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Allende Blanco, hija de Sergio y Estíbaliz: "Las comparaciones con mi tía, Amaya Uranga, están perdidas de antemano. Es una diosa"
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ENTREVISTA

Allende Blanco, hija de Sergio y Estíbaliz: "Las comparaciones con mi tía, Amaya Uranga, están perdidas de antemano. Es una diosa"

Actriz y cantante, esta artista multidisciplinar acompaña al grupo El Consorcio en algunos de sus conciertos. Vanitatis ha hablado con ella sobre su pasado, su futuro y su presente

Foto: Allende Blanco Uranga. (Cortesía/Gemma Escribano)
Allende Blanco Uranga. (Cortesía/Gemma Escribano)

Los conciertos de El Consorcio en el último año han contado con una integrante especial. Así presentaba Iñaki Uranga a su sobrina en una de las últimas citas, en Madrid: "No viene a sustituir a Amaya, porque Amaya es insustituible". Allende Blanco Uranga es la hija de Sergio y Estíbaliz y apoya al grupo cuando su tía, Amaya Uranga, no puede subirse al escenario.

Pero no ha irrumpido en el panorama musical para que la mítica voz de la cantante se olvide, todo lo contrario: "Las comparaciones con mi tía están perdidas de antemano. Es una diosa", nos cuenta en una entrevista en la que Vanitatis ha podido conocerla un poco más.

Allende es actriz y cantante. Pero también abogada, una faceta que no ha abandonado por el arte, que mamó desde pequeña. No podía ser de otra forma siendo hija y sobrina de quién es. Pero el camino lo ha labrado ella solita, empeñada, al menos hasta ahora, en separar el apellido Uranga de su carrera. Ahora, no solo se está dando cuenta de que es muy difícil, sino que tampoco es necesario.

placeholder Allende Blanco Uranga, en una imagen de su photobook. (Cortesía/Gemma Escribano)
Allende Blanco Uranga, en una imagen de su photobook. (Cortesía/Gemma Escribano)

En su currículum se encuentran varias producciones musicales, entre ellas 'Billy Elliot' o 'Matilda', por la que recibió dos premios. También 'El silencio de la ciudad blanca', de Daniel Calparsoro, o 'Abracadabra', de Pablo Berger. Tiene un deseo, trabajar más en cine y televisión. Y un recuerdo permanente, el de su padre, Sergio Blanco, a quien perdió hace casi diez años.

Siendo sobrina de Amaya, de Izaskun, de Iñaki Uranga e hija de Sergio y Estíbaliz, ¿tenías otra opción?

No solo tenía otra opción, sino que hice grandes esfuerzos para buscar mi propio camino e incluso al margen de la música. De hecho yo estudié Derecho y Ciencias Políticas. Luego hice un máster en propiedad intelectual y estuve trabajando en un despacho de abogados en una multinacional. O sea, que opciones había un montón.

Vamos, que te esmeraste por seguir otro camino.

Me esforcé, estudié mucho. Lo que pasa es que llegó un momento en el que, por un toque de salud que me dio un médico -que no es nada grave- me di cuenta de que quería hacer algo diferente. Yo siempre he tenido grupos de música, incluso tenía uno con el que gané un premio para bandas emergentes en el Festimad de 2012. Lo que pasa es que mi ilusión siempre había sido ser actriz. Cantar siempre lo había hecho, pero actuar era algo que me fascinaba más.

Y entonces, cuando dejé el trabajo ese año, me di la oportunidad de empezar a estudiar interpretación y empecé dando unas clases a la semana, poco a poco. Luego ya me metí de lleno, estudié una diplomatura y ahí sí que descubrí lo que sería mi pasión. Es verdad que la música me ha acompañado y me acompañará siempre, pero como los castings de teatro musical son los únicos castings abiertos al público, esa fue para mí la forma más rápida de poder entrar al mercado laboral del teatro. Y ahí se han juntado mis dos facetas favoritas, la música y la interpretación.

placeholder Allende Blanco Uranga. (Cortesía/Gemma Escribano)
Allende Blanco Uranga. (Cortesía/Gemma Escribano)

Creciste rodeada de música. ¿Cómo fue la infancia en casa de Sergio y Estíbaliz?

