La inversión más rara de José María Aznar Jr: uno de los colegios de moda

El pasado fin de semana, la trágica muerte de Fernando Gómez-Acebo concitó a buena parte de sus amigos en el tanatorio de La Paz, en Tres Cantos. Junto a su familia más cercana, visiblemente emocionada, se reunieron también amigos y conocidos de los hijos de la infanta Pilar en un intento por arroparles en estos momentos tan tristes. Uno de los primeros en llegar fue José María Aznar júnior, el primogénito del expresidente y la exalcaldesa de Madrid. Desafiando al frío que aquel día asolaba Madrid, Aznar Jr. entró en el tanatorio sorteando periodistas y acompañado por su mujer y uno de sus hijos.

El hijo mayor del expresidente es un inversor discreto que está más acostumbrado a aparecer en la prensa económica que en la rosa. Aznar Botella es licenciado en Administración y Dirección de Empresas por el Colegio de Estudios Financieros (CUNEF). Tras terminar sus estudios, comenzó a trabajar como analista en distintas empresas en Nueva York. En 2010 decidió regresar a España y emplazar aquí sus negocios. En 2014 se casó con Mónica Abascal Ruano, con la que tiene tres hijos y que durante un tiempo se dedicó al diseño de bolsos.

Con el tiempo, Aznar Jr. se ha perfilado como financiero e inversor en múltiples campos. A grandes rasgos, lleva a cabo su actividad a través de firmas como Poniente Capital (asesor a grandes fondos), Portik Property Management (el mayor administrador de fincas en España y Portugal) o Poniente Energy (sector renovables). También ha invertido en el negocio de su cuñado, la Fórmula E, liderando la adquisición del Maserati MSG Racing. No siempre ha tenido suerte. El pasado mes de diciembre, Aznar vio como Grey Hounders, una óptica online en la que había invertido, entraba en concurso de acreedores. Constituida en 2018, se creó con la pretensión de ser una alternativa low cost que ofrecía gafas graduadas a 29 euros.

De todas sus inversiones, la más rara, si se puede decir así, es la que le vincula desde hace un par de años a una de las escuelas británicas de moda en Madrid, la Dallington School, un colegio de la zona del parque de Conde Orgaz que sigue las máximas de la educación británica y que en muy poco tiempo se ha convertido en uno de los más demandados por las élites. La escuela fue fundada en 2015 por Paola y María Recio Zapata, herederas de una conocida saga inmobiliaria de nuestro país.

Ambas son nietas de Pedro Zapata Cascales, fundador de la empresa inmobiliaria Nuevo Mundo y Baluarte. Sus hijos, Pedro y Concepción Zapata Gil, siguieron el testigo centrándose sobre todo en el residencial de lujo, pero en 2012 tuvieron que declarar el concurso de acreedores debido a la crisis económica. La actividad promotora de viviendas se contrayó a un ritmo muy acelerado, mientras los bancos cerraban el grifo de la financiación, lo que la empresa no pudo superar. La última joya del imperio Baluarte salió a subasta en 2017.

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Los hijos de Carmen Zapata han llevado sus carreras profesionales por otros derroteros. Alfonso Recio Zapata es consejero delegado de Urbar Ingenieros desde 2021, y sus hermanas, María y Paola, son ambas profesoras y psicólogas. Fruto de su experiencia como profesionales, pero también de sus propias vivencias como alumnas en colegios españoles, franceses e ingleses, surgió Dallington School. "Si cumplían su sueño de emprender en educación, su colegio tenía que ser británico, y tenía que ser diferente. Paola se enamoró del sistema trabajando como docente en Reino Unido mientras que María veía, como psicóloga clínica, demasiados niños con un enorme potencial, pero 'machacados' o aburridos en un sistema educativo rígido, desfasado y poco adaptado a las necesidades de los alumnos", explicaron en un reportaje publicado por 'ABC'.

Las hermanas fundaron el colegio en el curso 2015-16 con 60 alumnos y desde entonces no han hecho más que crecer. En sus distintos campus desarrollan el modelo inglés de enseñanza, que se caracteriza por adaptarse al perfil de cada estudiante y por dar a todas las materias la misma importancia.

"Es un amigo de la infancia"

"Jose María es un socio pasivo inversor de Dallington School, sí. Jose es un buen amigo de la infancia, y gracias a él y a otros amigos y familiares que nos ayudaron en nuestros inicios hace diez años, pudimos abrir el colegio mi hermana y yo", explica a Vanitatis María Recio.

José María Aznar Botella cuenta con un 2,5% del capital del colegio y su perfil es el de un socio capitalista, junto a otros inversores como Almudena Martorell (presidenta de la Fundación A La Par) o Verónica Chanrai, socia de Huete & Co. En el curso 2021, el importe neto de la cifra de negocio del colegio ascendió a los 3.721.000 euros, y ya emplea a cerca de 60 personas.