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Esther Doña, Santiago Pedraz y el tercer hombre
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El culebrón del verano

Esther Doña, Santiago Pedraz y el tercer hombre

La expareja se ha convertido en triángulo, incluso en cuadrado, porque la 'nueva ilusión' de la viuda de Griñón mantenía una relación estable con otra mujer

Foto: Esther Doña y el juez Pedraz. (CP)
Esther Doña y el juez Pedraz. (CP)

Esther Doña y Santiago Pedraz, juez de la Audiencia Nacional, se convirtieron hace un año y medio en la pareja del momento. Una relación que sorprendía tanto en el sector de la judicatura como en el social. En el mundo laboral del magistrado conocían la decisión de casarse con la abogada experta en derecho penal Sylvia Córdoba, a la que ya había pedido en matrimonio con la entrega del proverbial anillo. En el caso de la viuda del marqués de Griñón, los últimos datos antes de la gran sorpresa eran que había abandonado el palacio El Rincón tras llegar a un acuerdo con los herederos del aristócrata. Doña había vuelto a su piso de Majadahonda y desde allí publicaba fotos de su día cotidiano en Instagram. No tenía novio. Solo a Chloé, el bichón maltés.

Así estaban las cosas cuando llegó el notición: el juez y la marquesa viuda estaban juntos. Hubo varios reportajes en los que aparecían felices y compenetrados. El último se realizó a finales de julio para publicar más tarde, como de hecho sucedió, en agosto. Anunciaban su matrimonio para el año 2023. Y como en los cuentos, con un final feliz. O casi...



Toda esta agenda de amor se fue al traste cuando el periodista Carlos Pérez Gimeno anunció en la ‘Crónica rosa’ de esRadio, el 25 de agosto, que la pareja había roto. Una información que se amplió con las declaraciones de los protagonistas. El juez, que no había vuelta atrás, y Doña, que le había enviado un mensaje por WhatsApp para justificar la ruptura. Todo muy exagerado y raro. La historia tiene continuación. Y fue también a través del programa de Federico Jiménez Losantos, donde se cuenta ahora que la marquesa viuda se ha vuelto a enamorar. Se dan los datos de un señor muy bien posicionado, con mucho dinero, que podría ser la nueva ilusión de Esther. Y el mundo social se vuelve a revolucionar porque Bruno, que así se llama el empresario, tenía hasta hace un mes una pareja estable, Carla, con la que convivía en su chalet de La Moraleja desde hace más de cinco años.

Casi matrimonio

La chica, de 40 años y madre de un niño, tenía una excelente relación con los tres hijos del que ahora es pareja de Doña. El círculo social de Bruno y Carla no los consideraban ya novios, sino casi matrimonio, aunque no hubieran cambiado el estado legal. Acudían a las fiestas que los amigos organizaban en la urbanización y solían pasar parte de las navidades en Punta Cana. Se reunían con otros españoles que preferían disfrutar los últimos días del año en la República Dominicana. De hecho, asistieron a una de las fiestas organizadas en Cap Cana, donde tienen mansiones las grandes fortunas venezolanas y estadounidenses.

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Aparentemente, no había fisuras y de ahí la sorpresa y el disgusto para la familia de Carla, muy bien relacionada y con un nivel económico alto. Aunque ella trabaja en la industria farmaceutica, una de las tías es una profesional muy reconocida en el sector de la medicina, igual que la madre de Bruno.

Nadie del entorno de la joven, y por supuesto la protagonista, imaginaba que el empresario se había enamorado. Se enteró de pronto cuando su pareja se lo comunicó de un día para otro. Y más aún cuando estaba compartiendo las vacaciones en el yate que era la casa común en vacaciones y que tuvo que abandonar cuando llegó Esther.

Este verano habían estado navegando con los padres de Carla por la costa alicantina y todo parecía ir perfecto. Los que lo conocen aseguran: “Es un caballero, muy simpático, que cae muy bien y muy generoso. No podíamos imaginar que pasara lo que ha pasado. Ella está destrozada”.

Con esta información es más entendible la ruptura por parte del juez con un simple wasap. De hacer caso a las fechas, Pedraz se habría enterado de que él ya no era la ilusión ni el proyecto de vida futura con la viuda del marqués de Griñón. En esta historia aún no hay capítulos cerrados sino totalmente abiertos, así que tendremos que colgar el típico 'continuará…'.

Esther Doña y Santiago Pedraz, juez de la Audiencia Nacional, se convirtieron hace un año y medio en la pareja del momento. Una relación que sorprendía tanto en el sector de la judicatura como en el social. En el mundo laboral del magistrado conocían la decisión de casarse con la abogada experta en derecho penal Sylvia Córdoba, a la que ya había pedido en matrimonio con la entrega del proverbial anillo. En el caso de la viuda del marqués de Griñón, los últimos datos antes de la gran sorpresa eran que había abandonado el palacio El Rincón tras llegar a un acuerdo con los herederos del aristócrata. Doña había vuelto a su piso de Majadahonda y desde allí publicaba fotos de su día cotidiano en Instagram. No tenía novio. Solo a Chloé, el bichón maltés.

Federico Jiménez Losantos
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