Ha sido una infancia muy feliz. Me gustaba mucho cuando ensayaban en casa. Y mi padre siempre estaba haciendo cosas en el estudio. También era escultor, así que o estaba con la música o estaba haciendo esculturas. Y sin embargo, no se ha escuchado mucha música suya en casa de mis padres. Se piensan que me sé todas las canciones y no. Yo he tenido que estudiar muchísimo para los conciertos de El Consorcio. Son un montón de temas y armonías muy diferentes.

Pero tanto mi hermana como yo hemos tenido una infancia feliz. Mis padres siempre nos han apoyado mucho en todas las pequeñas iniciativas artísticas que íbamos teniendo. Quizás cuando era adolescente sí me insistían más con el tema de estudiar porque a mí me habría apetecido bailar. Quería ir a los programas de televisión, montaba coreografías... Era como que enredaba mucho y me paraban un poco los pies.

¿Te intentaron disuadir en algún momento de seguir tu vocación artística?

A mí se me daban bien los estudios y no había ningún motivo para no aprovechar eso. Pero disuadirme, no. No sería justo decir eso. Sí que me apoyaban un montón cuando estudiaba. Es verdad que cuando quise dejar el trabajo, hubo un momento de pánico. Ellos para mí son padres antes que artistas y ellos como padres intentaron postergarlo. Pero siempre nos han apoyado, tanto a mi hermana como a mí.

¿Y cuándo das el paso de unirte a El Consorcio?

Estuvimos de gira en México en el mes de mayo porque mi tía no podía viajar. Me lo propusieron y al principio les dije que no. Yo siempre he querido que mi camino fuese mío y que todo lo que consiguiera tuviera que ver con mis esfuerzos. Obviamente no lo oculto, es algo de lo que estoy orgullosa. Por eso primero les dije que no, porque además yo estaba trabajando en un musical en ese momento. Pero luego, bien pensado… Me apetecía pasar ese tiempo con mi madre, era una oportunidad única, ya que en principio era algo excepcional, una cuestión puntual, porque mi tía, por motivos de salud, no podía ir. Después, aunque Amaya está bien, he hecho yo algunos conciertos más.

placeholder Allende, durante una actuación con El Consorcio en Guadalajara, México. (Cortesía/Ángel Cárdenas/Studio Shadow)
Allende, durante una actuación con El Consorcio en Guadalajara, México. (Cortesía/Ángel Cárdenas/Studio Shadow)

Tu tío Iñaki te presentó diciendo que no sustituías a Amaya porque es insustituible. ¿La sombra de Amaya Uranga es alargada? ¿Sientes más presión?

Lo hago con mucho amor. Me siento como en casa, estoy con mi madre, con mi tío, con los músicos que tenemos, que son fantásticos, bellísimas personas y profesionales. Lo hago con mucho amor y con mucho respeto. Si alguien me compara con mi tía, yo ya sé que son comparaciones perdidas de antemano, no me parece una comparación posible. Yo intento disfrutar cada concierto, poner toda mi voz, mi actitud y mi presencia para que el proyecto siga siendo lo que es. Mi tía es una diosa. El que quiera comparar, que compare, pero yo no me siento presionada.

Además de un grupo, lo que se ve en el escenario es una familia. ¿Eso facilita las cosas a la hora de unirte a ellos?

Ha facilitado la narrativa a la hora de ir a México o a la hora de de seguir cantando. Es una narrativa que tiene sentido y al final es nuestra historia. Para mi madre y mi tío también es ilusionante -creo que no me equivoco al hablar por ellos- que yo pueda compartir escenario con ellos. Mi madre con mi hermana sí ha compartido escenario más veces, pero conmigo hasta ahora no. Supongo que sí, porque nos conocemos y me siento en casa. La respuesta sencilla es que sí, las ha facilitado.

