Lágrimas, risas y anécdotas desconocidas en la entrevista de Ana Obregón con Bertín Osborne

Ana Obregón ha protagonizado distintos momentos históricos de la televisión a lo largo de su trayectoria, sin embargo, nunca antes se había enfrentado a una entrevista como la de esta noche con Bertín Osborne. Lágrimas de emoción, recuerdos dolorosos y la complicidad entre dos amigos que hablan sobre el que, sin duda, ha sido el episodio más duro de la vida de la actriz -la muerte de su hijo, Aless Lequio, a causa del cáncer que padecía, en mayo de 2020- han estado presentes en esta charla.

Se trataba de una de las reapariciones más esperadas, puesto que, aunque durante este tiempo, hemos podido ver a Ana en distintos compromisos y eventos como las campanadas, no había verbalizado su dolor públicamente como lo ha hecho hoy, más allá de sus redes sociales. Las mismas en las que, horas antes del programa, agradecía a sus amistades más cercanas el hecho de apoyarla en este y todos los pasos que da en su vida. "Sé que he tardado casi dos años desde que se fue mi niño en reunir las fuerzas para hacer una entrevista en televisión [...], una conversación entre el corazón roto de una madre y el corazón generoso de un amigo", escribía.

Así ha sido. El primer encuentro entre Ana y Bertín se producía frente al mar, tal y como adelantaban los cebos promocionales. "El dolor compartido es menor dolor", aseguraba Ana, dibujando ciertos atisbos de lo que sería una entrevista a corazón abierto con un buen amigo. "Quizá te sirva de terapia", afirmaba Bertín. No tardaban en dirigirse al escenario elegido para llevar a cabo "la entrevista más difícil de mi vida", según decía la propia Ana: el conocido hotel marbellí Puente Romano.

Visiblemente nerviosa, la que fuese protagonista de 'Ana y los 7' se sentaba en el sofá junto a Bertín, relatando la historia de su vestido (se lo puso el día que comunicó a su familia que estaba embarazada de Aless) y empezaba a recordar los buenos y peores momentos de su vida. Aquellas situaciones de las que nadie pudo saber, porque pertenecían a la más estricta intimidad de Alessandro Lequio, Ana Obregón y su hijo. "Cuando pierdes a un hijo, sientes lo que es el infinito. El dolor infinito y el amor infinito", era su primera y dura confesión. "Mi hijo debería estar aquí. Tenía 25 años".

"Yo estaba comiendo en un restaurante, me creía una reina que podía con todo. Me llamó mi hijo y nos fuimos a un hospital, llevaba tiempo con dolores. Llamé a su padre. Siempre ha estado", afirmaba Ana destacando el papel de Alessandro Lequio en la lucha de su hijo. "Me sentaron y me dijeron 'tu hijo tiene un tumor'. Lloraba como una magdalena. Le miraba mientras dormía. Fue uno de los momentos más duros [...]. Por la mañana nos dijeron que podía ser benigno y nos esperanzamos".

"Cuando me llaman y me dicen 'es malo y muy agresivo', dije no voy a llorar, voy a ser fuerte [...]. La reacción de Aless fue increíble, me preguntó '¿me voy a curar?' y yo le dije 'te juro que sí', eso es lo que me duele". La emoción ha sido una constante durante toda la conversación entre Ana y Bertín, más teniendo en cuenta la actitud positiva que Aless, durante todo el proceso de su enfermedad, demostró tener, centrando todos sus esfuerzos en ver sonreír a los demás. "Mamá, perdona por haber tenido un hijo defectuoso", le llegó a decir en una ocasión. "Mamá, por favor no dramatices", fue la ocurrencia que tuvo cuando les dijeron en Estados Unidos que su tumor se había reducido en un 90% y su madre se echó a llorar.

"Ahora entiendo lo que es la felicidad", le dijo Ana Obregón a su gran amigo Ra cuando creía que su hijo se había curado del cáncer. A los cinco meses, una revisión rutinaria confirmó la peor de las noticias: el cáncer había vuelto. "Fue la única vez que Aless se vino un poco abajo". Fue entonces cuando empezó la pandemia y Ana, Alessandro y su hijo revivieron su peor pesadilla, esta vez, desde Barcelona. "Aless siempre me quería cerca. Vaya mierda, cómo sufrió", se lamentaba la actriz.

