El marido de Esperanza Aguirre, inmerso en una polémica por el cierre de un colegio histórico

Fernando Ramírez de Haro y Valdés, conde de Bornos, es economista. Se casó con Esperanza Aguire en 1974 y son padres de dos hijos: Fernando, marqués de Villanueva de Duero, y Álvaro, conde de Villariezo. Los dos están casados y les han hecho abuelos. Durante toda su vida, el conde de Bornos se ha dedicado a gestionar el patrimonio familiar, especialmente el agropecuario. También ejerce como presidente del exclusivo Club Puerta de Hierro de Madrid. Pero ninguna de esas cosas le ha llevado a protagonizar esta noticia.

El noble ha tenido que ver cómo numerosos carteles con su cara empapelaban el barrio de Malasaña, acusándole de ser el responsable del cierre del Colegio Sagrada Concepción de Madrid tras 372 años impartiendo clases. La expresidenta de la Comunidad de Madrid y su marido también viven en Malasaña, concretamente en un palacete situado en la calle Jesús del Valle, por lo que los carteles no les han pasado desapercibidos.

Ramírez de Haro es el hermano mayor de la Santa Pontificia y Real Hermandad del Refugio y Piedad, una asociación estrechamente vinculada a la nobleza y a la realeza que se dedica a ayudar a los más desfavorecidos a través de un comedor social, un colegio y otras iniciativas.

De hecho, desde su fundación en 1615 todos los monarcas han sido hermanos, que es como se denomina a sus miembros, incluidos los reyes eméritos Juan Carlos I y la reina Sofía, el rey Felipe VI y Letizia. El rey Alfonso XII y su esposa María Cristina de Habsburgo fueron los encargados de poner la primera piedra del refugio, y el rey Alfonso XIII fue el primer rey miembro. Entre los hermanos más conocidos de esta entidad figuran Calderón de la Barca, el Conde Duque de Olivares o Antonio Maura. La mayor parte de sus miembros forman parte de la nobleza como Pedro de Borbón-Dos Sicilias, duque de Calabria; apellidos como Roca de Togores, Martínez de Irujo, Domecq, Benjumea, Sáinz de Vicuña o Patiño figuran en sus archivos como hermanos.

Fernando Ramírez de Haro ha declinado hacer declaraciones sobre esta polémica, pero desde el entorno del marido de Esperanza Aguirre afirman que "está tranquilo a pesar de que es una situación muy incómoda. Lo asume porque es una persona conocida y a veces se personalizan en él ciertos asuntos". Vanitatis se ha puesto en contacto con el gerente de la hermandad, Raúl Mayoral, para aclarar la polémica a la que se enfrenta el conde de Bornos.

¿Una promesa incumplida?

El colegio Purísima Concepción tenía 236 alumnos y 30 profesores, que el último día de clase se despedían entre sollozos y abrazos. El centro educativo, concertado y con precios muy asequibles para que pudieran acceder a él familias con pocos recursos económicos, dependía de la hermandad de la que Ramírez de Haro es hermano mayor. La misma hermandad gestiona un comedor social a pocos metros y la iglesia de los Alemanes.

Los padres de los alumnos afirman sentirse engañados ante el cierre del colegio ya que afirman haber recibido de Ramírez de Haro una carta el pasado 23 de diciembre prometiéndoles que el colegio estaría abierto un año más. La realidad del asunto según Raúl Mayoral es que se produjo una reunión con los padres y se les ofreció la posibilidad de trasladar a los alumnos a un centro educativo que no fue de su agrado, por lo que hubo que replantear la situación. Ramírez de Haro pensó que no daría tiempo a buscar otro colegio, pero "la Junta de Gobierno votó en contra de prorrogar un año más la actividad docente, así que se buscó un segundo colegio donde se han reubicado 187 alumnos", explica el gerente.

De hecho, la hermandad se hará cargo del pago de los nuevos uniformes de los alumnos y de parte del material escolar. "Nos parece un gran logro que los alumnos puedan continuar estudiando juntos y la hermandad, por supuesto, continuará vinculada con ellos ayudándoles y visitándoles en su nuevo colegio en festividades y fechas especiales", afirma Raúl Mayoral. También defiende que, para los miembros de la hermandad, también ha sido duro tener que tomar la decisión del cierre del colegio. El único punto caliente en la actualidad es la negociación con los profesores, a los que se ha tenido que realizar un ERE. Se está intentando reubicarles en el colegio Santa Isabel. "Nosotros lo hemos recomendado", afirma, pero previamente tienen que extinguir el contrato con la hermandad. De no llegar a un acuerdo acudirán a los tribunales.

Para tomar la decisión de cerrar el colegio, la hermandad de la que Ramírez de Haro es hermano mayor se basa en el déficit económico que produce el mantenimiento del edificio del siglo XVIII (entre 40.000 y 50.000 euros al año), y el hecho de que la estructura del edificio no cuenta con las condiciones de seguridad necesarias. Al ser un Bien de Interés Cultural no se pueden ejercer trabajos de adecuación y no cumple con ciertos requisitos indispensables para ser un centro educativo. Los niños no cuentan con un patio al aire libre para el recreo (tienen que subir a una azotea para disfrutar del mismo), tampoco instalaciones deportivas, y la biblioteca y el laboratorio no tienen las medidas que exige la legislación vigente. Pero lo peor de todo es que un informe advierte de que una eventual evacuación sería muy complicada.

Algunas voces del barrio de Malasaña afirman que desde la hermandad se estaría llegando a un acuerdo con una universidad privada para vender el edificio, extremo que Raúl Mayoral niega en rotundo. "Se va a ampliar el comedor social que gestiona la hermandad con lo que hasta ahora era el comedor del colegio y las cocinas", explica el gerente. No es la primera vez que la Hermandad del Refugio se ve inmersa en una ‘polémica urbanística’. Ya cerró su residencia de ancianos en 2016 alegando pérdidas de 1,4 millones de euros y la necesidad de mantener la viabilidad para poder seguir alimentando el comedor social y el colegio. Al poco tiempo se vendió el edificio y se construyó un hotel.

De momento, de poco han servido las manifestaciones, concentraciones, pega de carteles e incluso petición de firmas en plataformas especializadas. El colegio Purísima Concepción cerró cuando los últimos alumnos salieron por sus puertas el 22 de julio, diciendo adiós a 372 años de historia y a un ejemplo de convivencia que le valió en 2002 una medalla de ámbito nacional reconociendo su labor de educación e integración por contar con alumnos de veinte nacionalidades diferentes. De momento, parte del edificio servirá para ampliar el comedor social que mantiene la hermandad continuando con su labor de ayuda a los más desfavorecidos.