Se cumplen muy pronto diez años del fallecimiento de tu padre. ¿Qué es lo mejor que te dejó Sergio?

Mi padre nos dejó a todas cosas excepcionales porque era un ser excepcional. Me vas a hacer llorar, pero es bonito, porque son lágrimas buenas. El gran aprendizaje que tengo de él es que se puede ser bueno. Se puede intentar ser bueno con la gente y hacer las cosas con mucho corazón. Y también me quedo con que era muy, muy resiliente. Y también era muy tenaz y muy creativo. Pero es que es muy difícil para mí seleccionar una sola cosa… Es como un olor, como si tuviera la colonia puesta siempre, llevo conmigo un montón de cosas de él.

placeholder Sergio y Estíbaliz, padres de Allende, en 2011 en Madrid. (Gtres)
Sergio y Estíbaliz, padres de Allende, en 2011 en Madrid. (Gtres)

Al final, las canciones de El Consorcio forman parte de la vida de la gente, pasan de generación en generación.

Me gusta verlo. Como actriz, no ves las caras de la gente, pero ahora sí y está siendo muy bonito. Me avisaron de que en México iba a alucinar y así fue. La gente baila, hace videoconferencias con nosotros detrás. Es muy bonito ver lo que significa El Consorcio y se me está cayendo un poco la ficha… En ese esfuerzo de intentar separar y tener mi propio camino como actriz, había una parte que no estaba ‘metabolizando’ y esto está siendo una oportunidad para hacerlo.

¿Cuál es para ti el verdadero marcador del éxito?

Estar a gusto con uno mismo y con lo que haces y que el balance sea positivo. Yo estoy en ese camino. Tiene que haber un match entre lo que he hecho, lo que voy a conseguir, lo que quiero y lo que tengo. Yo creo que ese sería para mí, hoy por hoy, un poco el marcador.

¿Qué más da sentido a tu vida ahora mismo, aparte de tu trabajo y tu profesión?

Mi pareja. Soy muy feliz, somos felices. Es un apoyo importantísimo y un compañero de vida fantástico. Nos casaremos este año. Y la familia siempre es importante. Y también trabajo en un despacho de abogados por las mañanas. No es que dé sentido a mi vida, pero sí la estructura un poco. Y también da un poco de sentido a mi vida el seguir buscando mi camino como actriz, ilusionarme con posibles proyectos y que el arte siga siendo mi forma de vida.

¿Has estado alguna vez a punto de tirar la toalla o la has tirado y has dicho por aquí no?

Sí, yo vivo a rachas. La interpretación es mundo difícil y tiene un entorno laboral complicado. No sabes muy bien cuál es la causa de trabajar más o menos, no sabes qué pasos tienes que seguir para conseguir las cosas. Es como caminar por un colchón de agua, que parece que te vas a hundir. Así que claro, yo tengo rachas en las que pienso que lo voy a dejar o que debería dedicarme a otra cosa. Lo que pasa es que luego existe una lucha porque otra parte de mí que no quiere rendirse. Hay algo dentro de mí que está convencido de que es mi camino, porque si no, seguramente con todas las rachas y marejadas, ya lo habría dejado.

placeholder Allende Blanco Uranga. (Cortesía/Gemma Escribano)
Allende Blanco Uranga. (Cortesía/Gemma Escribano)

Entiendo que en tu carrera ha habido algún que otro “no”. ¿Los noes enriquecen, te hacen más fuerte para futuros castings?

Son rechazos que muchas veces no significa que no seas válido, simplemente que para el proyecto en concreto no cuadras o los responsables tienen otra cosa en la cabeza. Hasta ahora no me los he tomado muy a pecho. Con el tiempo me he dado cuenta de que, cuando empecé, mi energía todavía era como la de una abogada que canta bien. Luego sí he entendido que la energía también es muy importante.

