La boda de Silvia en una bodega familiar de La Rioja y su original vestido de novia

Madrid es cómplice de cientos de romances. Entre sus calles se sucede un flechazo tras otro. El de Silvia y Paco fue uno de tantos. "Los dos somos farmacéuticos, Paco es de Ciudad Real y yo de Logroño. Nos conocimos trabajando en la industria farmacéutica en Madrid, donde vivimos hasta que el año pasado nos vinimos a Logroño", cuenta nuestra novia protagonista del día.

Cuatro años después de que sus caminos se cruzasen en la capital, el manchego le lanzó a Silvia la gran pregunta. "Me pidió la mano en Menorca a mediados de mayo de 2022", detalla. La pareja, comprometida en matrimonio, se puso entonces a organizar su boda.

Sería en La Rioja, la provincia que vio nacer a Silvia, y lo harían ayudados por la wedding planner Rossi Landazuri. Los farmacéuticos fijaron como fecha el 2 de septiembre de 2023 y el lugar para la celebración, la bodega familiar que el padre de la novia posee en el municipio de Albelda de Iregua. Antes, la ceremonia religiosa en la ermita de Santa María de Bueyo.

Con la boda armada, Silvia podía dedicar todo su tiempo y esfuerzo a encontrar a quien diseñaría el traje de su vida. La respuesta estaba en el taller de Marcela Mansergas, uno de los más solicitados de Madrid.

"No tenía una idea clara, pero la verdad es que Marcela me ayudó muchísimo. Llevé una selección de 15 fotos donde ninguna tenía que ver nada con la otra, pero todas respiraban un estilo en común, según me dijo Mansergas. ¿El común denominador? Vestidos atemporales con volumen. Yo quería algo sencillo, pero que a la vez fuera especial y que sorprendiera".

Dejando vía libre a la diseñadora y confiando en ella, en su creatividad y expertise, Silvia consiguió su objetivo: un vestido de novia muy original. De esa selección de 15 trajes, "ella empezó a dibujar el boceto sobre la marcha, me envió varias opciones y sobre esa elegí".

Conformado por dos prendas, un vestido de novia satinado con el cuello halter, espalda descubierta y detalles joya, y un cuerpo asimétrico con un volante fruncido y estructurado, Silvia derrochó personalidad el día de su boda.

En cuanto a los tejidos, "tenía claro que no quería que fuera un vestido blanco y quería un satén, así que sobre eso, Marcela Mansergas empezó a construir. El vestido en sí era un vestido sencillo con cuello halter al que añadimos pedrería y que presentaba una espalda abierta muy especial, acabada con botón joya. Para la cola y la sobrecapa con volante elegimos una organza para que rompiera también con el satén". El efecto fue tan único como especial.

Clara estrella de la boda, los accesorios pusieron el broche sin robarle protagonismo al traje de Mansergas. A sus pies, unas sandalias de Lodi Novias, el modelo Waride-te. Parte de la colección nupcial, están revestidas con un tejido metalizado de color dorado y destellos plata. Con tiras entrelazadas sobre el empeine, un tacón fino de más de diez centímetros y cierre mediante doble hebilla con pulsera al tobillo, las sandalias de Silvia cuestan 155 euros.

Como joyas, tres: "Llevé el anillo de pedida, un anillo antiguo de mi madre y unos pendientes trepadores de Suárez".

Prescindiendo del velo, solo le faltaba escoger el ramo para dar carpetazo a los complementos. "Soy una loca de las hortensias, así que tenía claro que quería esas flores desde el principio. Cuando fuimos viendo el desarrollo del vestido, Marcela Mansergas me comentó que la mejor idea es que fuera un ramo sencillo, monocolor. Así que llevé un ramo de hortensias blancas", atado con un lazo de terciopelo con la fecha grabada.

Para la puesta a punto, Silvia montó el centro de operación en la casa de sus padres. "Me maquilló Hermosilla Estetecistas y me peinó Esgo Estilistas, de aquí, de Logroño. Me arreglé en mi casa de toda la vida y a la ceremonia me acompañó mi padre".

