Es noticia
Menú
25 años de 'American Beauty': de la sátira genial al legado manchado por el caso Kevin Spacey
  1. Estilo
  2. Ocio
ANIVERSARIO

25 años de 'American Beauty': de la sátira genial al legado manchado por el caso Kevin Spacey

Se cumple un cuarto de siglo del estreno de la película que revolucionó Hollywood en un año lleno de clásicos. Analizamos su reputación a día de hoy

Foto: Mena Suvari en 'American Beauty'. (Dreamworks)
Mena Suvari en 'American Beauty'. (Dreamworks)

El 11-S ya hirió de muerte la reputación de ‘American Beauty’. Los dardos de la película hacia el norteamericano medio de barrio suburbano, que sueña con escapar de su rutina alienante y tiene sueños húmedos con la mejor amiga de su hija quinceañera, nunca pareció tan fuera de lugar como aquel día. El terrorismo que asoló a Estados Unidos, seguido de polarización política y nuevas psiques nacidas al abrigo de las redes sociales, convertieron las desventuras del personaje encarnado por Kevin Spacey en algo futil y fuera de lugar.

La cosa fue a peor cuando, en plena oleada del ‘Me Too’, el 30 de octubre de 2017, el actor Anthony Rapp aseguró que, durante una fiesta celebrada por Spacey en 1986, este le había acosado sexualmente. Fue entonces cuando ‘American Beauty’ se convirtió, definitivamente, en una referencia incómoda. Que el protagonista encarnase a un señor que babea por una adolescente no fue precisamente de mucha ayuda. Tampoco que, teniendo en cuenta que 1999 fue uno de los años más brillantes del Hollywood contemporáneo, ‘American Beauty’ fuese considerada una indigna ganadora del Oscar por encima de otras opciones como ‘El sexto sentido’, ‘Una historia verdadera’, ‘El club de la lucha’ o la mismísima ‘Matrix’.

placeholder Spacey y Mena Suvari en un fotograma de la película. (Universal)
Spacey y Mena Suvari en un fotograma de la película. (Universal)

En su relato de denuncia, Rapp afirmó que solo tenía 14 años cuando fue perseguido por el protagonista de ‘American Beauty’. Pese al perdón que pidió el actor públicamente (declarando, ya de paso, que era gay) esta no sería la única denuncia contra él. Al escalofriante relato se sumarían otros: del hijo del mismísimo hijo de Richard Dreyfuss, que confesó haberse sentido manoseado por Spacey, a Ari Behn, el fallecido marido de Marta Luisa de Noruega. Todos contaron algún episodio tremebundo sobre la mano larga del intérprete de ‘Sospechosos habituales’.

La cascada de acusaciones, coronada por otra denuncia y el juicio posterior de un chico que aseguró haber sido acosado por él en un bar de Nantucket (Massachusetts) hace años, acabaron con la carrera del actor. De este último entuerto, Spacey fue declarado no culpable en octubre de 2022, pero la bola contra él ya era enorme para entonces. Por no hablar de los procesos en su contra que aún siguen abiertos. Que lleve la friolera de seis años sin trabajar en una sola película, da una idea de hasta qué punto no volverá a hacerlo nunca más. ¿Hay una relación directa entre la caída en desgracia de una película con la de su protagonista? La causa-efecto nunca pareció tan evidente: de ser bendecida por el mismísimo Spielberg (Dreamworks la produjo y el rey Midas del cine declaró que el debut de Sam Mendes estaba a la altura del de Mike Nichols con ‘Quién teme a Virginia Woolf’) ‘American Beauty’ ha pasado a aparecer en las listas de películas más sobrevaloradas de los últimos años.

placeholder Los tres jóvenes de 'American Beauty'. (Dreamworks)
Los tres jóvenes de 'American Beauty'. (Dreamworks)

Cuando se estrenó, un 15 de septiembre de 1999, la película resultó una sátira muy apetecible y hasta cierto punto insólita. Los ingredientes de su guion componían el plato perfecto, un ‘melting pot’ con asesinato y giro final (aún sentimos escalofríos al frecordar a Chris Cooper manchado de sangre, revelando su lado más oscuro) incluido. También las chanzas de una familia desestructurada, con personajes dignos de la comedia más extrema (aun rayando en la caricatura, el personaje de mujer insatisfecha y perfeccionista encarnado por Anette Bening fue tan icónico que originó imitaciones hasta en ‘Mujeres desesperadas'), gotas de drama adolescente (de la fachada del personaje de Mena Suvari a la introspección del de Thora Birch) con esa bolsa de plástico bailando al son de la música de Thomas Newman. Un cóctel adornado por los rojos intensos y la puesta en escena milimétrica de Sam Mendes, que debutaba en el cine tras dirigir montajes teatrales de éxito en Londres. ‘American Beauty’ también venía a cerrar dos décadas de radiografías, entre crueles y negrísimas, de los claroscuros de la familia suburbana. ¿Qué otra cosa son ‘Terciopelo Azul’ (1986) o ‘Happinnes’ (1997)? La Norteamérica media nunca se vio tan reflejada como en esos espejos extremos que fueron lo que fue ‘Aquí no hay quien viva’ para nuestra querida España. Sus (nuestras) miserias contadas con humor y un punto surrealista.

