Es noticia
Menú
El carajillo español triunfa en Nueva York y vuelve a casa con poderío, ¡viva el tronío!
  1. Estilo
  2. Ocio
COMBINADO SABE MEJOR

El carajillo español triunfa en Nueva York y vuelve a casa con poderío, ¡viva el tronío!

Desde que el carajillo salió de las barras de aluminio de nuestras tascas para hacer las Américas, nada ha vuelto a ser lo mismo. Ahora regresa a casa reconvertido en elegante, a la par que sofisticado, cóctel

Foto: Moisés López, chef del restaurante Tobalá, en el Bronx neoyorquino, puede presumir de preparar el mejor carajillo de ultramar. (Cortesía)
Moisés López, chef del restaurante Tobalá, en el Bronx neoyorquino, puede presumir de preparar el mejor carajillo de ultramar. (Cortesía)

Café y licor a partes iguales. Hasta aquí, el carajillo patrio de toda la vida, ese combinado en cierta forma tosco, que no sabía de etiquetas ni protocolos de alta cocina y sí de madrugones y de profesiones duras que requerían de ese chute mañanero. Hasta que este trago bifásico dio el salto a México y, desde allí, al sueño americano, empezando la conquista por la Gran Manzana neoyorquina. ¿Sus nuevas credenciales? Carajillo 43.

Tras haber cruzado el océano y hacer las Américas, el carajillo se ha sofisticado a pesar de mantenerse fiel a sus dos ingredientes legendarios: Licor 43 y café expreso. El secreto de la nueva y exitosa versión se escribe en inglés 'shake'— y se defiende con una coctelera en la mano, un agitado enérgico y una textura cremosa sobre un hielo grueso que solo enfría, no se derrite para no aguar el resultado.

placeholder

Un viaje (optimizado) de ida y vuelta

Sucedió que ese trago español, que la leyenda ubica en el siglo XIX durante la guerra de la Independencia de Cuba —cuando los soldados lo llamaban 'corajillo' por el amparo alcohólico que les proporcionaba para afrontar la batalla—, viajó a comienzos de los 2000 a México, ciudad que en un principio lo acogió sin promesas de compromiso eterno. Allí lo llamaron 'divorciado', ya que sus ingredientes se servían por separado y era el cliente el que los mezclaba a placer.

placeholder

Poco a poco, el carajillo mexicano fue creyendo en el amor eterno hasta que la coctelera se convirtió en su hogar, el hielo grueso en su aliado inseparable y el 'shakeado' en su religión. Licor 43, café expreso, hielo y un agitado enérgico dieron como resultado una bebida equilibrada, cremosa, servida en un atractivo vaso de cóctel y con una fina espuma a la que nadie podía resistirse; ni siquiera los vecinos neoyorquinos, que veneran este cóctel que se sirve en los restaurantes más exclusivos de la ciudad que nunca duerme.

El Carajillo 43 prepara su viaje de vuelta a España con todo el glamour atesorado en la maleta

Ahora que ha triunfado en la Gran Manzana, el Carajillo 43 prepara su viaje de vuelta a casa con todo el glamour atesorado en la maleta, para adueñarse de esas sobremesas tan nuestras, de momentos de calidad para compartir.

placeholder

El 'nuevo cóctel clásico'

Como bebida trendy que es, el Carajillo 43 sube como la espuma, hasta el punto de coronarse como el 'nuevo cóctel clásico' que mayor crecimiento ha tenido en Estados Unidos en los últimos tiempos. Moisés López, chef del restaurante mexicano Tobalá (recomendado por Guía Michelin), en el Bronx neoyorquino, puede presumir oficialmente de preparar el mejor carajillo a un lado y otro de la frontera, como ha publicado un respetado (y temido) crítico gastronómico en 'The New York Times'.

