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Santana, el discreto rey del tenis que jugaba con don Juan Carlos
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ADIÓS A UN MITO

Santana, el discreto rey del tenis que jugaba con don Juan Carlos

Vivió por y para el tenis y se relacionó con las más altas personalidades, haciendo de la discreción, su bandera

Foto: Manolo Santana durante un homenaje en 2018. (EFE/Foto: Carlos Díaz)
Manolo Santana durante un homenaje en 2018. (EFE/Foto: Carlos Díaz)

Manolo Santana nunca aspiró a tener poder. Lo que le gustaba (y lo hizo casi hasta hace unos meses) era jugar al tenis.

Durante el confinamiento lo hacía en el jardín de su casa de Marbella, su paraíso en la tierra, como él mismo definía a su territorio de la Costa del Sol, donde decidió hace muchos años montar su cuartel general y donde ha fallecido a los 83 años.

Dirigía su propio club en Puente Romano y allí era habitual verlo desde las diez de la mañana hasta que se cerraban las instalaciones. No tenía necesidad de enseñar pero muchas veces se acercaba a las canchas donde jugaban los niños y se entretenía con ellos.

Foto: Manolo Santana, junto a su mujer, Claudia. (EFE)

Todos los veranos organizaba campeonatos donde lo mismo se apuntaba Antonio Asensio, dueño y fundador del Grupo Zeta, como Severiano Ballesteros o Sean Connery. Al actor lo puso firme en varias ocasiones cuando exigía que la prensa no estuviera presente en las gradas cuando jugaba. Nunca fueron admitidas sus pretensiones por decisión innegociable del propio Santana. “Esta es mi casa y quien no quiera periodistas que se vaya a jugar a otra parte”.

placeholder Manolo Santana durante un homenaje en Marbella, en 2016. (EFE)
Manolo Santana durante un homenaje en Marbella, en 2016. (EFE)

También le gustaba que los más pequeños, poco a poco, tuvieran afición. En julio había varios torneos en sus instalaciones de Puente Romano para ellos. Por allí pasaban los hijos de Julio Iglesias, el chico de Gunilla Von Bismarck y Luis Ortiz, los Khashoggui o los Hohenlohe. Pendiente de que todo funcionara, el gran jefe Manolo.

Sus últimas apariciones públicas fueron en septiembre pasado, en el master de tenis de la Caja Mágica. Era la primera vez que Santana se dejaba ver y lo hizo junto a su mujer Claudia, que en todo momento estaba pendiente de sus necesidades. Sus condiciones físicas eran regulares y le costaba mantenerse derecho.

Ese primer día hubo un homenaje en la pista que lleva su nombre. El alcalde de Madrid, José Luis Rodríguez Almeida, Begoña Villacís y otros políticos se acercaron a saludarle, aunque en realidad esas presencias le afectaban poco. A él lo que realmente le importó toda su vida era el tenis.

Jugaba con don Juan Carlos en el palacio de la Zarzuela, enseñó a coger la raqueta al príncipe Felipe y a las infantas y fue el amigo entrañable de Adolfo Suárez, al que acompañó ante sus grandes tragedias de vida como fueron la muerte de su mujer Amparo y la hija, Marian. Cuando en las entrevistas le preguntaban por estas relaciones, siempre contestaba lo mismo: “Nunca he hablado de política con ellos ni lo haré”. Esa fue una constante en su vida, ser discreto porque así quería que los demás fueran con él.

placeholder El rey Juan Carlos y Manolo Santana en 2011 .(EFE/Foto: Ángel Díaz).
El rey Juan Carlos y Manolo Santana en 2011 .(EFE/Foto: Ángel Díaz).

No tenía problemas para explicar algunos de sus pensamientos. Y cuando comenzó su relación con Mila Ximénez declaraba: “Soy católico y poco practicante. Mejor dicho malo aunque siempre me ha gustado entrar en las iglesias porque me dan paz”. Con sentido del humor explicaba sus convicciones religiosas: “Acepto el divorcio porque ahora me conviene: de otro modo, tal vez lo rechazaría”.

En aquellas fechas se había separado de María Fernanda González Dopeso, su primera mujer y con la que tuvo a sus tres primeros hijos. Después llegaría Mila Ximénez y tuvieron a Alba, la niña de sus ojos y la que convivió más tiempo con él.

placeholder Mila Ximénez y Manolo Santana. (Getty)
Mila Ximénez y Manolo Santana. (Getty)

Más tarde llegaría Otti y finalmente Claudia, la mujer que le ha cuidado y ha vigilado que no se le hiciera daño. Se llegó a decir que lo había apartado de sus amigos de siempre, una afirmación que no era cierta porque la casa de Marbella estaba abierta a los que de verdad lo querían o respetaban. Feliciano López, por ejemplo, le visitaba y hablaban de la profesión y de cómo encarar los nuevos tiempos post covid.

Manolo Santana consiguió todo en el tenis a base de esfuerzo y superación. Igual que lo ha hecho en estos últimos años, ajeno a ciertos comentarios e historias que nada tenían que ver con su vida deportiva.

Nunca entró en desmentidos de supuestas noticias que durante unos años lo relacionaban con diferentes mujeres entre divorcio y divorcio. Él mismo aseguraba en una entrevista en el verano de 1988 que el cartel de conquistador que la prensa del corazón le había colocado no era tal: “Julio Iglesias sí, yo no. Tengo fama de ligón y puedo asegurar que cuando me comprometo soy fiel. Otra cosa es el tiempo en que una relación se va a pique y uno de los dos no lo percibe aunque sea una realidad. Cuando he tenido problemas de convivencia he encontrado a la mujer que me daba lo que me faltaba en ese momento”.

placeholder Manolo Santana y su mujer Claudia Rodríguez, durante el homenaje en el Real Club de Tenis de Barcelona. (EFE/Foto: Alejandro García)
Manolo Santana y su mujer Claudia Rodríguez, durante el homenaje en el Real Club de Tenis de Barcelona. (EFE/Foto: Alejandro García)

A Manolo Santana no le gustaba estar solo. Quizá por los muchos años en los que por sus continuos viajes para participar en torneos y después como figura estaba obligado a pasar tiempo sin compañía en hoteles de todo el mundo.

El megacampeón siempre fue consciente de su imagen pública. Cuando llegaban noticias poco favorables y se encontraba con la prensa, no se escondía: “Soy realista y sé mi vertiente pública. En la vida me han pasado una serie de cosas que aparecieron en las revistas (una hija) porque se trataba de Manolo Santana. Cuando he tenido que aclarar las cosas lo he hecho. Lo que no hago es dar cancha cuando ya se ha dicho todo”.

Su vida en Marbella estos últimos años ha sido de tranquilidad. Hacía mucho tiempo que vivía como quería, sin ruido y sin excesos y con su compañera Claudia. Años atrás resumía su existencia de esta manera: “El tenis es mi forma de vida y lo que me da de comer, pero nadie me ha regalado nada. Soy un hombre afortunado pero llegar a donde he llegado han sido años de muchísimo esfuerzo”.

Manolo Santana nunca aspiró a tener poder. Lo que le gustaba (y lo hizo casi hasta hace unos meses) era jugar al tenis.

Marbella Mila Ximénez
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