Series que no hubieran sido lo mismo sin sus diseñadores de vestuario

El peso del vestuario en la conexión con el espectador, en la credibilidad de los personajes que ayuda a construir, es muy alto. No solo ocurre en el cine; en las series hay multitud de ejemplos de ello. Puedes pensar, por poner un ejemplo conocido por todos, en 'Friends', donde no es posible entender a personajes como Rachel, Phoebe o Monica sin tener en cuenta su armario.

A grandes rasgos, para profundizar en la importancia del vestuario en la popularidad de las series, podemos diferenciar entre aquellas donde lo tiene por 'obligación' y aquellas en las que parece asumir galones con naturalidad, partiendo de un lugar en la sombra de la historia.

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Entre las primeras, sin lugar a dudas destacan aquellas producciones donde un uniforme se convierte en el estandarte de la historia que cuentan. Ejemplo reciente es 'El juego del calamar', la serie de Netflix que ha batido todos los récords y cuyo vestuario ya es el disfraz del momento, y Halloween así lo ha atestiguado. Yendo un poquito más atrás, a los comienzos de la ola seriéfila a la que hemos asistido en la última década, resaltan títulos como 'La casa de papel', 'Orange is the new black' y 'El cuento de la criada', tres producciones que no serían lo mismo sin su armario pese a lo limitado del mismo.

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No son un uniforme predefinido, pero como lo es a efectos reales el traje, ya sea en clave femenina o masculina, en las series donde el poder es un elemento esencial en la trama. Pasa, sobre todo, en las producciones inspiradas en el universo judicial y en el político.

'Suits', serie que elevó la fama de la Meghan Markle pre-royal, le debe buena parte de su longevidad al traje, y además lo consigue a través de un duelo entre el dos piezas que lleva siempre el 'aprendiz', Mike Ross (Patrick J. Adams), y el tres piezas con el que presume de poder el 'maestro', Harvey Specter (Gabriel Macht). Pero desde el prisma femenino, y también desde el interés puro y duro por las series, es mucho más interesante la relación del traje de chaqueta y su protagonista en 'The Good wife' -cómo olvidar a Alicia Florrick (Julianna Margulies) si eres seriéfilo- y en su spin off, 'The Good fight', donde Christine Baranski lleva a la abogada Diane Lockhart a la selecta categoría de mejores personajes femeninos de serie de la historia. Eso sí, Diane se aleja del inseparable dos piezas de chaqueta y falda de su colega Alicia Florrick para apostar por looks muchísimo más arriesgados y vanguardistas, con una colección de chaquetas y estampados digna de las mejores pinacotecas especializadas en arte contemporáneo.

Qué decir, en el ámbito político, de 'El ala oeste de la Casa Blanca', el diseño de vestuario de la clase alta que enseña Claire Parkinson en 'The Politician' o 'House of Cards', la serie más viral del género en los últimos años con permiso de la noruega 'Borgen', el fenómeno reciente entre los amantes de las series.

Mención aparte dentro de la relación entre el traje, el poder y las series para 'Sucession', donde el vestuario tradicional de oficina y despachos de plantas altas alcanza también el sobresaliente gracias a la labor de la diseñadora de vestuario Michelle Matland. No sabemos cómo continuará una serie cuya tercera entrega está ya en marcha en HBO, pero va camino de convertirse en una de las más grandes de este género audiovisual.

La moda de época, una de las más aclamadas

Dentro de este grupo de series donde el vestuario no tiene más remedio que estar a la altura y destacar para que el conjunto de la serie convenza hay un segundo nicho destacable, aquel en el que suelen recaer muchos elogios a los diseñadores de vestuario por lo llamativo de sus trabajos: las series de época.

Solo hay que pensar en los looks de los personajes de 'Los Bridgerton', otro pelotazo' reciente de Netflix, para entenderlo. Ellen Mirojnick, que también firma el vestuario de 'Maléfica' o 'La bella y la bestia', por ejemplo, dio rienda al lado más pomposo y recargado de su creatividad para generar ese deseo irrefrenable en el espectador al vestuario de la serie, que es una de las razones por la cual su primera temporada resulta adictiva. No es casualidad que Mirojnick esté detrás del vestuario de otra serie de época viral: 'Downtown Abbey', en este caso más rigurosa y elegante, pero al fin y al cabo otro buen ejemplo de lo mucho que puede lucir la moda en una producción audiovisual por capítulos.

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Si te gustan este tipo de series y usas Instagram, no debes perder de vista el perfil de la veterana diseñadora de vestuario norteamericana, como tampoco puedes perder de vista el trabajo de Joan Bergin, responsable del vestuario de 'Los Tudor', la serie de mediados de los dosmil que lanzó al estrellato a Jonathan Rhys-Meyers. Bergin también fue la responsable de diseñar el armario de los personajes de 'Vikingos', otro título de éxito con un peso notable de la moda en ello.

