El divorcio de Enrique Ponce y Paloma Cuevas: historia de una firma por capítulos

Por fin, Paloma Cuevas y Enrique Ponce han cerrado un capítulo complicado de sus vidas. En junio pasado, se conocía la separación de uno de los matrimonios aparentemente más sólidos del mundo social y taurino. No fue hasta un mes después cuando emitieron un comunicado confirmando lo que ya no era un secreto sino una realidad.

Veinticinco años de matrimonio y dos más de novios era el resultado de una trayectoria común con dos hijas y sin vuelta atrás. El detonante de la ruptura fue la irrupción de Ana Soria en la vida del torero. Una chica de 21 años (ahora tiene 23) a la que había conocido en la Feria de Almería.

Su padre, abogado de profesión, era íntimo amigo de Baltasar Garzón desde la época en que éste ejercía como juez en dicha localidad y los dos son taurinos y seguidores de Ponce. Como en la canción de Julio Iglesias, pasó de niña a mujer y fue entonces cuando se hizo visible para el marido de Paloma Cuevas. Ella misma confirmó cuando su relación se hizo pública que llevaban tiempo juntos. En total, dos años.

El 30 de junio, Paloma y Enrique emitían un comunicado en el que anunciaban un divorcio de mutuo acuerdo y, por lo tanto, sin complicaciones ni patrimoniales ni por la custodia de la menores que sería para la madre y con un amplísimo margen de visitas. Así se estableció y se redactó un primer documento en el que se especificaban todo los puntos concernientes a este convenio regulador. Ponce lo firmó aunque no lo ratificó y por lo tanto no pudo trasladarse al juzgado.

Fue entonces cuando circuló el rumor interesado de que era Paloma la que no quería firmar. Una manera de echar la culpa a la empresaria de no querer cerrar ese capítulo de sus vidas cuando la realidad era otra. Paloma Cuevas no solo estaba de acuerdo con el convenio regulador sino que tampoco ponía trabas para firmar los papeles de la demanda de divircio. De hecho, los rubricó en noviembre pasado en el despacho de abogados que ha llevado la separación. Solo faltaba que Ponce también lo hiciera.

Pasaban los días y los meses y el torero daba largas. Recreando la situación, las respuestas a su todavía mujer podrían haber sido de este tipo: “ya me pasaré”, “esta semana sin falta lo hago”. Y así iba pasando el tiempo y el matrimonio seguía sin una sentencia legal a falta de firma del torero. ¿Cuáles eran las razones para que Ponce no firmara cuando en los inicios todo se había pactado de mutuo acuerdo?

TE PUEDE INTERESAR

Paloma Cuevas dice adiós a Cetrina, su empresa más emblemática con Ponce

C. Villar

Hubo rumores de todo tipo. Unos tenían que ver con los consejos que Ponce recibía de la propia familia de Ana Soria, tanto del padre abogado como del “tío” Garzón. Otros, se centraban en la disputa por la finca La Cetrina que a Paloma Cuevas nunca le interesó negociar a pesar de ciertos comentarios del mundo taurino que decían lo contrario. En este aspecto nunca se planteó esa titularidad que siempre fue de Enrique Ponce ya que la adquirió antes de contraer matrimonio.

Y un tercer apunte, que llegaba también del sector profesional de Ponce, que aseguraba que no firmaba el divorcio para no estar obligado a casarse con la joven Soria. Decían: “una cosa es estar separado y otra divorciado”.

Han tenido que pasar trece meses para que por fin Enrique Ponce decidiera acudir al despacho de abogados y firmar la demanda de divorcio de mutuo acuerdo que ya se ha tramitado en el juzgado de Plaza de Castilla. Ahora solo falta que el juez ratifique y firme el documento para dar por zanjados estos veinticinco años de matrimonio.