Sin embargo, nunca tiraron la toalla y, mientras dormían entre sillones, colchones y sillas de hospital, Ana Obregón se esforzaba en arreglarse para que su hijo la viese bien. "Un día que nunca se me olvidará, era un p*** lunes. Estaba duchándome y me dijeron 'en 48 horas vamos a sedarlo para que no sufra'. Así fue. Esa noche estuvimos los tres de la mano y esa fue la última noche". Aless Lequio falleció el 13 de mayo de 2020 "y se fue, y yo me fui con él, Bertín".

Para Ana, esta entrevista ha sido una forma de liberarse y soltar todo lo que llevaba dentro, pero su verdadero objetivo no ha sido otro que compartir con la gente lo fuerte que fue su hijo hasta el final. "Estuve abrazada a él hasta que se lo llevaron y entonces dejé de ser fuerte", contaba entre lágrimas. "Me llamó el rey Juan Carlos a darme el pésame y luego la Reina. Dicen mis hermanas que hablé mucho con ella, pero no me acuerdo de nada que le dije, desde aquí quiero darle las gracias", revelaba.

Conmovida por el inestimable cariño que recibió de la gente, Ana confesaba que desde el día que su hijo murió, estuvo seis meses metida en su cuarto. "Me costaba levantarme de la cama, hablar... El mundo se para [...]. Cuando tienes un hijo te mueres, y tienes la obligación de seguir viviendo". Ante la pregunta "¿ha habido algún momento en el que pensaras que no lo conseguirías?", Ana Obregón contestaba sincera: "Bertín, yo me perdono la vida todos los días", era entonces cuando el presentador no podía más que deshacerse en lágrimas por la dureza de las palabras de la intérprete.

"Bertín, él me manda fuerzas. Tengo que seguir su legado, he creado la Fundación Aless Lequio para investigar el cáncer. Eso me motiva", aseguraba Ana que, desde sus redes sociales, informaba de que iba a donar todo el caché recibido por la entrevista para la investigación. "La cantidad de veces que he sido feliz y no lo sabía, la cantidad de veces que me he quejado por tonterías. Lo más importante es el tiempo y el amor que dedicas a las personas que quieres. Colecciona momentos, no colecciones cosas, porque eso es lo que te llevas", es una de las muchas lecciones que Ana trataba de transmitir.

Respecto a cómo fue su participación en las campanadas y, por tanto, su renacer televisivo, Ana Obregón tiene claro que aquella noche solo estaban ella y su hijo. "Era mi corazón hablando". Sin reparos, Bertín le preguntaba qué le apetecía hacer a nivel laboral. "Me han ofrecido hacer un libro. Si lo hago, los beneficios serían para la fundación. A mí ahora solo me apetece ayudar". Era entonces cuando llegaba otro de los momentos más emocionantes al preguntarle por el duelo de su madre, que fallecía un año después, cuando todavía no había superado la muerte de su hijo: "No he hecho el duelo de mi madre, todavía no puedo".

En cualquier caso, no todo han sido lágrimas en esta íntima y emotiva conversación. Ana y Bertín se reunían con algunos amigos de la actriz como Luis Rollán, Boris Izaguirre, Susana Urribarri y Raúl Castillo, y entre bromas y anécdotas, surgía la mayor de las confesiones. El idilio amoroso que mantuvieron el presentador y la intérprete cuando eran veinteañeros y que apenas duró unos meses porque como pareja "eran una catástrofe" y prefirieron seguir siendo amigos.

A la vista está, si algo aprendió de esta dolorosa experiencia Ana Obregón es la lección de vida que le dio su hijo, la fortaleza y un espíritu de superación al que se aferra para seguir levantándose cada mañana. "Le pido a la vida volver a nacer, volver a una vida sin él, que todavía no lo he conseguido", zanja la actriz.