo trajo consigo sus rosarios blancos al cuello o sus pendientes de brillantes, llegó con una mínima cresta pulida con ayuda de gel fijador y dejando claro que él tenía su propia forma de entender las tendencias. Tras casi 10 años en el club blanco y pequeñísimos cambios de look, vino su salida a Turín y su relación con Georgina Rodríguez, condicionantes explosivos que cambiaron el look de Cristiano Ronaldo para siempre.
Comencemos por sus primeros años como futbolista de élite. El de Madeira aterrizó en Inglaterra con un rebelde cabello rizado que comenzaba su infructuoso idilio con las mechas rubias. Ser moreno y soñar con ser rubio es un secreto inconfesable que las mechas acercan un poquito.
Las diademas finísimas que David Beckham pusiera de moda ya eran sus aliadas capilares. Poco tardaron en sobrevolar las tijeras el cabello de Cristiano Ronaldo, creando el que sería uno de sus peinados más duraderos, la cresta. Aligerando los laterales de la cabeza y dejando algo más largos los mechones superiores, Cristiano conseguía un peinado rápido de crear y muy cómodo para hacer deporte.
Su cresta fue evolucionando igual que su ficha. Las patillas y la nuca ahora ligeramente más largas comenzaban a peinarse hacia dentro al estilo romano, pero sin ensombrecer a la minicresta. Llegó entonces CR7 a Madrid y tocaba reinventar su look.
Así fue como la cresta se fue alternando año tras año con el tupé. Mientras la cresta nos mostraba a un Cristiano Ronaldo más joven, atrevido y quizá algo polémico, el tupé se convirtió en el look cuidado y adulto de CR7 que el futbolista elegía para partidos importantes o actos de gala.
Pero hasta su imperturbable cresta, que iba y venía temporada tras temporada vestido de blanco, se sometía a pequeñas modificaciones. Las mechas rubias volvieron, pero ahora que Cristiano ya tenía más nociones sobre la belleza, y por aquel entonces salía con una modelo de primer nivel (Irina Shayk), nada tenían que ver con las mechas de su adolescencia. Unas finísimas mechas salpicaban todo su cabello con un par de tonos más claras que su pelo natural.
Otra modificación de la cresta CR7 eran los laterales de su cabeza. A veces el delantero lucía un acabado muy apurado, prácticamente rapado al 1, otras veces lo llevaba más largo, pero nunca volvería a su cabello de los primeros años en el Real Madrid. Las patillas siempre muy definidas y con forma puntiaguda también eran milimétricamente medidas. Por supuesto, los dibujos capilares a golpe de maquinilla tampoco se escaparon del radar beauty de Cristiano Ronaldo.
Pero algo cambió en la vida del astro portugués. El club blanco ya no le hacía demasiado feliz y los problemas con Hacienda que todos los futbolistas representados por Jorge Méndez acarreaban pesaron más que ganar la Champions y Cristiano se fue de Madrid. Pero no estaba solo, le acompañaba Georgina Rodríguez, el soplo de aire fresco que hizo que CR7 se olvidara de su cresta, su tupé y Madrid. Con este cambio de aires llegaron looks que jamás habríamos imaginado como la perilla. En todos sus años como futbolista profesional, Cristiano Ronaldo nunca había lucido vello facial, ni una pelusilla, ni un bigote… Nada de nada.
Con su llegada a Turín, el portugués se dedicó a explorar todos los estilos y experimentar cómo sería volver a tener el pelo más largo o darle una nueva oportunidad a las mechas, de nuevo gruesas, como dicta la moda. Así fue como descubrimos que el cabello natural de Cristiano Ronaldo es rizado y, tras años domándolo y ocultándolo, dejó que sus rizos se apoderaran de su pelo.
Pero tanto dejar crecer su cabello, la longitud del pelo de CR7 -siempre solo en la parte superior, jamás perderá su estilo- comenzó a pasar de lo cómodo a lo molesto. Con repeinarse y jugar a ser Clark Gable en cada partido no era suficiente y ni todo el fijador del mundo conseguía domar el pelo de Cristiano… La solución fue la coleta. De nuevo, los futbolistas ingleses influyeron en Cristiano Ronaldo. Recoger todo el cabello superior en una minicoleta fue la solución idónea.
Pero se trataba solo de un parche, porque Cris no quería que su cabello dejara de crecer y entonces llegó el moño. Igual que un moñete samurái, el futbolista se dejó ver en sus últimos partidos antes de la cuarentena con un simpático moño en la coronilla, que despegaba al completo su rostro y no le molestaba en absoluto. Sin embargo, parece que Cristiano Ronaldo se ha acostumbrado al pelo largo y con la cuarentena ni siquiera se había cortado las puntas.
Llegó entonces Georgina Rodríguez que, maquinilla en mano, rapó el cabello del futbolista. “¿Rapado al cero? Menuda novedad”, estarás pensando… Nada más lejos de la realidad. Rapado por los lados y el pelo más largo de la historia de Cristiano Ronaldo. ¿Cuál será el siguiente y arriesgado cambio de look, puede que recomendado por Georgina?
Siempre se ha considerado un hombre coqueto y prueba de ello son sus cejas depiladas, el fijador en su cabello y su piel siempre hidratada, con especial cuidado para controlar los brotes de acné adulto. Por tanto, podríamos considerar a Cristiano Ronaldo como un hombre influyente en el terreno de la belleza.