Cinco consejos para hacer granola en casa para el desayuno y que quede crujiente

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La granola casera es una opción deliciosa, económica y saludable para comenzar el día con energía. Con unos pocos ingredientes básicos y algunos trucos sencillos, puedes preparar tu propia mezcla de avena, frutos secos y miel, asegurándote de que quede irresistiblemente crujiente. Aquí te compartimos cinco consejos clave para que tu granola casera sea un éxito en textura y sabor.

La base de una buena granola es la avena, combinada con frutos secos, semillas y frutas deshidratadas. Para lograr un acabado crujiente, mezcla los ingredientes secos con una combinación de ingredientes húmedos como miel, jarabe de arce, aceite de coco o mantequilla de frutos secos. Este equilibrio asegura que los ingredientes se adhieran bien, creando esa textura dorada y quebradiza que tanto nos gusta.

El aceite es fundamental para conseguir una granola crujiente. Opta por aceites saludables como el de coco, de oliva suave o de aguacate. No solo ayudan a dorar la mezcla de manera uniforme, sino que también aportan un sabor más profundo. Usa aproximadamente 3 a 4 cucharadas por cada 3 tazas de avena.

Cuando coloques la granola en la bandeja para hornear, asegúrate de distribuirla en una capa uniforme. Esto permite que todos los ingredientes se cocinen al mismo ritmo. Si la granola está demasiado amontonada, podría quedar blanda en algunas zonas y crujiente en otras.

Para obtener una granola perfectamente dorada y crujiente, hornea a una temperatura entre 150°C y 170°C. El calor suave permite que los azúcares caramelicen sin quemarse. Remueve la mezcla cada 10 o 15 minutos para garantizar que todas las partes se tuesten de manera uniforme.

Uno de los pasos más importantes es dejar que la granola se enfríe por completo antes de almacenarla. Durante el enfriamiento, los ingredientes se endurecen y adquieren la textura crujiente deseada. Si la guardas aún caliente, puede liberar humedad y volverse blanda.