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Marta Ortega, vida de una rica heredera
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NUEVA PRESIDENTA DESDE ESTE VIERNES

Marta Ortega, vida de una rica heredera

Se crio como una niña de clase media de una capital de provincia. Pero un día se dio cuenta de que era la hija de un magnate. Ahora ocupa por fin la presidencia de Inditex, cargo para el que estaba predestinada

Foto: Marta Ortega. (VA Diseño)
Marta Ortega. (VA Diseño)

La vida de Marta Ortega (Vigo, 38 años) y Carlos Torretta (Madrid, 38 años) oscila entre los convencionalismos de unos padres de familia –“Los vi un domingo a las diez de la mañana en el campo de la ciudad deportiva La Torre (Coruña) porque su hijo Amancio, de nueve años, juega al fútbol en un equipo. Era finales de febrero y desde noviembre se sabía que Marta se convertiría en la nueva presidenta no ejecutiva de Inditex, pero ahí estaba, madrugando un domingo para ver jugar a su hijo”– y la vida de lujo y glamour que se le presupone a cualquier rica heredera: “Viajan muchísimo. Tailandia, Lago di Como, esquí en Los Alpes… ¿No ves que tienen un avión privado a su disposición? No paran. Además son muy generosos e invitan a sus amigos”.

placeholder Ortega, en la Junta General de Accionistas de Inditex en 2018 junto a Beatriz Padín, directora de Zara Woman, miembro del comité de dirección y mentora de la hija de Amancio. (EFE/Cabalar)
Ortega, en la Junta General de Accionistas de Inditex en 2018 junto a Beatriz Padín, directora de Zara Woman, miembro del comité de dirección y mentora de la hija de Amancio. (EFE/Cabalar)

Este viernes, ‘la niña’ –como a Ana Botín, la han llamado así muchos años– se ha convertido en presidenta no ejecutiva del gigante Inditex. Junto con el abogado del Estado Óscar García Maceiras, de 46 años, han sustituido a Pablo Isla –también abogado del Estado y uno de los ejecutivos más valorados del mercado–, tras 17 años como presidente de la compañía. Isla llegó a la empresa en 2005 y se marcha con unas cifras irrefutables: 7.000 tiendas en más de 96 mercados, frente a las 2.000 en una treintena de países cuando llegó a la compañía. “Con él llegó el momento de mayor profesionalización e internacionalización de Inditex”, me confiesa una antigua ejecutiva que formó parte de la remesa de profesionales que llegó al gigante textil en aquella etapa. Perfiles con carreras universitarias, másteres y MBA frente a los operarios de toda la vida que habían entrado muy jóvenes en la empresa y se habían desarrollado profesionalmente en ella. “Dos mundos que han sabido convivir a pesar de las tensiones”, continúa nuestra fuente.

El mejor ejemplo es Beatriz Padín, de 53 años, directora de Zara Woman y mentora de Marta Ortega. “Cuando Marta entró en la empresa se pegó a ella. Estaban todo el día juntas, se lo enseñó todo. Bea lleva en Zara desde los 17 años y es como una hija para Ortega”, asegura un antiguo compañero. Ella misma lo contó en la biografía sobre Amancio Ortega publicada en 2008 y escrita por Covadonga O’Shea: “El señor Ortega ha sido mi maestro, mi padre. Me ha hecho llorar más que a nadie, pero también le quiero mucho. Es una persona muy rigurosa, inconformista. Tardó años en decirme: ‘Lo has hecho bien”. Hoy, esta hija de emigrantes gallegos dueños de un taller que trabajaba para Zara, que según una antigua compañera “conduce una Range Rover más grande que el de la reina de Inglaterra”, ha llegado a lo más alto del organigrama empresarial. Ni carrera, ni máster. Su capacidad y su plena dedicación a la empresa la han llevado hasta el comité de dirección de Inditex, donde ocupa uno de los nueve puestos. Por encima, solo Marta Ortega y Óscar García Maceiras.

placeholder Amancio y Marta Ortega. (Getty)
Amancio y Marta Ortega. (Getty)

En el comité también están Jorge y Óscar Pérez Marcote, hermanos de Flora Pérez y tíos de Marta –director general de Massimo Dutti y de Zara, respectivamente–, así como Pablo del Bado Rivas, considerado como “el hijo que a Ortega le hubiera gustado tener” y que trabaja con él desde 1979. Todo queda en familia. “El nombramiento de Marta es muy estético. Es una mujer, joven, con formación… Pero el mando vira más que nunca a la vieja guardia, porque quienes están en el comité de dirección son gente de toda la vida. Es la vuelta al núcleo duro”, nos cuenta un antiguo empleado.

