Tamara Falcó sigue los pasos de su madre: así fueron las tres bodas con incidencias de Isabel Preysler
Las tres bodas de ‘la reina de corazones’ también tuvieron un carácter algo atípico, al igual que está sucediendo con la de su hija Tamara Falcó
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El viernes de la semana que viene comienzan las celebraciones previas a la gran boda de Tamara Falcó e Iñigo Onieva. Al día siguiente, 8 de julio, la pareja se unirá en matrimonio en una ceremonia religiosa en la capilla de El Rincón, palacio herencia de su padre, el marqués de Griñón, quien también organizó allí su boda civil con Esther Doña. El enlace permitirá a la aristócrata cumplir su sueño y cerrar, al fin, un capítulo de su vida donde las complicaciones prematrimoniales han sido el pan de cada día. Unas historias más o menos agridulces que se solventaron con final feliz en el episodio de la reconciliación.
Sin embargo, no ha sido la primera vez que el clan Preysler experimenta complicaciones en sus bodas. En los tres enlaces de Isabel Preysler también se dieron determinadas circunstancias que las hicieron diferentes y poco convencionales. La diferencia con su hija es que en aquellos tiempos no existían las redes sociales, esa herramienta que nos hace informar al segundo de lo que sucede en la intimidad afectiva de los protagonistas. Aun así, con el tiempo se supo que el matrimonio de la socialité de origen filipino tuvo unos condicionamientos sociales importantes.
A finales del siglo pasado, el 'qué dirán' tenía gran influencia en la vida afectiva en parejas jóvenes como la de Isabel Preysler y Julio Iglesias; especialmente cuando un embarazo no esperado marcaba las relaciones familiares. Eran problemas que se solucionaban con bodas rápidas. Ser madre soltera no era una opción. Dos años después de la llegada de la joven filipina a Madrid y ocho meses del primer encuentro de ambos, los novios se casaban el 20 de enero de 1971 en el complejo hotelero con capilla incluida del empresario y restaurador José Luis Solaguren en Illescas, Toledo.
Como aparece en la biografía “Reina de Corazones” (Ediciones B), el drama en casa del cantante fue tremendo. La madre, Charo de la Cueva, no hacía más que rezar y el doctor Iglesias, con menor preocupación que su mujer, intentaba buscar salidas que no había. No obstante, el exfutbolista sí estaba dispuesto a casarse. Por otro lado, en Manila la noticia tampoco fue bien recibida. La madre de Isabel viajó a Madrid para acompañar a su hija, que tuvo por padrino a su tío José María.
En una entrevista, ella misma confirmaba que efectivamente se había casado cuando Chábeli ya estaba en camino. Y llegó a explicar que si hubiera sido por ella, no lo habría hecho. “Fui la novia más triste, llorando casi toda la ceremonia. Hasta el sacerdote estaba sorprendido”, confesó en su momento.
Por ello, el 21 de julio de 1978, y con tres hijos en común (Chábeli, Julio José y Enrique), la pareja anunciaba su separación en una nota redactada por Alfredo Fraile. Siete años después de esa primera ruptura, Isabel Preysler, a sus 29 años, repetía el comunicado que se publicaba el 14 de julio de 1985 también en la revista '¡Hola!'. Esa vez, firmado por el marqués de Griñón, su segundo marido.
Los padres de Tamara se habían casado el 23 de marzo de 1980 en una ceremonia íntima en la ermita de la finca Casa de Vacas, ya que ambos eran solteros tras anular sus matrimonios anteriores. En esta ocasión, sí estuvo presente el padre de la socialité filipina. Además, Los del Río interpretaron la misa rociera. El caché de los artistas lo pagó Fernando Falcó, marqués de Cubas, como regalo a los novios. Y como anécdota a señalar, el sacerdote tuvo que esperar tres cuartos de hora a la novia.
Este matrimonio duró oficialmente hasta 1985. En agosto de ese mismo año, Miguel Boyer se trasladaba definitivamente al chalet familiar de Isabel Preysler en la colonia de El Viso. La revista 'Tiempo' ya había adelantado una portada en la que aparecían ambos dos en la discoteca Joy Eslava, en el transcurso de una fiesta en la que Griñón recibía un premio. Una foto de los dos saludándose con un beso bajo el titular "A Boyer le tocó la china". Este reportaje le costó a Julián Lago, director del medio, que desapareciera la publicidad institucional del Ministerio de Economía y Hacienda, del que era cabeza visible el que se convertiría en tercer marido de Preysler.
La boda con Miguel Boyer el 2 de enero de 1988 tampoco siguió las pautas tradicionales. El expolítico, de 49 años, era en ese momento presidente del Banco Exterior de España y había dejado su puesto de vicepresidente del Gobierno de Felipe González y la cartera ministerial. No obstante, seguía manejando los hilos del poder o, mejor dicho, sus amistades, que podían facilitarle la vida para abrir el registro civil de la calle Pradillo de Madrid en un día festivo.
Unos días antes la pareja se había entrevistado con el juez José María Ferrer de la Fuente para informarle de la excepcionalidad del acto y pedir garantías para el secreto. Este contaba días después a la revista 'Tiempo' sus impresiones: “Me enteré dos días antes de que iba a ser yo quien les casara. Desde altas instancias nos recomendaron discreción absoluta. El motivo que alegaron era que la noticia podía provocar una alteración del orden público y de ahí la petición de la pareja”.
El viernes de la semana que viene comienzan las celebraciones previas a la gran boda de Tamara Falcó e Iñigo Onieva. Al día siguiente, 8 de julio, la pareja se unirá en matrimonio en una ceremonia religiosa en la capilla de El Rincón, palacio herencia de su padre, el marqués de Griñón, quien también organizó allí su boda civil con Esther Doña. El enlace permitirá a la aristócrata cumplir su sueño y cerrar, al fin, un capítulo de su vida donde las complicaciones prematrimoniales han sido el pan de cada día. Unas historias más o menos agridulces que se solventaron con final feliz en el episodio de la reconciliación.
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