Como en ‘El Crepúsculo de los Dioses’, un muerto (William Holden en el clásico de Wilder) era el narrador de una historia en la que Lester Burnham finalizaba su discurso omnisciente con un atisbo de esperanza. Las imágenes de sus recuerdos, con ese poso poético, también han sido motivo de inspiración para docenas de anuncios de coches que vinieron después. “Mi corazón se llena como un globo que está a punto de estallar… Y entonces recuerdo que tengo que relajarme y no intentar aferrarme a ella, y entonces fluye a través de mí como la lluvia y no puedo dejar de sentir gratitud por cada simple momento de mi estúpida y pequeña vida”.

placeholder Spacey, en pleno sueño onírico. (Dreamworks)
Spacey, en pleno sueño onírico. (Dreamworks)

Los inconvenientes del ‘caso Spacey’

Tras aquella noche en la que ‘American Beauty’ se lo llevó todo en los Oscar (de mejor película a mejor director pasando por mejor actor) y de la creación de un icono a partir de la secuencia de Mena Suvari rodeada de pétalos de rosa (God bless America y God Bless la fotografía del difunto Conrad Hall), la percepción de la película ha cambiado en este cuarto de siglo. En 2019 alguien le preguntó a Thora Birch por el caso Spacey. “No puedes evitar pensar: ‘Genial, ahora tenemos esta mancha en la película. Pero no, no debería pasar. ¿Quién tiene la culpa? Es Kevin. No tiene nada que ver con ‘American Beauty”, manifestó, aparte de considerarlo un "consumado profesional” poco más sabía del actor más allá del plató.

Un poco más tarde, Allan Ball, que después voló solo sin Mendes y dio momentos de gloria a la televisión gracias a ‘A tres metros bajo tierra’, también reflexionó sobre la mancha que Spacey había dejado en la película. “Me siento muy triste porque lo que pasó con Kevin dejó una marca en ella. Sobre todo porque el personaje que interpretó en la película es alguien que siente lujuria por una chica de 17 años (...) Me pregunto si esa película se haría ahora”, apuntó, sin aclarar si ese ‘podría hacerse’ sería posible con otro actor protagonista.

placeholder Spacey y Benning, un matrimonio mal avenido. (Dreamworks)
Spacey y Benning, un matrimonio mal avenido. (Dreamworks)

Más madera: cuando ‘The Ringer’ eligió las 50 mejores cintas de 1999, la reseña de ‘American Beauty’, en el puesto 26, tuvo una matización significativa. “Pocas películas ganadoras del premio a la Mejor Película de las últimas décadas han envejecido tan mal como ésta; incluso en su momento parecía una representación mediocre de un año tan inventivo en el cine estadounidense. Pero, para bien o para mal, esta exploración del malestar suburbano estadounidense llena de pétalos de rosa ha dejado una marca indeleble en la cultura pop”.

25 años después del estreno, la calidad de ‘American Beauty’ es indiscutible. Pese a que a veces peca de trazo grueso, su mezcla de sabores y su carácter accesible pese a no ser una película fácil, la convierten en una de las mejores películas de los 90. ¿Sobrevalorada? Quizá. Pero son muchos los clásicos modernos (y no tan modernos) que también lo están. “Supongo que podría estar cabreado con lo que me pasó, pero cuesta cuando hay tanta belleza en el mundo”. Seguro que Kevin Spacey podría suscribir la frase de su personaje. Y también aquellos que se sintieron acosados por él.

Las bodas de plata de la película plantean un debate de lo más interesante. En tiempos de cancelación, hasta qué punto el escándalo de un actor puede afectar el recuerdo de una película. Puede que ‘American Beauty’ sea la mejor obra para plantearlo. Las vueltas que da la vida: tras los elogios y los premios, su poética de barrio norteamericano, su bolsa mecida por el viento y sus transgresiones de cuarentón onanista parecen un placer culpable que pocos cinéfilos se atreven a admitir.

El 11-S ya hirió de muerte la reputación de ‘American Beauty’. Los dardos de la película hacia el norteamericano medio de barrio suburbano, que sueña con escapar de su rutina alienante y tiene sueños húmedos con la mejor amiga de su hija quinceañera, nunca pareció tan fuera de lugar como aquel día. El terrorismo que asoló a Estados Unidos, seguido de polarización política y nuevas psiques nacidas al abrigo de las redes sociales, convertieron las desventuras del personaje encarnado por Kevin Spacey en algo futil y fuera de lugar.

Hollywood
El redactor recomienda