Javier García Obregón 'vuelve' a casa: cambios en la inmobiliaria de la familia

Los hermanos García Obregón vuelven a ser noticia por un asunto fuera de sus actividades profesionales. La querida matriarca, doña Ana Obregón, permanece ingresada desde el fin de semana en un hospital madrileño. Aunque no han trascendido las causas de este percance, Susana Uribarri, muy amiga de la familia, ha mandado un mensaje tranquilizador anunciando que no tiene "ninguna noticia grave".

Las revistas publican imágenes de todos los hermanos una vez más como una piña en los alrededores del centro donde se encuentra hospitalizada su madre, de 95 años. Si hay algo que ha demostrado esta familia es la solidez de los lazos que les unen. Las hermanas de Ana García Obregón, Amalia y Celia, no la soltaron de la mano durante los primeros meses del luto por Álex Lequio, y ahora de nuevo las vemos turnarse para acompañar a doña Ana en la medida en que lo permiten los protocolos anticovid.

Además de estar pendientes de su madre, los hermanos no abandonan sus actividades profesionales. Todos tienen intereses en las empresas familiares, aunque algunos están más involucrados que otros. Su padre, Antonio García, ha sido un visionario y uno de los promotores inmobiliarios con más éxito en la España de los 70 en adelante. Salió adelante en el Madrid de posguerra siendo apenas un niño, mientras compaginaba el trabajo en una tienda con los estudios de Arquitectura.

TE PUEDE INTERESAR

Los García Obregón, una fortuna nacida en La Moraleja que mira a la nueva generación

C. Villar

Su gran acierto fue apostar por la zona norte de Madrid. En 1969, el conde de los Gaitanes concedió a Antonio y a sus socios una opción de compra de las acciones (95%) de Niesa, propietaria de los terrenos de lo que hoy es La Moraleja. La operación rondó los 700 millones de pesetas (unos 4,2 millones de euros). "Teníamos muy claro que era la ubicación perfecta porque el desarrollo de la capital miraría al norte", contó el constructor en una entrevista posterior. El éxito fue rotundo y se hicieron de oro. Vendieron parcelas de 10.000, 2.500 -la mayor parte- y 1.500 metros cuadrados. "Se vendían en el momento". Antonio reservó una parcela para él y su familia, donde construyó varias casas para tener cerca a sus cinco hijos: Ana, Celia, Amalia, Javier y Juan Antonio.

Hoy todos ellos siguen en el negocio familiar que, como todas las inmobiliarias, han sufrido los vaivenes de la crisis económica. De todos los proyectos que emprendieron tanto Antonio como sus hijos, hoy el entramado empresarial de la familia se ha reducido a dos empresas cuyo ámbito de actuación es el sector inmobiliario.

La primera, Promotorados SA, cuenta con un activo declarado de cerca de cinco millones y medio de euros, pero en el último ejercicio, 2019, declara pérdidas por valor de un millón de euros. A través de esta empresa tienen arrendados una serie de inmuebles, como naves industriales y plazas de garaje, en Madrid y en Baleares. La presidenta de esta empresa es Celia García Obregón y, como una empresa familiar al uso, en el consejo se sientan otros tres hermanos: Juan Antonio, Javier y Amalia. Ana García Obregón está desvinculada de la gestión de las empresas familiares, aunque tiene un 10% del accionariado, como el resto de sus hermanos. Sus padres conservan el otro 50%.

TE PUEDE INTERESAR

Ana Obregón: su madre, ingresada de urgencia en un hospital de Madrid

Jorge C. Parcero

La segunda y más relevante empresa familiar es la 'vieja' conocida Niesa Nueva Inmobiliaria SA, que ha pasado por varias vicisitudes en los últimos años, incluida una suspensión de pagos voluntaria en 2016 que tuvo su final feliz el 13 de junio de 2019, cuando el Juzgado de lo Mercantil número 6 de Madrid declaró concluido el procedimiento concursal y archivó las actuaciones. La compañía logró que el 100% de sus acreedores se acogiera a su propuesta de pago: el 50% se abonaba mediante un pago único y el 50% restante, mediante quita.

Todo este procedimiento ha lastrado las cuentas de Niesa, que si en el año 2017 declaraba unas ventas superiores a los 13 millones de euros, en los últimos datos facilitados al Registro Mercantil no declaraba más de 6.000 euros por el mismo concepto. La inmobiliaria perdió casi dos millones y medio de euros, pero hay convencimiento de que este dato será muy pronto tan solo una cicatriz de heridas pasadas.

En las últimas semanas, la compañía ha llevado a cabo algunos cambios, con la salida de algunos empleados históricos y el nombramiento de Javier García Obregón como nuevo gerente de Niesa. Javier, que estudió en el CEU y en Georgetown, ha desarrollado prácticamente la totalidad de su carrera profesional en las empresas familiares, ya fuera en la gran compañía del clan o en otros desarrollos de la familia. En 2017 pareció 'independizarse' de la gestión al convertirse en socio ejecutivo de Whizz Capital, dedicada a la gestión de activos inmobiliarios, la gestión patrimonial y la consultoría inmobiliaria.

Celia García Obregón, presidenta actual de la compañía, explica que no se trata de un movimiento de calado: "No hemos tenido ningún cambio en la administracion de nuestra sociedad Niesa, Nueva inmobiliaria Española, S.A. desde hace varios años. Mi hermano Javier es consejero, al igual que mi hermana Amalia, del Consejo de Administración", explica a Vanitatis.

TE PUEDE INTERESAR

Ana Obregón, sin filtros: sus compañeros nos retratan a la actriz detrás de las cámaras

Juanra López

Javier García Obregón fue objeto de interés para la prensa del corazón durante su primer matrimonio con Paloma Lago, con la que tuvo a su hijo Javier. Desde que se casó con la decoradora María Thevenet, con la que reside en su casa de La Moraleja, ha seguido los cauces del anonimato. En el año 2001 fundó por su cuenta la empresa Fun & Things, dedicada a "actividades recreativas y de entretenimiento", que hoy no tiene actividad.

Para generar los recursos económicos necesarios para seguir en funcionamiento, Niesa se ha deshecho de varios activos desde 2017, reduciendo su patrimonio. En 2018, por ejemplo, vendieron un chalé en Madrid por 425.000 euros, y en febrero de 2019 otro de similar precio. También en 2018 vendieron once parcelas en San Agustín de Guadalix por 1.400.000 euros, pudiendo con ello cancelar un préstamo hipotecario asociado. Siguen teniendo otros intereses inmobiliarios en El Molar o Guadalix de la Sierra. A pesar de esto, en 2019 se vieron obligados a despedir a cuatro trabajadores con los que tuvieron que negociar.