También son series de época aquellas rodadas fuera del tiempo en el que describe la historia aunque sea con solo unas décadas de diferencia. Cómo olvidar, sin ir más lejos, 'Mad Men', considerada una de las más importantes de la historia de la pequeña pantalla, donde Janie Bryant reflejó con maestría en la ropa el Manhattan de finales de los 60 y de los años 70. Actualmente, más de un lustro después del final de la serie, esta sigue siendo una referencia en cuestión de estilo.

Menos conocida, pero también serie de culto es 'Halt & Catch Fire', la producción que tuvo la difícil papeleta de sustituir en su horario precisamente a 'Mad Men'. AMC fracasó estrepitosamente en números de audiencia con esta historia que viajaba en el tiempo hasta los años 80 para contar el primer boom de la industria informática norteamericana, pero a posteriori ha ido ganando adeptos hasta colarse en número 50 del top 100 del siglo publicado por la BBC a mediados de este mes de octubre basándose en la opinión de 200 críticos de televisión de todo el mundo.

Pues bien, dicha serie es un ejemplo perfecto para entender cómo el vestuario, sin hacer mucho ruido, puede ser clave en la construcción y en la evolución de sus personajes. Kimberly Adams-Galligan es su responsable de vestuario, la mujer capaz de hacer hablar con su ropa a los dos maravillosos personajes femeninos principales que tiene esta historia: Donna Clarke y Cameron Howe, interpretadas magistralmente por Kerry Bishé y MacKenzie Davis respectivamente. Los 80, década en la que se empieza a notar el cambio real de la posición en la sociedad occidental de la mujer, y su estilo desenfadado y confortable, tiene en 'Halt & Catch Fire’ un muy buen reflejo.

'Gambito de dama' o 'Boardwalk Empire', por citar ejemplos antagónicos en el estilo del vestuario y el momento histórico en el que se ubican sus historias, son otros dos títulos que merece la pena mencionar dentro de este amplísimo grupo de series de época en la que el vestuario es una de las claves que explica su éxito.

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El efecto 'Sexo en Nueva York'

El otro gran grupo de series en las que el vestuario aporta un granito de arena decisivo a su conjunto, pero desde un punto de partida más discreto son producciones contemporáneas al tiempo en el que se desarrollan. Es difícil trasladarlo con palabras, por lo que es mejor ir directamente al grano y citar algunos ejemplos que lo explican a la perfección.

La diseñadora de vestuario Jenn Rogien, ganadora del Emmy en 2019 por su trabajo en 'Russian Doll', la serie creada y protagonizada por Natasha Lyonne y responsable del vestuario de la última temporada de un ejemplo citado en esta pieza, 'Orange is the new black', es capaz de potenciar la personalidad de las protagonistas de 'Girls', la serie de Lena Dunham, a través de sus armarios.

También hace lo propio Heidi Bivens en el fenómeno del verano previo a la pandemia en cuestión de series, 'Euphoria', donde rinde culto al ‘hoodie’, la sudadera con capucha en la que Zendaya se refugia durante buena parte del metraje tal y como lo hacen miles de adolescentes y jóvenes veinteañeros en la actualidad. Los focos en la producción de HBO dirigida por Sam Levinson se los lleva el maquillaje diseñado por Donni Davy con toda la razón, pero no es justo desligar el excelente resultado final de 'Euphoria' sin el trabajo de Bivens con el vestuario donde plasma toda la creatividad y la liberación que las nuevas generaciones vuelcan en la moda.

Podríamos escribir un libro al respecto de series que no hubieran sido lo mismo sin su diseño de vestuario y aun así nos dejaríamos fuera … Y nos dejaríamos igualmente múltiples títulos que merecían estar en una selección así, pero no se puede poner punto y final a un repaso como este sin dos de las series más icónicas de cuantas se han producido en el último cuarto de siglo: 'Sexo en Nueva York' y 'Gossip Girl'.

De la primera, el mejor resumen, y no estamos exagerando, es que el vestuario es su quinto protagonista. ¿O es que se puede entender el fenómeno Carrie Bradshaw sin sus sofisticados outfits y su colección de manolos? De la segunda, basta con repasar su nivel de popularidad en comparación con la infinita lista de series de adolescentes que se han hecho a lo largo de la historia: no hay una que le haga sombra… hasta que llegó 'Euphoria'.

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Seguramente tenga mucho que ver en ello lo mucho y bien que se exprime la exuberancia de Nueva York en sus capítulos, también la manera de encajar los personajes estereotipados que la protagonizan, pero es innegable que la parte importante de responsabilidad en su éxito el diseño de vestuario. ¿Te contamos un 'secreto'? Los armarios de ambas series, 'Sexo en Nueva York' y 'Gossip Girl', tienen un nombre en común: Eric Daman, que en la primera fue asistente de Patricia Field, diseñadora de vestuario principal de la serie, y en la segunda fue el máximo responsable de los outfits de Serena van der Woodsen (Blake Lively), Blair Waldorf (Leighton Meester) y compañía. Casi nada en esta vida es casualidad.