A lo que añade: "El momento de estar en casa preparándome con mis padres, mi hermano y mi sobrina fue muy especial. Es verdad que la gente siempre te dice que no sabes lo que disfrutas hasta que llega y así es".

Una vez que Silvia y su padre entraron en la ermita, Silvia recuerda "ver la cara de Paco al entrar yo a la Iglesia, es un recuerdo que me quedo para siempre".

Aunque no estaba prevista, la lluvia formó parte de la boda de la pareja y cambió parte de la organización. "Desde un inicio íbamos a celebrar la boda en una finca familiar, nos hacía mucha ilusión porque nunca antes se había celebrado nada allí. Es una finca donde está el antiguo convento de los Escolapios, en Albelda de Iregua, y el trabajo que se hizo para habilitarla para ese día fue increíble. Una semana antes empezamos a ver que venía una DANA y el martes tuvimos que dar la vuelta a todo el plan, ya que la idea inicial en la finca era todo al aire libre. Un año planeando el montaje en ese espacio para, en el último momento, tener que dar la vuelta a todo y crear un plan B en 3 días". Silvia habla de las Bodegas Vinícola Real - 200 Monges.

A modo de anécdota en la ceremonia religiosa, "me hizo mucha gracia una frase del cura que vivió con nosotros toda la semana la angustia de que lloviera, y cuando entré, le dijo a paco: 'Para qué quieres que salga el sol, si ya lo tienes aquí'".

"Creemos que ha sido el día que más ha llovido en La Rioja en 2023, y aun así fue espectacular. Lo celebramos finalmente en la bodega de mi padre, donde yo trabajo actualmente. Es cierto que al principio lo descartamos precisamente por eso, porque yo quería cambiar de sitio, ya que estoy ahí todos los días, pero parece que el destino nos quiso decir algo y a día de hoy pensamos que fue un acierto tremendo y no pudo estar mejor. Todo el mundo nos decía que si este era el plan B, no querían ni imaginarse el A. Todo esto no hubiera sido posible sin la ayuda de Rossi, por supuesto", explica la novia.

Echando la mirada atrás y haciendo balance, la farmacéutica dice: "Volveríamos a casarnos una y otra vez. No nos importó nada la lluvia, tener ahí a toda nuestra familia y amigos acompañándonos fue un regalo. Desde la ceremonia, muy íntima y especial, hasta la celebración repleta de sorpresas. Ver todo el trabajo de un año reflejado y cómo la gente disfrutó para nosotros ha sido lo más importante".

Como recién casados y ya en la bodega familiar, "la entrada al comedor fue inolvidable, nosotros íbamos paseando por los calados de la bodega para entrar por sorpresa y no parábamos de oír a la gente cantar, muy muy animados".

De la celebración, "el catering fue espectacular, la decoración cuidadísima, una mesa de 46 metros en el calado de la bodega llena de velas y flores, que cuando la vi aún recuerdo que me quedé alucinada, parecía una enorme mesa de Navidad".

Era el momento de dar el pistoletazo de salida a la fiesta. "Repartimos botas de vino con el sello de la invitación y después de comer, una charanga entró en el calado para sacarnos a la zona de la fiesta, fue un acierto total".

Silvia y Paco abrieron el baile con 'Todo se transforma', de Jorge Drexler. "No lo tuvimos claro hasta esa semana, pero el hecho de que hablara de La Rioja y La Mancha nos resultó especial. Además, una semana antes de la boda, cuando nos estábamos planteando ponerla, justo vimos una película y era la banda sonora, así que lo tomamos como una señal".

Terminamos la boda de Silvia con su consejo para futuras novias. "Da igual que llueva, nieve o truene, es tu día y se pasa rapidísimo, así que, aunque suene a tópico, que disfruten. Que ríen, lloren, bailen sin importarles nada, porque ahí está toda la gente que quieren solo por y para ellos y rara vez volverán a estar todos juntos".