Marc Giró: ¿rojo irredento, facha de manual o digno azote de lo 'políticamente correcto'?
¿Existe algo más soporífero que una persona obsesionada con ser políticamente correcta? No, no existe. Tras un lustro de corrección extrema, muy milenial todo, volvemos a las verdades como puños, tan españolas ellas. Inteligencia al poder
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Los españoles somos como somos: un poco cainitas, un poco envidiosos, un poco soberbios, un poco beligerantes, un poco ‘bocachanclas’ y muy maravillosos, por supuesto. Es así, sabemos disfrutar de la vida como nadie en el mundo.
Mucha sangre caliente que el último lustro ha sido víctima de una criogenización salvaje que atacó a traición desde todos los frentes. De repente, empezamos a ser políticamente correctos, a mordernos la lengua, a ser ‘bienquedas’. La tortilla cayó al suelo. Cataclismo total. Aburrimiento infinito. Señor, señor, aparta ese cáliz de mí.
Por suerte, incluso tras el más devastador de los incendios, la naturaleza siempre vuelve a abrirse camino. Y en esas estamos, repasando todas las temporadas de ‘Aquí no hay quien viva’ —adorados siempre Laura Caballero y Alberto Caballero— para volver a reencontrarnos con lo que fuimos, con nuestra esencia.
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“Que yo te llame borracha no significa que no te aprecie”, Paloma Cuesta (Loles León)
A ver, no estamos aquí alimentando faltas de respeto de ningún tipo o condición, que quede claro. Estamos constatando que ser bienqueda ya no está de moda gracias a esos héroes nada anónimos llamados humoristas. Si tú aún sigues siendo un bienqueda, convencido y orgulloso, empieza a plantearte por qué ya nadie quiere quedar contigo.
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Nuestro humorista favorito en este momento (bueno, en verdad, viene siéndolo las dos últimas décadas, cuando las revistas de alta gama se empeñaban en hacernos coincidir) es Marc Giró (Barcelona, 1974), un cohete indomable que —al menos la noche de los martes en La 1 de Televisión Española— ha convertido al mismísimo David Broncano en su telonero.
— A ti te va la marcha, eh. Tú heredarás Radiopatio.
— No diga chorradas.
— Que sí, si eres como yo: eliges mal a los hombres, vives amargada y tienes poco pecho. ¡Vamos a echar un trago de chinchón!
— ¡Yo no tomo chinchón por la mañana!
— Lo tomarás, lo tomarás…
Diálogo entre Marisa Benito (Mariví Bilbao) y Belén López Vázquez (Malena Alterio)
Los monólogos iniciales de Giró —ole tu técnica Grotowski, ole tus guionistas y ole tú, Marc— son irónicos, ácidos, picantes, sofisticados, irreverentes y absolutamente inteligentes. Perfectos, vaya. El arranque del programa del 14 de enero ejerció de réplica a una publicación de OK Diario que afirmaba lo que sigue.
Redoble de tambores y que salga el sol por Antequera y póngase por donde quiera. Habla Marc Giró:
“A ver, una cosa. La semana pasada emitieron este programa por La 1 de Televisión Española, y a pesar de la alegría general, algunos interpretaron el experimento como otra patraña de Pedro Sánchez. Veamos, por ejemplo, este titular que dice así: ‘La televisión sanchista recrudece su ofensiva contra ‘El Hormiguero’ fichando a Marc Giró tras la revuelta’. Según parece, la dirección de RTVE, y cito textualmente, “pretende realizar más cambios ideológicos en el ente público”. Y luego añade, y sigo citando: “Marc Giró es conocido por su ideología de izquierdas, de la que presume en cada uno de sus programas, por lo que tiene lógica que la televisión sanchista haya querido ascenderle”.
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“Bueno, a ver. La persona que ha escrito estas líneas da por hecho que yo soy de izquierdas, pero creo, caballero, que debería informarse usted un poquito más, porque yo de izquierdas-izquierdas no sé si soy exactamente y voy a poner algunos ejemplos para demostrarlo”.
“Yo tengo dos perros, Terry y Leo, a los que no rescaté de ninguna perrera, sino que los compré de cachorros y oye, mi buen dinerito me costaron. Esto no es nada de izquierdas, perdonen”.
"Todo el mundo sabe que las personas de izquierdas no compran animales vivos, los adoptan”, Marc Giró
“El otro día, por ejemplo, voy a un restaurante y qué me comí. Me comí un buen solomillo de ternera, que para más inri, pedí que me hicieran muy poco. Me lo comí que casi sangraba. Si esto es ser de izquierdas, que baje Dios y lo vea”.
“Esta misma mañana he tirado toda la basura, pero toda, toda. Cajas de cartón, restos de comida, botellas de plástico, una tostadora estropeada, todo, en el contenedor de lo orgánico que es más ancho y me cabía todo mejor. Si yo fuera de izquierdas me hubiera entretenido yo en… Cómo se dice eso que hacen estas… ¿¡Reciclar!?”.
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“Por cierto, las cajas de cartón que no he reciclado son de unas bombillas que compré por Amazon, a pesar de que tengo una tienda de bombillas a siete minutos andando de mi casa. Pero es que en el caso de que me hubiera decidido ir a la tienda de bombillas, hubiera cogido el coche, que por supuesto es diésel”.
“Y hablando de medios de locomoción, tengo un caballo. ¿A ustedes les parece que una persona de izquierdas caza zorros?”, Marc Giró
“Me han entrevistado en ‘La Razón’, me acaban de entrevistar en ‘ABC’ y he sido portada de ‘Forbes’. Ahí la llevas. ¿A ustedes les parece que alguien de izquierdas puede ser portada de la revista ‘Forbes’?
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“Además, y como prueba definitiva, les diré que no tengo ningún amigo racializado y que la única persona negra con la que trato habitualmente es Quini, mi empleada del hogar, mi criada, vamos. Quini, ven. Vamos a demostrarles a estos señores que decir que yo soy de izquierdas es precipitarse”.
Contéstame Quini. ¿En qué te pago? Te pago en negro, ¿a que sí?
— No se dice en negro, señor. Se dice en B.
¿No se dice en negro? Menuda tontería. Bueno, bueno. El caso es que no tengo a esta señora ni contratada ni asegurada. ¿Te pago en B, no es así?
— Así es, exactamente desde hace diez años. Y así, ni nacionalidad, ni jubilación, ni nada.
Pero Quini, por favor, si tú sabes que eres como de la familia. Anda, vete”.
“¡Decir que yo soy de izquierdas! Deberían ustedes informarse un poco más. Bienvenidos a 'Late Xou'. ¡Empezamos!”.
Los españoles somos como somos: un poco cainitas, un poco envidiosos, un poco soberbios, un poco beligerantes, un poco ‘bocachanclas’ y muy maravillosos, por supuesto. Es así, sabemos disfrutar de la vida como nadie en el mundo.