Melanie y Antonio muestran su nido de amor

Cuenta Antonio Banderas que antes de ser una estrella de Hollywood pasó muchas penurias económicas. Algo que atribuye a lo voluble de su profesión, que, al mismo tiempo, es lo que le da emoción al devenir de los días. A pesar de los duros momentos que acaban de pasar, el actor español más universal no ha dudado posar junto a su esposa, Melanie Griffith en su casa de Los ángeles para el próximo número de la revista Vogue.

 

Cuentan desde la publicación que el reportaje fue largo. A las 10 de la mañana (hora de Los Ángeles) un equipo compuesto por ocho personas acudió al domicilio familiar de los Banderas-Griffith, que aguantaron de forma paciente y con mucha amabilidad todo un día de cambios de vestuario y preguntas junto a una sesión fotográfica en alguno de los rincones de su casa, una vivienda que alberga cuadros de Tapiès, Picasso y Goya así como múltiples recuerdos de la Semana Santa de Málaga, una tradición a la que se aferra el protagonista de la saga de El Zorro y por la que Melanie también se encuentra interesada.

La casa de Antonio y Melanie no podía ser otra cosa que un nido de amor. Catorce años después de que dieran comienzo a su relación siguen tan unidos como entonces. No están enamorados, sino lo siguiente. Afirman en la publicación que esa pasión, ese amor que se muestran siempre en público, no sólo no es una fachada, sino que se aumenta en los momentos de hogar. Están constantemente pendientes el uno del otro, la admiración es mutua y la complicidad entre Antonio y Melanie, incuestionable. Dicen que con sólo mirarse a los ojos el uno al otro ya saben lo que están pensando.

Su relación, ahora consolidada no siempre estuvo así a ojos de los demás. Hubo momentos en los que ellos intentaban mantener una relación lo más normal que podían, aunque, le dicen a María Estévez, la colaboradora de Vogue en Los Ángeles, algunos medios de comunicación no siempre les ayudaron con la imagen que de ellos se proyectaba, aunque con el tiempo el actor ha conseguido capear el temporal y conseguir que la prensa respete su espacio.

Así, ha pasado de veranear rodeado de fotógrafos en su Málaga natal y haciendo alarde de una gran paciencia, a pasar el periodo estival en Marbella, el la finca que compró a los herederos de Encarna Sánchez sin ver un solo flash. Sin duda un duro equilibrio para un hombre reconocido en todo el planeta que consigue seguir siendo una estrella y no sufrir el acoso mediático como le sucedió en otra época. Pero ahora es diferente. Los Banderas-Griffith son una familia unida y con una vida todo lo tranquila que permiten los rodajes de las películas, los estrenos y los viajes de promoción.

Dicen desde Vogue que los hijos de la pareja no se encontraban junto a ellos en el momento de realizar el reportaje en la casa en la que residen en Los Ángeles. Tampoco se encontraba allí ningún miembro de la familia de Antonio, ni su madre ni su hermano, que se refugiaron junto a ellos en su residencia de Aspen durante una temporada tras el fallecimiento del padre de Antonio. Un duro golpe que el intérprete de Philadelphia aún está intentando superar (Ver noticia). Sin duda, lo que nunca le faltará es el apoyo incondicional de Melanie, la mujer de la que se confiesa profundamente enamorado tras doce años de feliz matrimonio a caballo entre España y Hollywood.

Imágenes cedidas por la revista Vogue España. Realización: Chicho Antolín. Supervisión: Belén Antolín. Coordinación: Irene Gómez.