Yo intento no pensar en los rechazos demasiado. Te resignas. Y creo que el problema es que, cuanto más profesionalizado estás, más explicaciones intentas encontrarle. Efectivamente, he tenido muchos noes, pero también he sido muy afortunada porque he trabajado mucho desde que empecé. Me considero de las afortunadas, a pesar de que siempre quisiera trabajar con más frecuencia.

¿También has tenido que decir no alguna vez? ¿A qué has tenido que renunciar para poder seguir tu propio camino?

Hay muchas renuncias. Tengo amigos a los que hace mucho tiempo que no veo con la frecuencia de antes. He compatibilizado la interpretación y la música con el despacho de abogados y llevo mucho tiempo trabajando de lunes a domingo. He renunciado a un estilo de vida normal.

¿Merece la pena?

Es una forma de vivir también y es que realmente lo que yo he vivido es así. Mis padres o estaban mucho tiempo en casa o mucho tiempo fuera. Es la vida que conozco. Mi chico es músico, también es bajista, toca con Los Toreros Muertos. Es la forma de vivir que me gusta.

¿Cuáles son esos pequeños placeres sin los que no podrías vivir?

Estar viendo una serie con mi pareja en casa. Todas las reuniones familiares que tenemos, a veces multitudinarias.

placeholder Allende Blanco Uranga, en una imagen de su photobook. (Cortesía/Gemma Escribano)
Allende Blanco Uranga, en una imagen de su photobook. (Cortesía/Gemma Escribano)

¿Eres seguidora de las tendencias de moda?

La verdad es que no. Me gustaría, eh, porque pienso que quizás me vestiría mejor. Pero no, la coquetería no me nace, no es una cosa natural. Pero sí te puedo contar algo con respecto a lo que me pongo en los conciertos. El pantalón que llevé en el segundo concierto de Madrid era de mi madre. Durante la gira, estoy reciclando muchos vestidos de mi madre, que se los había hecho ella misma. Algunos no me los tienen ni que arreglar.

Volviendo a la familia, en un programa de televisión, la actriz Susana Abaitua, que es prima segunda tuya -vuestras madres son primas hermanas-, bromeó contando que ella sí utilizaba el parentesco con Mocedades para los castings.

Sí, con toda naturalidad. A veces sí que pienso que me he obcecado mucho en que yo quiero conseguir lo mío, independientemente de quién es mi familia. Y creo que eso me ha condicionado más que haberlo dicho con tranquilidad. O sea, yo no me avergüenzo ni muchísimo menos, pero sí he intentado sacar la cabeza, descubrir quién era, lo que era capaz de hacer y mi creatividad. Y al final es irremediable. La gente siempre me va a comentar que me parezco a mi madre cantando. O a mi tía. Eso siempre está ahí. Y cuando la vi, pensé “qué desahogo poder decirlo tranquilamente”.

De hecho, Susana fue alguien que me inspiró mucho para ser actriz. Hicimos un viaje a El Salvador. Ella era bastante más joven que yo y muy lanzada. Me inspiró porque era una adolescente muy diferente a lo que yo había sido. Ella ya era actriz en aquel entonces y expresaba lo que le gustaba ser actriz. Eso me fascinó y me inspiró. De repente se abrió dentro de mí una compuerta con otra posibilidad. Y cuando ví el vídeo, dije “mira qué relax”. Ahora la gente me lo dice todo el rato, que lo tengo que decir más.

Los conciertos de El Consorcio en el último año han contado con una integrante especial. Así presentaba Iñaki Uranga a su sobrina en una de las últimas citas, en Madrid: "No viene a sustituir a Amaya, porque Amaya es insustituible". Allende Blanco Uranga es la hija de Sergio y Estíbaliz y apoya al grupo cuando su tía, Amaya Uranga, no puede subirse al escenario.

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