La Navidad más triste de Miriam Lapique, arropada por sus hijos y su hermana Cari

El año pasado y otros anteriores por estas fechas, la familia formada por Alfonso Cortina, Miriam Lapique y sus dos hijos, Felipe y Carlos, viajaba a su casa en la estación de esquí de Gstaad (Suiza). Allí solían compartir la última noche del año con amigos como Ana Patricia Botín, Naty Abascal, Cristina Macaya o María Longoria y sus hijos. Mañanas y tardes centradas en el deporte en las pistas de Eggli, Wasserngrat y Wispile, y descanso a mediodía en el restaurante Berghaus Wasserngrat con sillas al aire libre. A esto se le sumaban las reuniones en el hotel Palace, uno de los establecimientos con más solera de la zona. En este lugar se hicieron las primeras fotos que mostraron la relación de Carolina de Mónaco y Ernesto de Hannover.

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Paloma Barrientos

Esta agenda desapareció al fallecer en el mes de abril Alfonso Cortina por coronavirus. El expresidente de Repsol era un hombre muy querido tanto en su ambiente laboral como en el personal. En estas fechas, su casa de Madrid en Nochebuena y Navidad y la de Suiza en fin de año eran los puntos de reunión de amigos y familiares. Miriam, su mujer, se encargaba de que todo estuviera a punto. Como siempre, no podían faltar Cari y su familia, que han sido el gran apoyo en los momentos más dolorosos tras la desaparición del empresario.

Separadas pero unidas

Las hermanas Lapique siempre han estado muy unidas, y más aún desde que falleció Alfonso Cortina. Una vez que llegó la desescalada, Miriam viajó a Marbella, donde habían pasado todo el confinamiento Cari y Carlos Goyanes. “No nos movimos de aquí y ahora hemos pasado las Navidades cada uno en su casa y organizando las fiestas de seis en seis para mantener las medidas sanitarias. Lo bueno es que nos podemos ver al aire libre”, explica Cari Lapique. "Miriam tiene su casa y mis hijas Carla y Cari están viviendo en otras dos que les han dejado unas amigas. Ellas ya pasaron el coronavirus y eso da más tranquilidad”.

La viuda está acompañada de sus dos hijos, Carlos y Felipe. Hasta hace unos años los chicos vivían fuera de España: uno en Londres y el otro en Nueva York. “Ahora ya están en Madrid y se encargan de todos los temas de su padre. Tengo unos sobrinos diez, siempre pendientes de su madre. Mi hermana, poco a poco, se va recuperando pero es muy triste. Alfonso y ella eran un matrimonio ejemplar. Muy unidos y compenetrados. Les gustaban las mismas cosas y, aunque fuera de trabajo, viajaban juntos. Estas Navidades estamos haciendo todo lo posible para que se sienta mejor. Al estar mis nietos con nosotros, que son una alegría para todos, es más fácil”, explica Cari Lapique, que, por el momento, ha tenido que posponer muchas de las iniciativas en las que trabajaba para la firma de joyería Suárez. “Espero que la vacuna nos dé un 2021 de esperanza”, concluye como deseo para el nuevo año.