placeholder

Hasta ahí llega el power de nuestro carajillo reinventado. Moisés, a quien hemos tenido el placer de conocer, nos explica cómo esta bebida 'shakeada' cuenta ya con un público muy numeroso y diverso. “Hay estadounidenses que conducen durante horas para venir a Tobalá a probar nuestro carajillo. Muchos latinos lo conocen de sus países de origen, pero también ha ganado popularidad entre los estadounidenses que buscan experiencias nuevas y visualmente atractivas”.

placeholder Moisés López, chef del restaurante Tobalá, en el Bronk. (Cortesía)
Moisés López, chef del restaurante Tobalá, en el Bronk. (Cortesía)

“Nosotros utilizamos un café especial de Chiapas; el tipo de café va a modificar el resultado, sin duda —añade—. Nuestro secreto para conseguir la espuma fina y delicada que nunca baja (y que no hace burbujas) es agitar la coctelera exactamente 43 veces. El tipo de hielo también es fundamental, tiene que ser grueso y de los que no se deshacen, para no aguar el resultado final. Es muy divertido, yo recomiendo que todo el mundo pruebe a hacerlo en casa”.

Al éxito que el chef disfruta en su restaurante neoyorquino gracias al carajillo solo le pone un pero: “Intentamos instaurar la sobremesa como el mejor momento para degustar el Carajillo 43, porque es un excelente digestivo, pero nos rendimos. Los estadounidenses no quieren saber nada de hacer la sobremesa, siempre tienen prisa. De hecho, la mayoría pide un carajillo nada más llegar y lo toman con el aperitivo, a pesar de que en Tobalá está sugerido en la carta de postres”. De la siesta ni hablamos.

En la sencillez está el gusto

El éxito de la reinterpretación de nuestro carajillo, envuelta en glamour y sofisticación, está en todo lo contrario a lo que se presupone a un cóctel que crea tendencia en una ciudad como Nueva York: la sencillez. Solo dos ingredientes y hielo, que encuentran el equilibrio perfecto entre el dulzor de Licor 43 (con 43 ingredientes secretos de los que hemos averiguado algunos como vainilla, semilla de cilantro, naranja, piel de limón, flores, y té) y el toque amargo del café.

En palabras de Melissa McCart, redactora jefa de 'Eater New York', uno de los medios gastronómicos más influyentes de la Gran Manzana, “triunfar en una ciudad tan competitiva como Nueva York, donde la oferta es inmensa, es sinónimo de éxito dentro y fuera del estado. El aumento de la reputación de la comida española y mexicana, y el interés creciente por el café y los licores combinados con café son, sin duda, el motor de este éxito”.

placeholder Moisés López, artífice del mejor carajillo de Nueva York, y Blanca de La Infiesta, directora global de marketing de Zamora Company, durante la presentación de Carajillo 43. (Cortesía)
Moisés López, artífice del mejor carajillo de Nueva York, y Blanca de La Infiesta, directora global de marketing de Zamora Company, durante la presentación de Carajillo 43. (Cortesía)

Ahora que este fenómeno viral y visual —los colores del carajillo 'shakeado' son hipnóticos— regresa a casa, Carajillo 43 reinventa el tradicional trago español a través de una sorprendente propuesta, más moderna y refrescante, llevándonos a un nuevo concepto de sobremesa, más sofisticada, en la que la coctelería gana relevancia.

Prueba de su expansión, es que Carajillo 43 está cada vez más presente en las cartas de algunos de los restaurantes españoles más relevantes, entre los que podemos citar Akelarre (San Sebastián), Casa Gerardo (Prendes, Asturias), La Salita by Begoña Rodrigo (Valencia) o locales de Madrid como Omeraki, de Alberto Chicote. ¡Bienvenido a casa!

Café y licor a partes iguales. Hasta aquí, el carajillo patrio de toda la vida, ese combinado en cierta forma tosco, que no sabía de etiquetas ni protocolos de alta cocina y sí de madrugones y de profesiones duras que requerían de ese chute mañanero. Hasta que este trago bifásico dio el salto a México y, desde allí, al sueño americano, empezando la conquista por la Gran Manzana neoyorquina. ¿Sus nuevas credenciales? Carajillo 43.

Tendencias