“Siempre hubo una lucha entre Pablo Isla, que representaba el Ibex 35 y estaba muy preocupado por la acción, frente a los trabajadores de siempre, a quienes les importa básicamente la fábrica”, asegura en conversación telefónica Xabier R. Blanco, autor junto a Jesús F. Salgado de 'Amancio Ortega, de cero a Zara' (editorial La Esfera de los Libros). “Esto es como el telediario de Televisión Española. Ana Blanco da las noticias, pero quien las elige, las redacta y las ordena no es ella. Con Pablo Isla pasaba igual. ¿Qué autonomía vas a tener si tienes al dueño de la empresa hablando por los pasillos con los empleados? No hay una sola decisión importante en la historia de Inditex que no haya contado con la aprobación de Amancio. El lema de Inditex es tan sencillo como: ‘Tienda, tienda, tienda’. Y dentro de la tienda hay dos cosas importantes: el dependiente y el escaparate. Y ahora resulta que tiene a Marta, que es un escaparate en sí misma, porque trapito que se pone, trapito que se agota”, continúa su análisis.

Aunque Inditex es un búnker a nivel informativo, acceden a compartir con nosotros la rutina de la nueva presidenta: “Marta suele iniciar su jornada reuniéndose con el equipo para revisar los datos de ventas en tiendas y online de los diferentes mercados mundiales. Observan el comportamiento de los productos a la venta y analizan cómo orientar las colecciones en las siguientes semanas de la temporada. Su día discurre entre reuniones y presentaciones de producto, rodeada de diseñadores, compradores o comerciales a cargo de los diferentes países. Su labor está muy enfocada a la supervisión de las colecciones y a la estrategia de imagen”.

Más allá de su formación profesional, en la educación de Marta ha tenido un papel muy importante su abuela materna, de 93 años: “Es una mujer con una personalidad fuerte y con las cosas muy claras. Crio ocho hijos y pasó mucho tiempo con su nieta. Le hacía los vestidos de las muñecas, a pesar de que casi no tenía medios. Tiene un gran sentido de la estética, igual que Flora”, contaba en 2015 a 'Vanity Fair' una persona de su entorno más cercano.

La presidenta de Inditex estudió en el colegio concertado de Santa María del Mar, un centro católico, de uniforme y misa semanal. Luego pasó dos años en Aiglon College, uno de los internados suizos más prestigiosos –donde también estudiaron los hijos de la actriz Sophia Loren–; y cursó Administración y Dirección de Empresas en la European Business School de Londres. Desde su infancia, la consigna ha sido perfil bajo y máxima discreción, una actitud marca de la casa y que Marta siempre ha cumplido a rajatabla. “Fui su compañero desde párvulos hasta los quince años. Se relacionaba muy bien, pero siempre iba pegada a su prima. No era nada tímida, aunque tampoco era una líder. Charlatana, pero también aplicada. Jamás la vimos como la hija de un señor muy rico. Había hijos de fortunas mucho menores, como el de un constructor gallego que llegaba al colegio en un Ferrari. A ella a veces venía a recogerla su madre y otras veces su institutriz, Brigitte. Era un personaje mítico. Una inglesa rubia con gafitas y pelo corto”, relataba un antiguo compañero en ese mismo reportaje de 'Vanity Fair'.

placeholder Marta Ortega y Carlos Torretta, en una imagen de archivo. (Getty)
Marta Ortega y Carlos Torretta, en una imagen de archivo. (Getty)

Pero ese bajo perfil se iba a quedar pronto en el recuerdo. El encuentro con Carlos Torretta, su actual marido, hijo del diseñador Roberto Torretta y amigo de los cachorros de la jet, iba a dar un vuelco a la tranquila (¿y monótona?) vida de Marta en Coruña. Empezaron las bodas, las fiestas, los eventos. Adiós anonimato. “Es un chico encantador. Divertido, simpático, seductor… Tiene mil amigos y se lleva bien con todo el mundo”, nos desvela una antigua conocida. En Coruña también ha sido bien recibido. “Planchadoras, patronistas… La gente de toda la vida de la empresa habla bien de él”, me confiesa Xabier R. Blanco. Y quienes le conocen aseguran que Torretta parece haber nacido para llegar donde está. “Le encanta la moda y la exposición. Conoce mucha gente y es muy extrovertido”, nos comentan desde su entorno, que augura una larga unión a la pareja: “Al principio Carlos flipaba. Llegaban a un hotelazo en París, donde Marta tiene una suite presidencial con sus iniciales bordadas en toallas y sábanas, y alucinaba. Normal. Ahora ya está acostumbrado y parece uno más del clan”.

