Pilar Medina Sidonia, muy dura con la viuda de su madre, la 'duquesa roja': "Tiene que devolver el dinero"

El miércoles por la tarde, y recién llegada de París, a donde viajó por temas profesionales, Pilar González de Gregorio se enteraba por su abogada de la condena a la viuda de su madre. “Me llamó y me dio la información. La condena es mucho menor de lo que pedía el fiscal”, explica en exclusiva para Vanitatis.

La 'duquesa roja' contrajo matrimonio en 2008 ‘in articulo mortis’ con Liliane Dahlmann, quien había sido durante años su mano derecha. Desde esa fecha se convertía en heredera universal y presidenta vitalicia de la Fundación Medina Sidonia, que juntas pusieron en marcha y que controlaba la práctica totalidad del caudal hereditario que dejó Luisa Isabel. Los hijos de la duquesa pleitearon durante años por las presuntas ilegalidades que consideraban que había cometido la mujer de su madre y lucharon por la parte legítima que les correspondía de la herencia.

Ese no era el único frente abierto, ya que existía otra reclamación interpuesta por el primogénito de la duquesa, Leoncio González de Gregorio y Álvarez de Toledo, al acusar a la viuda de apropiación indebida de un dinero que estaba depositado en una cuenta de un banco de Londres. El 'Diario de Cádiz' informa de que la cantidad ascendía a 278.678,32 euros más los intereses.

Liliane Dahlmann aseguraba que ese dinero pertenecía a una cuenta de titularidad compartida con la fallecida y, por lo tanto, de su propiedad también. La justicia ha demostrado lo contrario y en la sentencia dictada por la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Cádiz, hecha pública esta semana, se la considera “autora responsable de un delito de apropiación indebida” y se la condena a seis meses de cárcel, inhabilitación para el derecho al sufragio pasivo durante ese tiempo y tres meses de multa. El fallo se puede recurrir y es probable que lo hagan.

Pilar González de Gregorio, hija de la duquesa fallecida y que ha tenido que pleitear por sus derechos, aclara la situación legal que también la afecta a ella. “De ese dinero me corresponde una parte. La misma proporción que con el resto de patrimonio. Por este dinero yo ya he pagado mis impuestos. A la muerte de mi madre ese dinero desapareció. Quiero dejar claro que esas cuentas que tenía mi madre en Inglaterra estaban declaradas. Mi hermano lo que ha hecho es reclamar como heredero principal la gran parte que le corresponde, pero yo tengo también mi parte. Ella lo tiene que devolver”, confiesa.

La historia comienza cuando fallece la duquesa y ese dinero desaparece. “Sabíamos que existía al hacer el inventario. Había un cuaderno particional y se adjudicaba a cada heredero parte de ese dinero. La viuda de mi madre, que tenía firma, se lo lleva. Cuando una persona muere, el dinero tiene que ir a la herencia, no se puede decir 'me lo quedo porque puedo'. Todos esos procedimientos no son fáciles. Las leyes inglesas no son las españolas. Aquí hay una legítima, un testamento que cumplir y ella no puede disponer de un dinero que no es suyo. Es una apropiación indebida, por no decir otra cosa más fuerte”, relata Pilar. Una vez que se haga efectiva la cantidad, González de Gregorio recibirá su parte proporcional, que ya estaba adjudicada, pero que había desaparecido.

El 7 de marzo de 2008, la aristócrata falleció en su residencia, el palacio ducal de Medina Sidonia, que pertenece a la fundación y donde vive en la actualidad la viuda. Allí se encuentra el archivo más importante de Europa, cuyo mantenimiento preocupa a Pilar González de Gregorio. “Esta señora lo está manejando y es un patrimonio de todos los españoles. Hubo también una venta simulada de los terrenos de Atlanterra. Mi madre le vende a Liliane dos terrenos y una casa en la playa de los alemanes que no paga. El juez ya lo ha deshecho y en la Audiencia se ratificó porque no podía acreditar esa compra. Mi pregunta es la siguiente: 'A esta señora, que es la presidenta de la fundación y maneja un patrimonio muy sensible, ¿quién la vigila?'. Y ahí lo dejo. La Junta de Andalucía tiene la obligación de proteger este Bien de Interés Cultural”, sentencia.