¿Novia estresada? Así puedes controlar los nervios antes del gran día

Los días y semanas previos al enlace suelen ser de gran tensión, el gran día se acerca y todo tiene que resultar perfecto, por eso no es raro que los nervios de los novios estén a flor de piel, haciendo que no pueda disfrutar del todo de la experiencia que supone este gran día. Por eso, nada mejor que tomar algunas precauciones para evitar que los nervios sean demasiado y nos estropeen nuestro gran día.

Si la preocupación por encontrar el vestido de novia perfecto se acaba una vez que nos probamos el indicado, no todos los preparativos corren la misma suerte, eso sin contar todos esos imprevistos de última hora con los que conviene contar y que no podemos controlar, como que el día amanezca lluvioso, algo muy habitual en las bodas de otoño. Como novia prevenida vale por dos, mejor estar preparada para todo.

Una buena forma de tranquilizar tu mente es hacer una lista de tareas pendientes. Tener claro qué falta por solucionar hará que sea más sencillo enfrentarnos a lo que tenemos por delante. Además contaremos con la satisfacción de tachar o cambiar de lista lo que ya tengamos hecho. Una mente organizada es una mente más tranquila y de esta forma podrás ver cómo cumples metas de forma.

Por supuesto, la organización es clave, por eso tener claros los pequeños detalles pueden ayudarte a que tu mente deje de dar vueltas, por ejemplo, asegurarte de que el chofer que lleva a los novios a la iglesia conoce el camino, teniendo claro quién se encargará de colocar el velo de la novia o la cola del vestido durante la ceremonia… son estos pequeños detalles lo que, una vez que estén solucionados te ayudarán a dormir mejor.

Todas tenemos claro que no hay nadie mejor que una misma para hacerlo todo como deseamos, pero hay ocasiones en las que eso es imposible, por eso, tan importante como tener claro lo que queremos es ser conscientes de la importancia de confiar en los demás y delegar. Esta es precisamente la tarea de un buen wedding planner, ayudarnos a organizarlo todo tal y como queremos, pero quitándonos la presión de tener que hacerlo todo nosotros mismos.

Aunque hay momentos en los que parezca secundario, descansar tiene que ser una prioridad, sobre todo para evitar que el estrés al que nos enfrentamos sea demasiado. Dormir bien nos ayudará a estar más tranquilas al día siguiente, pero también a vernos bellas el día del enlace, por eso, si tenemos dificultades, no es mala idea aprender algunas técnicas de relajación o respiración que puedan ayudarnos.

Durante el tiempo que estemos preparando la boda, seguro que descubrimos que una buena forma de relajarnos es pensar en otras cosas, en esto el ejercicio físico puede ser nuestro mejor aliado. Acudir al gimnasio, salir a correr, practicar yoga… cualquier actividad que nos ayude a desconectar y también a liberar estrés. El deporte libera sustancias que nos hacen sentir más felices y además nos ayudará a dormir mejor.

El mismo día de la boda también es habitual sentirnos nerviosas, es el momento de la verdad y todo tiene que resultar perfecto. Es en este instante cuando agradeces las pruebas previas de peluquería y maquillaje, porque no hay sorpresas, sabes que te favorece el look escogido, no dudes en ponerte música, encender unas velas y disfrutar del momento.

Muchas novias dedican el día anterior o las horas previas a hacerse algunos tratamientos de belleza, para que su piel se vea más bonita, pero también son estupendos para relajarnos. Dejar que nos mimen y nos cuiden es una estupenda forma de celebrar este día, eso sí, no uses productos por primera vez, puesto que te arriesgas a que produzcan alergias inesperadas. Algo similar sucede con la cena del día previo o el desayuno, no comas cosas nuevas o demasiado fuertes, para evitar que puedan sentarte mal en un momento en el que no es raro que los nervios nos afecten al estómago.

Evita las bebidas con cafeína si esta te pone nerviosa y, en las horas previas, rodéate de gente que te ayude a mantenerte calmada, que te aporte seguridad y tranquilidad, no es el momento de dejar que la habitación en la que te vas a arreglar para tu gran día sea un hervidero de gente y de nervios.

Respira hondo, disfruta el momento, no esperes que todo salga perfecto y, sobre todo, comparte con tu pareja tus sentimientos y emociones, no por nada os habéis escogido para compartir el resto de vuestras vidas, seguro que su presencia y consejo te ayuda a recuperar el equilibrio que has perdido de forma momentánea y a relativizar lo que parecían problemas insalvables.