Si en 2012 la persona más mediática que acudió a la boda de Marta con el jinete Sergio Álvarez Moya fue la soprano Ainhoa Arteta –quien llegó con su entonces marido, el jinete Jesús Garmendia–, a su enlace con Carlos Torretta, en 2018, solo faltó algún miembro de la realeza. Modelos, diseñadores, artistas, aristócratas, empresarios, herederas. Quien no estaba, no existía. Aunque para celebrities, los maestros de ceremonias: Pierpaolo Piccioli, director creativo de Valentino, confeccionó cuatro vestidos para la novia; el fotógrafo Peter Lindbergh inmortalizó a la pareja, y el líder de Coldplay, Chris Martin, cantó para ellos su hit 'Yellow'.

Con Torretta llegó el cambio

Pero si hay alguien que ha influido definitivamente en Marta ha sido su segundo marido, Carlos Torretta. Hijo del diseñador argentino Roberto Torretta y su esposa, Carmen Echevarría, Carlos vivió muchos años en Estados Unidos, donde llegó de adolescente para estudiar en un internado de Vermont. Tras graduarse en Bellas Artes y Publicidad por la Universidad Pace, en Nueva York, siempre ha trabajado en puestos relacionados con la publicidad y la moda.

Cuando conoció a Marta, en 2016, se trasladó a Madrid, donde ejerció de director para España de Elite Model Management, una de las agencias de modelos más importantes del mundo. Su desembarco en Inditex era cuestión de tiempo y llegó en septiembre de 2019 cuando se incorporó a la división de e-commerce de Zara.com, donde se gestiona desde la comunicación a la imagen de marca, lanzamientos de campaña, marketing, así como el comercio electrónico. “El perfil más abierto que tiene ahora Marta tiene que ver con Torretta. Las últimas colecciones cápsula que han lanzado (Origins, con un rollo muy básico, urbanita, tonos neutros; y Surplus, con diseños inspirados en la ropa militar, de colores verdes y caqui) están ideadas por Marta. Es de lo que controla y lo que más le divierte. Se nota la influencia de Torretta en todo esto. Este tipo de colecciones se han potenciado mucho desde que está con él. Su anterior marido tenía cero interés en la empresa”, nos cuenta un antiguo directivo.

En efecto, Sergio Álvarez ha estado siempre volcado en la hípica y fue allí donde conoció a su exmujer. “Es un tipo muy auténtico, además de un gran jinete. Tiene un corazón enorme y es un poco inocentón, como un niño grande. Muy cariñoso, muy familiar. Marta, sin embargo, era más distante. Hay quienes dicen que por timidez, otros que por esnobismo”, nos revela un jinete que ha tratado con la expareja. Al año de casarse, Marta y Sergio tuvieron un hijo, Amancio Jr., que empezó a montar a caballo muy pronto. A pesar de contar con todas las facilidades, no se ha enganchado a ese deporte. Además del fútbol y el surf –muy de moda en Coruña–, lo que de verdad le gusta es el golf, que practica con Torretta, con quien convive, y que está obsesionado con ese deporte. “Siempre que puede se escapa a jugar al golf. Cuando viene a Madrid, muy a menudo, se acerca al club Puerta de Hierro con amigos. Marta incluso le ha regalado un simulador para que juegue en casa”, nos confiesan desde su entorno.

Dicen quienes trabajan en Inditex que el ritmo es fuerte, el ambiente competitivo y la empresa te absorbe. A cambio, los sueldos son buenos y tienes opción de formarte. El mantra no escrito es “trabajo, trabajo, trabajo; empresa, empresa, empresa”, y el primero en llevarlo a cabo es Amancio Ortega, que a sus 86 años acude a Inditex a diario.

A finales de los años 90, un amigo ferroviario de Antonio Ortega, el padre de Amancio, a quien apodaban Remache –porque cada vez que había que arreglar algo en la vía del tren le decían: ‘Pon ahí un remache’–, llegó un día a casa y le dijo a su mujer: “A Remache se le está yendo la cabeza. Anda diciendo por ahí que su hijo tiene un emporio”. Un emporio que hoy preside su nieta, Marta Ortega.

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La vida de Marta Ortega (Vigo, 38 años) y Carlos Torretta (Madrid, 38 años) oscila entre los convencionalismos de unos padres de familia –“Los vi un domingo a las diez de la mañana en el campo de la ciudad deportiva La Torre (Coruña) porque su hijo Amancio, de nueve años, juega al fútbol en un equipo. Era finales de febrero y desde noviembre se sabía que Marta se convertiría en la nueva presidenta no ejecutiva de Inditex, pero ahí estaba, madrugando un domingo para ver jugar a su hijo”– y la vida de lujo y glamour que se le presupone a cualquier rica heredera: “Viajan muchísimo. Tailandia, Lago di Como, esquí en Los Alpes… ¿No ves que tienen un avión privado a su disposición? No paran. Además son muy generosos e invitan a sus amigos”.

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